Desbaratan un laboratorio de inhibidores de alarmas en Córdoba
Desbaratan un laboratorio de inhibidores de alarmas en Córdoba
Desbaratan un laboratorio de inhibidores de alarmas en Córdoba
Secuestro de cubiertas en una gomería de avenida Don Bosco, en Córdoba.
Inhibidores, una modalidad delictiva que no pasa de moda en Córdoba.

Robo de autos

Operativo Pandora, una bisagra en la historia delictiva

14/06/2022 | 12:30 | El hallazgo de los aparatos llamado "Pandora", de origen ruso, puso a los investigadores ante un sistema para el que hasta ahora no hay prevención posible. Quién es el "ingeniero" que fue detenido.

Redacción Cadena 3

Juan Federico

El viernes 10 de junio de 2022 quedará marcado en el historia criminal de Córdoba. No sólo que la Policía desbarató por primera vez un "laboratorio" de inhibidores de alarmas, sino que en ese mismo acto encontró la respuesta a una pregunta que en diferentes provincias del país se hacía cada vez con mayor frecuencia: ¿cómo hicieron los delincuentes?

Personas que aseguran que habían activado las alarmas de sus vehículos, que se habían cerciorado de que nadie les hubiera inhibido la señal, que tenían los rodados con todos los seguros colocados y que, a pesar de todo esto, los delincuentes se lo habían abierto o llevado en sólo minutos.

Desde hace ya unos cuantos años, Córdoba se convirtió en la meca de los inhibidores de alarmas, según la curiosa especialidad delictiva que se divide de manera geográfica en el país. 

¿De qué se trata? Handies que son intervenidos por especialistas que les modifican las frecuencias con un sólo objetivo: si se activan justo cuando alguien está colocando la alarma de su vehículo, inhiben esta señal y el auto nunca se cierra.

El conductor, desprevenido, en medio del ruido de una calle muy transitada, cree que sí activó la alarma y se aleja despreocupado. Agazapados allí cerca, por lo general en otro vehículo estacionado, los delincuentes esperan un minuto y se acercan al auto del conductor que se fue. Lo abren sin mayores problemas, sacan todo lo de valor que encuentran adentro y lo vuelven a cerrar. Así de simple.

Hubo casos en el que los ladrones encontraron las llaves del domicilio particular, buscaron la dirección entre la documentación del auto y fueron a robar en la vivienda. Pero la gran mayoría de los casos empieza y termina allí: en sacar lo que hallan dentro del vehículo. Un delito casi imperceptible, con ingeniera tecnológica y sin violencia. Recién cuando la víctima encuentra alguna cámara de seguridad, descubre cómo fue todo.

Los delincuentes cordobeses hicieron su propia marca de este tipo de robo. Hubo grupos que comenzó a viajar al resto del país. Ladrones oriundos de Bella Vista aún recuerdan cuando regresaron de Puerto Madero, en un sector exclusivo de la ciudad de Buenos Aires, con bolsos de futbolistas profesionales repletos de camisetas y joyas. Abogados y empresarios también fueron víctimas de aquella incursión silenciosa.

En Rosario y Santa Fe, también se abrieron investigaciones con cordobeses en el centro de las sospechas.

Los inhibidores se fueron expandiendo por todo el país, así como las causas penales y, también, las recomendaciones: lo más simple y efectivo es colocar la alarma junto al auto y, una vez que se ha activado, chequear que las puertas no se abren. 

De manera sigilosa, los investigadores de Sustracción de Automotores junto al fiscal Rubén Caro -tiene una competencia especial para investigar el robo de autos a gran escala en la provincia- comenzaron a tirar de un hilo que el viernes último llegó a un descubrimiento inédito.

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Se trató de una serie de procedimientos simultáneos que había sido diagramada al detalle entre el fiscal, el comisario mayor Carlos Palaver y el comisario general Alejandro Mercado. Todo, en el más absoluto hermetismo, ya que sabían que estaban ante un descubrimiento único: un laboratorio de inhibidores de alarmas que funcionaba en un taller electrónico de barrio Don Bosco. 

Un local dividido en dos habitaciones: en una de ella, uno de los socios reparaba, de manera legal, los relojes de taxis y remises; en el otro, funcionaba el "laboratorio" liderado por un "ingeniero".

Las fuentes consultadas por Cadena 3 resaltaron que allí se encontraron varios handies con las frecuencias alteradas para inhibir las señales de alarma de los vehículos. 

Hasta ese momento, el operativo ya podía considerarse todo un éxito. Pero había sorpresas aún mayores.

En el mismo taller se hallaron otros aparatos similares con una potencia mayor. Algunos de estos handies pueden inhibir las señales de seguimiento satelital (GPS), lo que permite eludir el rastreo de un vehículo robados, algo que es muy apetecible para los piratas del asfalto.

Otros, directamente inhiben la señal de celular y de la frecuencia radial que utiliza la Policía. En el golpe a la financiera de Nueva Córdoba, aquel trágico asalto que conmovió a la ciudad en 2018, los delincuentes habían llevado un inhibidor que se conectaba a un enchufe de 220 voltios. Ahora, el aparato que se secuestró directamente lleva una pequeña batería propia, algo que ha llamado mucho la atención de los investigadores.

Y no había sido todo. Un pequeño aparato, similar al llavero de un auto, terminó por llevarse toda la atención. Importado sobre todo desde Rusia, y denominado "Pandora", su precio oscila entre los 500 y los 1.500 dólares.

De acuerdo a lo que se sabe hasta ahora, ya que todo es novedoso, a través de un sowftare, a estos aparatos le van cargando todas las codificaciones electrónicas con las que los vehículos salen de fábrica. Para ello, es clave que los delincuentes cuenten con la ayuda de algún empleado infiel para que les pase estos códigos.

Ya con toda la información almacenada, los ladrones salen de "pesca": se acercan a un auto y con el aparato comienzan a probar todas las codificaciones almacenadas, hasta que con alguna el vehículo se abre. Con esa misma clave, lo pueden encender y llevárselo. O sea: con el mismo aparato abren el rodado y habilitan, también, la parte mecánica.

En otros casos, el aparato Pandora permite "robar" el código de otro llavero electrónico, con solo ponerlo cerca.

Siempre, vehículos de alta gama, que vienen de fábrica con todo el sistema de apertura y encendido electrónicos.

En cualquiera de los dos casos, el resultado es el mismo: por más que el propietario haya tomado todas las medidas de prevención, los ladrones se lo abren sin problemas.

"Esto nos cambia por completo las cosas; es muy difícil prevenir, porque es como si los ladrones tuvieran otra llave del vehículo. Por ahora, lo único que se puede decir es que hay que volver a los trabavolantes de antes, con candado, para evitar que se lleven también los autos", apuntó un avezado investigador.

La noticia tuvo impacto nacional. Desde la Justicia de Buenos Aires ya han enviado oficios a Córdoba para conocer un poco más de estos aparatos. Sospechan que su uso se ha extendido en aquella provincia. Por ejemplo, hace poco el conductor de un auto último modelo no logró abrirlo. Tampoco lo pudo arrancar. Lo tuvo que llevar una grúa. En el taller, descubrieron que se le había desconfigurado por completo todo el sistema electrónico. Su arreglo supuso una cifra más que abultada. 

¿Qué se sospecha? Que los delincuentes intentaron abrirlo con un Pandora, y si bien no lograron vulnerar el código, su sola aplicación terminó por romper el sistema electrónico del auto.

El "ingeniero" detrás del taller de barrio Don Bosco, sostienen los investigadores, vendía los handies alterados a los delincuentes. "De a tanda de a 20 los iba comercializando, tenía una gran demanda", apuntó uno de los informantes. En ese punto, resaltó que estos aparatos, ya intervenidos, "no eran para nada baratos".

Si bien dentro del submundo del hampa solían llamarlo "ingeniero", los informantes indicaron que por ahora no consta que tenga un estudio de ese tipo, aunque sí que se especializó en la electrónica. Fue identificado como Carlos César Galván, a quien sus conocidos llaman "el Pelado". Permanece detenido junto a otras tres personas.

Además, hay tres prófugos.

Uno de los presuntos compradores de los inhibidores es un hombre de villa La Lonja, que también fue allanado el viernes y figura entre los detenidos. Se sospecha que con los aparatos abría autos y se llevaba las ruedas de auxilio y otros objetos de valor que encontraba en el interior.

Las ruedas, siempre según la causa judicial, habrían sido revendidas por una gomería de la avenida Don Bosco, que también fue allanada. La cantidad de cubiertas que allí se encontró ha sido calificada como "impresionante" por los investigadores: más de 5.000 cubiertas, entre nuevas y usadas.

Ante semejante número, este lunes un equipo especial de la Afip estuvo en el lugar: se van a ocupar de trasladar las cubiertas para hacer un chequeo intenso y así intentar identificar cuáles son compradas de manera legal y cuáles serían robadas.

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