Estafas
05/12/2022 | 12:03 | Se trata de una organización acusada de haber montado todo un sistema "integrado" para falsificar tarjetas de crédito y débito. Cómo actuaban.
Redacción Cadena 3
Juan Federico
Darío Maximiliano Bustamante (32), es un vecino de barrio Villa Urquiza, de la ciudad de Córdoba, que dice ganarse la vida como remisero.
A Luis Hernán Arzuaga Martínez (39) lo separan casi 5.000 kilómetros de su natal Agustín Codazzi, en Colombia, con su nuevo barrio cordobés, Villa Urquiza. De allí, solía irse a pie hacia el lavadero de autos donde había conseguido trabajo.
Luz Celeste Godoy Navarro (23) es una joven del cercano barrio Las Palmas, donde explota una verdulería.
Marco Antonio Contreras Alessi (40) hace ya unos años que abandonó su natal Sebastián Elcano para asentarse en una de las arterias principales de Villa Urquiza, donde montó su quiosco.
Hugo Alberto Lafure (31) es un playero de una estación de servicios de Alto Alberdi.
Igual que Jonatan Alejandro Duveaux (31).
A Gonzalo Rafael Páez (37) en La Calera todos lo llaman "el Negro". Cada mañana, su uniforme delataba sin dudas que trabajaba como cartero para el Correo Argentino.
¿Qué tienen en común hoy estas siete personas? El fiscal Juan Pablo Klinger les endilga haber conformado con distintos roles una banda "todoterreno" de "clonadores" de tarjetas de débito y crédito.
Especialistas en robar datos para generar plásticos apócrifos y a partir de allí, efectuar toda clase de compras y transferencias. Profesionales del skimming: copiar la banda magnética, mediante el uso tecnologías especiales, de una tarjeta y a partir de estos datos generar una "gemela".
En la acusación contra ellos aparecen al menos 15 delitos, todos cometidos para lograr el mismo objetivo, según se presume.
Playeros que copiaban en un dispositivo especial la banda magnética de las tarjetas de los clientes y que de manera disimulada fotografiaban los DNI.
Un quiosco que habría sido utilizado por la organización para valerse de los los links de pago y posnet para que se realizaran compras fraudulentas.
Y un cartero que debía llevar las tarjetas oficiales del banco Nación hacia los domicilios de sus legítimos propietarios, pero que en el camino se desviaba. Los delincuentes abrían los sobres con un efectivos método casero que les aseguraba no romperlos, copiaban los plásticos y los devolvían.
Luego, cuando el cartero se los dejaba a sus reales dueños, esperaban unas horas hasta que estas tarjetas fueran activadas y comenzaban a utilizar las "gemelas".
Este método supone todo un desafío a la hora de la prevención. El consejo "tradicional" manda a no desprenderse jamás de la tarjeta y del DNI cuando se abona cualquier compra, para evitar que alguien le saque fotos.
Pero en este último caso, los propietarios jamás se habían desprendido de las tarjetas y ya había copias, sin que ellos pudieran imaginarlo.
Pero esto no es todo: un hombre que había llevado su auto a lavar sufrió el robo de su DNI, documento que fue utilizado luego para pedir a su nombre una serie de tarjetas de crédito, además de generar otras falsas con las bandas magnéticas "clonadas".
En la cúspide de esta presunta pirámide delictiva aparecen los nombres de Bustamante y de Arzuaga Martínez. Este último habría tenido en su poder un software especial que le permitía transferir los datos almacenados en las bandas magnéticas de las tarjetas bancarias de los titulares a tarjetas blancas o vírgenes u otras expedidas por entidades crediticias.
Con estas nuevas tarjetas "clonadas" cometían diferentes defraudaciones.
Es en esta fase de la operación ilegal en la que la única mujer de la banda adquiría un rol clave, siempre según se sospecha hasta ahora.
Godoy no sólo que simulaba ser la propietaria de algunas de las tarjetas "truchas", sino que debía encargarse de controlar los envíos de los productos adquiridos de manera fraudulenta y, al mismo tiempo, habría proporcionado su cuenta bancaria para que allí se fuera depositando el dinero generado a partir de toda esta operatoria.
Cubiertas del auto, baterías, grandes compras en el supermercado, electrodomésticos y hasta lomitos figuran en el largo listado de comprar realizadas con estas tarjetas apócrifas, según se presume. Todo, en muy pocos semanas, entre septiembre y noviembre de 2021.
Godoy y Bustamante fueron detenidos cuando fueron a retirar dos cubiertas que acababan de adquirir con un plástico falso, siempre según se sostiene en la acusación. La legítima propietaria de la tarjeta había desconocido la operación, tras lo cual puso en alerta a los investigadores policiales. Fue entonces que se dispuso una discreta vigilancia cerca del local comercial, hasta que llegó la pareja y fue detenida.
A partir de ese momento, la investigación comenzó a avanzar en un mapa que fue incorporando cada vez más nombres, roles y tecnología.
Asociación ilícita, falsificación de tarjeta de crédito/débito equiparada a moneda de curso nacional continuada, encubrimiento y defraudación son sólo algunas de las figuras penales que ahora soportan los siete acusados, que acaban de ser elevados a juicio.
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