Justicia de Córdoba
18/08/2022 | 12:06 | Ahora se conoce que el 6 de junio fueron cuatro los bebés que se descompensaron. Dos murieron y los otros dos resultaron con graves secuelas. Los antecedentes de los nuevos directores.
Redacción Cadena 3
Juan Federico
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Más casos por el Neonatal
Fue una noche demasiado larga la que se inició aquel domingo 5 de junio. Ludmila había llegado a pie junto a su madre, con un embarazo a término al Hospital Neonatal de la ciudad de Córdoba. Tras aguardar, los médicos la revisaron y le dijeron que se volviera a su casa, que aún no tenía la dilatación suficiente para dar a luz.
No tenía más dinero en los bolsillos. Se quedó afuera, sentada en el estacionamiento, retorcida de dolor, hasta que llegó el momento. Una beba sana nació por parto natural a las 4.58 de la madrugada del lunes 6.
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La madre recuerda que una enfermera le aplicó tres pinchazos. Supuso que eran los tres indicados: en el muslo, la vacuna contra la hepatitis B y la vitamina K; y en el brazo derecho la vacuna BCG. Las dosis, cuenta, ya estaban preparadas.
"Después de eso, mi hija se durmió en mis brazos. No tomó más teta ni nada", agrega Ludmila antes de pasar al momento en el que todo fue espanto.
En su misma pieza estaba Brisa, con su beba Melody, que también había nacido ese día. Ya era la noche del lunes 6, cuando esta criatura se descompenso. Las dos mamás comenzaron a gritar por ayuda, hasta que entraron los médicos y se llevaron a Melody a la terapia intensiva. Allí moriría minutos después.
En medio del caos, Ludmila dijo que su hija tampoco está bien. Cuando un médico la revisó, se sobresaltó. Estaba morada, fría. También se la llevaron a internación. Glucemia muy baja y cuerpito helado, le dijeron ya en la madrugada del martes 7.
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Ludmila sólo podía ver a su hija recién nacida en un horario acotado. Recibía información a cuentagotas, parcial.
En esa misma internación, entre la noche del lunes 6 y la madrugada del martes 7, dos bebés morían. Una tercera, al igual que Ludmila, sobreviviría a graves lesiones.
Esta última comenzó con un hematoma en la espalda que trocó a una gran ampolla y que luego se transformó en una úlcera de piel. Esa noche, hasta la directora, Liliana Asís, se presentó de urgencia en el hospital.
A partir de ese momento, fueron separados 40 empleados, cifra que hoy se mantiene en nueve. Son los que estuvieron en contacto con los bebés. Estos nueve no han sido sancionados ni imputados. Están de vacaciones pagadas.
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La fiscalía de Jorgelina Gutiez, que estaba de turno en ese distrito judicial, sólo recibió una presentación judicial por las dos muertes, ya que un médico se negó a firmar los certificados de defunción. De las otras dos criaturas con graves lesiones nunca se hizo la presentación judicial desde el hospital. Pese a que todo ocurrió en un mismo momento, de manera más que sospechosa y coincidente.
Ludmila no descansó. Su hija estuvo varios días internada. Le dijeron que tenía bajo el azúcar en sangre y mucho dolor de panza. "Un germen en la sangre", terminaron por informarle días después. Tras 15 días de recibir medicación intrahospitalaria, le dieron el alta y la mandaron a su casa, sin ninguna indicación.
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Nunca le dijeron que el caso podría estar enmarcado en la seguidilla de sugestivas muertes que se estaban produciendo en el Neonatal desde meses antes. Tampoco le aportaron datos sobre una supuesta investigación interna ni le hicieron preguntas al respecto. Silencio.
Semanas después, la beba se descompensó. Comenzó con convulsiones. Pero en el Neonatal ya no la quisieron atender. "Sólo bebés de hasta un mes", le dijeron a la madre. Ella, por su cuenta, comenzó a deambular por otros hospitales. El Infantil de Alta Córdoba y la Maternidad provincial. Allí, le hicieron una tomografía a la nena y le dijeron a la madre que había sufrido una lesión cerebral como consecuencia de la medicación suministrada en el Neonatal, según denuncia ahora Ludmila.
Ella se enteró de todo el horror en el Neonatal a través de las noticias periodísticas que comenzaron a trascender desde el jueves de la semana pasada. Se puso en contacto con Brisa, la mamá de Melody, y juntas decidieron encarar una denuncia penal. Quieren que se investigue a fondo qué pasó realmente.
Ese mismo jueves, ministro de Salud Diego Cardozo admitió que eran al menos cinco estos casos en los que no dudas de que las criaturas recién nacidas murieron como consecuencia de la acción de un tercero (empleado del Neonatal). En otros ochos casos, los bebés sufrieron heridas que les han dejado secuelas más que delicadas.
En el mismo momento, el Ministerio de Salud de Córdoba informó que la directora del Neonatal, Liliana Asís, acababa de ser apartada de su cargo a raíz de las muertes y los otros graves episodios ocurridos en los últimos tiempos adentro del Neonatal. También fue apartada la vicedirectora, Claudia Ringelheim, quien en la practica ya no estaba en ese cargo.
De manera silenciosa, ya habían incorporado al abogado Alejandro Escudero Salama, que ingresó como vicedirector en una suerte de complemento para la supuesta investigación interna que jamás se había informado hasta entonces. No hay información sobre qué pasó con este funcionario que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Como una suerte de intervención, asumieron Esteban Ruffin y Marcela Yanover, como director y vicedirectora del Neonatal.
Ruffin está a cargo de la Dirección General de Hospitales de la ciudad de Córdoba, según el organigrama del Ministerio de Salud de la Provincia. O sea, era el responsable directo de la directora Asís. No está claro si había sido informado o no de la supuesta investigación interna que el ministerio realizó durante semanas sin avisar a la Justicia.
Yanover, en tanto, es la jefa de Maternidad e Infancias del Ministerio de Salud. Es la responsable del Sistema de Monitoreo de Mortalidad Infantil en Córdoba. En teoría, en cada caso de la muerte de un bebé (por nacer hasta el año de vida) debe ser sistematizada en lo que se conoce como una investigación "causa raíz", para establecer los casos y las causas. O sea: es en esta área donde debió surgir la primera gran alerta sobre lo que estaba sucediendo en el Neonatal.
El pasado 2 de agosto, una semana antes de que explotara de manera pública el espanto hasta entonces callado del Neonatal, Yanover apareció en los medios de prensa, pero por un motivo que ahora se lee de otra manera: anunciaba un descenso histórico de la tasa de mortalidad infantil en Córdoba.
A esa altura, se supone que ya sabía sobre estas muertes más que sospechosas.
No se explica aún, de manera oficial, ni a nivel político ni a nivel judicial, por qué las anteriores muertes sospechosas de bebés no fueron judicializadas, tal como corresponde hacerlo.
Esta omisión, advierten en Tribunales, abre un importante abanico de posibles imputaciones, más allá de quién haya sido el responsable directo de estos decesos. Una cadena de silencios que ya asoma similar a la que rodea el crimen policial de Blas Correas.
Los médicos que firmaron los certificados de defunción y todos los miembros de los equipos de salud que intervinieron en esos casos y no elevaron las alertas correspondientes hoy han quedado también en el centro de las miradas.
Es que ya nadie duda que el paso del tiempo en esta causa terminó por generar nuevos casos y más dolor.
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