Anahí Bulnes - Secuencia
Comenzó el juicio por el femicidio de Anahí Bulnes
La hermana de Anahí Bulnes, en el juicio contra Campos Matos. (Daniel Cáceres/C3)
Santiago Campos Matos, en el juicio por Anahí Bulnes. (Daniel Cáceres/Cadena 3)
Placas infográficas. Caso Anahí Bulnes.
Placas infográficas. Caso Anahí Bulnes.
Placas infográficas. Caso Anahí Bulnes.
Placas infográficas. Caso Anahí Bulnes.
Placas infográficas. Caso Anahí Bulnes.
Placas infográficas. Caso Anahí Bulnes.
Placas infográficas. Caso Anahí Bulnes.

Femicidio en Córdoba

El crimen de Anahí: tras el espanto, una investigación inédita que llevó a una condena histórica

29/08/2024 | 11:03

Pese a que nunca se halló el cuerpo de la víctima, a través de un trabajo tecnológico y científico se logró cercar al acusado. Por primera vez, un femicidio sin cuerpo termina en una condena perpetua.

Redacción Cadena 3

Juan Federico

En la Cámara Sexta del Crimen de la ciudad de Córdoba, este miércoles se escuchó un fallo histórico. Santiago Campos Matos fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Anahí Bulnes, ocurrido en diciembre de 2022 en un departamento céntrico.

Por primera vez en la provincia, se condenó a cárcel de por vida (recién al cumplir 50 años encerrado puede empezar a solicitar la libertad condicional) a un acusado de femicidio pese a que el cuerpo de la víctima jamás se encontró.

El 15 de noviembre de 2007, la Cámara Penal de Chilecito, provincia de La Rioja, dictó un fallo que hasta entonces no tenía antecedentes en todo el país. El empresario Alcides Cuevas fue condenado a 18 años de prisión por el asesinato de la turista suiza Annagreth Würgler, bióloga desaparecida la noche del 29 de agosto de 2004. Lo curioso de la sentencia es que el cadáver de la víctima jamás apareció, lo que dio por tierra con aquello de que "sin cadáver, no hay crimen".

En Córdoba debieron pasar algunos años más hasta que al fin la Justicia se animara a condenar pese a que no se hallara el cuerpo de la víctima (salvo los juicios por los delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar). Ocurrió en noviembre de 2012, cuando Egidio Ariel Vera recibió una pena de más de 10 años de prisión por el homicidio de su hermano, Miguel Alfredo “el Gaucho” Vera, ocurrido en abril de 2001 en Cerro Negro.

A partir de entonces, hubo otros casos en los que se avanzó en esa misma dirección: condenar por homicidios pese a que nunca se encontraron los cadáveres de las víctimas.

La clave dentro de este cambio de paradigma fue la incorporación de una mayor prueba tecnológica y científica en las investigaciones.

Algo que quedó en evidencia ahora, cuando Campos Matos fue condenados a perpetua por el femicidio de Anahí aunque nunca se pudieron hallar sus restos.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

No hay antecedentes en toda la Justicia de Córdoba de una investigación de este tipo. Una prueba sostenida en base a un minucioso trabajo con las cámaras públicas y privadas, que incluyó cientos de horas de observación de cada registro, hasta que al final lograron ubicar la evidencia esencial. Sumado al cotejo de ADN que se realizó sobre una pequeña gota de sangre hallada dentro del departamento del acusado, el único registro biológico que permitió confirmar que Anahí había sido herida allí adentro.

La reconstrucción policial y judicial indica que, en la madrugada del lunes 5 de diciembre de 2022, la mujer de 36 años, que era maestra de primaria y también ejercía el trabajo sexual, salió de su casa de barrio San Vicente Sud, tomó un remise en un centro comercial cercano y viajó hacia el Centro de la ciudad de Córdoba.

Pagó mil pesos el viaje, tal como lo hacía siempre ("ella decía que pagaba con mil pesos y que la dejemos hasta donde alcance", declaró un remisero en la causa) y caminó 200 metros hasta la esquina de Olmos y Salta, donde solía "parar". Allí, fue abordada primero por dos automovilistas, que finalmente continuaron su marcha. Hasta que a las 1.23 llegó Campos Matos, a pie. El hombre de 37 años, cocinero de oficio, vive a 150 metros de allí, en el departamento 1 del edificio ubicado en Olmos al 500, casi bulevar Guzmán.

No está claro si era un cliente habitual o no: en 30 segundos se pusieron de acuerdo y comenzaron a caminar hacia el domicilio de él, según el registro de las cámaras de seguridad.

Como Anahí accedió a ir al departamento de él, se presume que ya lo conocía de antes. Ante la situación de vulnerabilidad en el que se ejerce el trabajo sexual, que no está regulado en el país, las mujeres y varones que lo ejercen intentan, por prevención, de no ir a domicilios particulares de los clientes ocasionales.

Anahí entró en el departamento, pero nunca más se la vio salir.

Toda esta secuencia fue reconstruida a partir de un pormenorizado cotejo de las cámaras de seguridad privadas ubicadas en esa zona del Centro de la ciudad de Córdoba. Un trabajo minucioso ejecutado por la Policía Judicial y la división Protección de las Personas y Homicidios de la Policía de Córdoba, todo bajo directivas de la fiscal Eugenia Pérez Moreno.

Este registro, que fue mostrado en el juicio a través de diversas placas, generó asombro en la sala.

A las 2.30 de esa misma madrugada, Campos Matos le escribió a un compañero de la panificadora de la avenida Bulnes donde trabajaba. Le dijo que no lo pasara a buscar a las 6, como habían convenido, porque acababa de lastimarse la mano en una pelea con ladrones. Y le adjuntó una foto de la mano hinchada, con una gruesa herida.

Esa imagen fue analizada por los investigadores con sumo detalle: "No se trató de un robo, sino que parece una herida producida por alguien que intentaba defenderse; como si le hubiera clavado las uñas mientras él la ahorcaba". No fue a trabajar en toda la semana.

A los registros de las cámaras, a las que se llegó varios días después de la desaparición de Anahí, ya que en un primer momento se ignoraba de que había ido hacia el Centro esa madrugada, se le agregó un cotejo científico y una serie de indicios generados a partir del análisis del celular del principal acusado.

Justamente con este último peritaje los investigadores robustecieron una hipótesis que, ante la falta del cuerpo de la víctima, necesitaba pruebas desde diferentes ángulos.

Se logró elaborar un perfil sobre el acusado, en el que se sostuvo que Campos Matos era aficionado a contenidos de internet de índole siniestro, sobre todo de un género denominado "Gore", que consiste en fotos y videos de asesinatos truculentos.

Se lo describió como un fanático de los contenidos satánicos y de torturas, por lo que se determinó que se trataba de una persona con conductas "sádicas".

Si bien no quedó asentado en el expediente, los investigadores policiales no tienen dudas de que estaban ante un potencial asesino en serie. Campos Matos había matado y descuartizado sin otro objetivo que satisfacer su morbo. Incluso, se indagó sobre una presunta afición de él hacia el canibalismo, ante una serie de búsquedas de internet y de libros que se encontraron.

“Con Anahí dio el primer paso; no iba a dejar de matar”, graficó un investigador que terminó obsesionado con el caso.

Al mismo tiempo, se elaboró el perfil de la víctima. En el expediente se dio cuenta de la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba Anahí: tenía dos trabajos como docente, separada dos veces, ella estaba a cargo de sus tres hijas, una de las cuales tiene una complicación de salud delicada, lo que le generaba una ardua presión económica para sostener la vivienda familiar.

Ambos perfiles permitieron confirmar la relación asimétrica en la que Anahí se encontraba al momento de ingresar en el departamento de Campos Matos.

Ya con su detención y el hallazgo de la sangre, los pesquisas intentaron saber el destino de los restos de Anahí.

Fue entonces que recurrieron a más cámaras de vigilancia y lograron reconstruir cómo en los días siguientes al asesinato Campos Matos salía de su domicilio con mochilas, para luego caminar hacia diferentes contenedores de basuras en los que arrojaba lo que llevaba adentro del bolso.

Así, durante varios días sucesivos y buscando diferentes contenedores.

Pese a que el cuadro probatorio ya era abundante, la fiscalía buscó una última prueba que no logró: se desplegó un operativo inédito en el predio de enterramiento de Piedras Blancas para intentar encontrar algún resto de la víctima entre los desechos ya triturados. Fue un arduo trabajo antropológico que finalmente no obtuvo el resultado deseado.

Pero lejos estuvo de significar un traspié para llegar a una condena que ya figura en la historia judicial y policial de Córdoba.

Te puede Interesar

Desaparición y crimen

La Cámara Sexta del Crimen de Córdoba, con jurados populares, encontró culpable al cocinero de 37 años de "homicidio calificado por mediar violencia de género". Las dos pruebas que lo comprometían.

Córdoba

El acusado explicó que la mujer se fue del edificio, pero que luego "volvió a ingresar" y se habría dirigido a otro departamento.

Córdoba

El fiscal José Mana consideró que existen múltiples indicios de peligrosidad procesal, tanto de fuga como entorpecimiento, lo que hacen necesario el encarcelamiento cautelar del imputado.

Elortondo

Iba en patrullero junto a otros dos agentes por la ruta provincial 90, cuando se cruzaron un auto con la víctima y un hombre. Los cruzó, se bajó y le disparó en la cabeza. Fue en septiembre de 2021.