Inseguridad en Córdoba
12/04/2022 | 09:30 | Fue detenido en Río Cuarto, acusado como partícipe necesario de homicidio en ocasión de robo. Fue el primero en llegar a la escena del crimen. Ahora continuará preso.
Redacción Cadena 3
El pasado 3 de septiembre, el sargento Franco Mirando (33) fue el primer policía en llegar a un domicilio de barrio Bimaco, en la ciudad de Río Cuarto, donde acababa de descubrirse una historia tremenda.
Oscar Antonio Domínguez (64), un camionero jubilado, había sido encontrado maniatado y golpeado. Una nieta, preocupada porque no contestaba sus llamadas, había ido en persona hasta su casa. Fue entonces que se topó con semejante escena.
A Oscar lo habían asaltado cuando ingresaba en su vivienda de calle Estada al 2200. Una "entradera", en la jerga del delito. Atado, fue sometido a una brutal golpiza. De manera oficial, se constató que le habían robado un celular. Aunque siempre se sospechó que los delincuentes pudieron haberle quitado una suma de dinero u otro objeto de valor.
Oscar jamás se recuperó de la golpiza. Murió el domingo 26 de aquel mes en el hospital donde había sido internado.
A esa altura, los sabuesos de la división Investigaciones de la Departamental Río Cuarto de la Policía, junto con efectivos de la Dirección de Investigación Operativa de la Policía Judicial, ya comenzaban a bosquejar un esquema con posibles sospechosos.
Una pesquisa que comenzó y continuó en silencio. Se rastrearon las cámaras de seguridad de la zona y se buscaron a potenciales testigos. Cualquiera que hubiera visto algo, lo que sea, iba a servir. Esa fue la premisa con la que los investigadores se lanzaron a la calle.
El tiempo pasó, pero el caso no quedó en el olvido. En febrero, tras el regreso de la feria judicial, el fiscal Fernando Moine recibió la noticia que esperaba: había pistas y sospechosos con nombre y apellido.
En los primeros días de ese mes, ordenó allanarlos y detenerlos. "Homicidio en ocasión de robo", fue la imputación.
Dos hombres de 48 y 42 años fueron apresados. Se les secuestró una pistola Bersa calibre 22?, cartuchos, varios teléfonos celulares, unos gramos de cocaína y elementos de corte, según se indicó en esa oportunidad.
La causa no terminó en ese instante. Los celulares de los ahora detenidos fueron peritados y arrojaron nuevas pistas, según confiarían después distintas fuentes consultadas.
La lupa se puso, sobre todo, en las comunicaciones que había tenido uno de los detenidos en las horas anteriores y posteriores al violento asalto. Llamadas con un policía.
Se identificó que se trataba del sargento Franco Miranda, encargado aquel 3 de septiembre de la división Robos y Hurtos en barrio Bimaco. El mismo policía que fue el primero en llegar a la escena del crimen cuando la nieta de Oscar llamó desesperada al 911.
Los investigadores sostienen que hay pruebas para sospechar que Miranda apañó a los delincuentes. "Partícipe necesario de homicidio en ocasión de robo", le endilgó el fiscal Moine.
Y ordenó detenerlo el pasado martes 15 de marzo, justo en medio del comienzo del juicio a Marcelo Macarrón, acusado de haber instigado el crimen de su esposa Nora Dalmasso. Acaso esta coincidencia explique por qué la captura de Miranda pasó casi inadvertida en su momento.
Lo concreto es que Miranda permanece detenido desde entonces. Con una gravísima acusación en su contra. Ahora, el fiscal Moine está a punto de ordenar su prisión preventiva.
La sombra es atroz: un policía en la trama de un brutal asalto que terminó de la peor manera.
El caso volvió a sacudir los cimientos policiales en Río Cuarto. En febrero último, el exjefe de Investigaciones de esa ciudad, Gustavo Oyarzábal, fue condenado a tres años y ocho meses de prisión, en un juicio abreviado en el que admitió haber dado informaciones a personas que iban a ser allanadas. Entre ellas, a los investigados y sentenciados por la desaparición del joven Nicolás Sabena.
Pero esto no es todo: Oyarzábal ya estaba detenido acusado de haber sido una pieza clave de una pesada organización narco que operaba en el sur provincial. Una banda que tenía entre sus cabecillas Claudio Lorenzo “Ecayo” Torres, conocido como "el Zar de la Droga", asesinado por sicarios en enero de 2019.
Informe de Juan Federico.
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