Otro asesinato a los tiros en medio de una fiesta en Córdoba

Otra vez, lo que debió haber sido una fiesta, con todo lo que significa esa palabra, terminó en tragedia.

El domingo de la semana pasada, Alejandro Oroná (21) murió en un tiroteo con el policía Mario Rosa (27) en medio de una fiesta ilegal que se desarrollaba en barrio Parque Las Rosas, de la ciudad de Córdoba. A Oroná lo señalaban por haber robado, supuestamente, celulares a los asistentes al evento que de desarrollaba en un descampado acondicionado de manera especial para esa noche.

En aquel tiroteo, Rosa recibió dos balazos que obligaron a intervenirlo de urgencia. Este lunes, recibió el alta en el Hospital de Urgencias.

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Ahora, este domingo, Juan Jorge Garro (23) fue asesinado en barrio Obrero, de la ciudad de Río Cuarto, también en medio de un festejo.

Según confiaron fuentes policiales, todo ocurrió minutos antes de las 7. Hasta esa hora, Garro y un amigo habían permanecido en una vivienda del sector, en la que se celebraba el decimosexto cumpleaños de un joven.

En medio de esa fiesta, Garro comenzó a discutir con otro muchacho más grande, también asistente al festejo. Aún no está claro si fue un problema que surgió en ese momento o si ambos ya arrastraban diferencias desde antes.

Lo concreto es que la discusión se puso cada vez más áspera, lo que obligó al padre del cumpleañero a dar por concluido el festejo. Cortó la música, apagó las luces y mandó a todos a sus casas.

Pero no todo terminó allí. Garro y su rival continuaron discutiendo en medio de la calle, hasta que el más grande extrajo un arma de fuego. El joven dimensionó pronto el real peligro al que se estaba exponiendo, por lo que se subió a su moto e intentó huir. Pero no lo logró.

Su contrincante comenzó a dispararle, en medio de la calle y ante la vista de varios testigos. Luego, se subió a su propia moto e intentó darle alcance. Pero a esa altura, Garro ya estaba malherido: un balazo lo había atravesado por la espalda. Logró maniobrar 200 metros hasta que cayó en un pasaje.

Su atacante se acercó, lo vio moribundo y se volvió a la moto para ya escapar de allí.

Garro moriría minutos después.

Desde entonces, los investigadores de Homicidios de la Policía de Río Cuarto comenzaron a reconstruir cómo había ocurrido todo. No tardaron en identificar al principal sospechoso, señalado por los testigos como Fabián Lucero, un joven de 29 años que no era ningún desconocido para los policías: tiene varios antecedentes por robo calificado, o sea, por asaltos a mano armada.

Lucero ya había desaparecido de su casa y de otros lugares en los que siempre solía estar. Mientras era buscado por los policías, ya con una orden de captura en la mano, Lucero se daba tiempo para contestar en las redes sociales a aquellos que lo acusaban por el asesinato.

Durante todo el lunes hubo diferentes allanamientos en medio de una veloz investigación coordinada por el propio jefe de la Departamental Río Cuarto de la Policía, el comisario mayor Gustavo Della Mea.

Este martes, minutos después de las 11, los efectivos lograron atrapar a Lucero. Lo ubicaron caminando junto a su madre en cercanías del Centro Cívico de esa ciudad.

Él dijo que estaba yendo a entregarse, pero nadie sabe qué tan cierto era eso. Lo concreto es que fue esposado y conducido a la sede judicial donde lo notificaron de la imputación que ahora pesa en su contra: homicidio agravado. Quedó alojado en la cárcel de esa ciudad.