Opinión
02/09/2022 | 11:42 |
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-Tengo experiencia en periodismo y me ha tocado cubrir informaciones de situaciones límite que ha vivido la democracia argentina desde el 83 para acá. Pocas veces he tenido la sensación tan grande de que estamos coqueteando con la locura. Pocas veces he tenido la sensación de que estamos tan cerca, pero tan cerca de esa vocación suicida de la democracia argentina impulsada a tontas y a locas y a ciegas.
-Sorprendidos por la noticia, afligidos por otras angustias, reclamado por otras urgencias, tal vez no hemos tenido todavía posibilidad de detenernos a reflexionar cuán cerca hemos estado de un límite sin retorno.
-Al margen de todas las consideraciones que se hagan sobre las circunstancias, la custodia, la falta de custodia y capacidad, mejor no especular sobre lo que podría ser el día de hoy si esa bala ayer se disparaba porque la pistola le apuntaba a la vicepresidenta.
-Pero mi sensación, es que esa pistola estaba apuntando a una bomba de violencia armada en la Argentina, a punto de estallar y que una chispa, no digo una bala, una chispa la podría detonar.
-En ese escenario, cuando incluso el funcionario nacional Chino Navarro dijo "hay veces que tenemos la sensación de estar bailando en la cubierta del Titanic", en ese momento es cuando uno mira casi con desesperación, con angustia a quienes nos conducen.
-Y entonces aparece el presidente Fernández ayer en esa cadena nacional en la que, una vez más, el presidente personaliza la contradicción en la que estamos sumergidos los argentinos con las consecuencias que estamos teniendo a la vista y con las que bordeamos la catástrofe.
-Porque arranca el presidente diciendo lo que debe decir un presidente. Con tono moderado, con la condena que no debe tener matices. En ese punto Fernández perfecto, la convocatoria a todos. Pero después reencuadra a los que percibe como enemigos de la República.
-Luego anuncia un feriado para que el sector público más militante pueda salir a las calles a expresarse, simplemente para poner en evidencia que hay dos argentinas
-Y después tenemos que encomendarnos a la justicia. La justicia que nunca encontró a nadie responsable de AMIA. La justicia que nunca encontró a responsables del atentado, que nunca supo qué pasó con Nisman. La justicia va a actuar. Hay un detenido. ¿Se sabe quién es? ¿Sabremos por qué y por quien? Y cuando la justicia lo diga, ¿le creeremos?
Por Miguel Clariá.