Perfiles de la Previa
06/07/2019 | 13:39 |
En su primera gran prueba como técnico, mostró un aspecto positivo: la renovación, con Lautaro Martínez y Leandro Paredes como los grandes estandartes. Su falta de experiencia es un punto en contra.
Mauricio Coccolo
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Hubo un tiempo en el que la AFA exhibía con orgullo su listado de entrenadores distribuidos en el famoso ciclo de Mundial a Mundial. La receta de Grondona era simple: elegía al técnico del momento y le firmaba un contrato por cuatro años que se renovaba automáticamente con la clasificación a la Copa y podía extenderse según lo que pasara en la cita ecuménica. El método dejó de usarse en el 2004 y desde entonces la Selección argentina tuvo 9 entrenadores.
Después de Bielsa nadie superó los dos años en el cargo. La última etapa que se pareció a las viejas épocas fue la de Alejandro Sabella. Grondona lo eligió por sus títulos con Estudiantes y lo dejó trabajar desde el 2011 hasta la final del Mundial 2014; incluso le ofreció renovar después del segundo puesto en Brasil. Los números son elocuentes: con apenas 41 partidos, Sabella es el técnico que más dirigió a la Selección en los últimos 15 años.
Los tiempos modernos, ya sin Grondona, derivaron en designaciones casi azarosas que fueron desde Gerardo Martino hasta Lionel Scaloni, pasando por Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli. Argentina viene cambiando de técnico, en promedio, cada 17 partidos. Además, ninguno de los últimos cuatro superó los 30 encuentros sentado en el banco. La ruleta sigue girando y por estos días tiene a todos expectantes esperando para ver donde caerá la próxima bola.
Por motivos que ya se han discutido largamente, la AFA terminó poniendo en la Selección a un técnico interino, algo que no ocurría desde la década del '40. Lionel Scaloni ocupó un lugar vacío sin más méritos que haber estado en el lugar indicado y en el momento preciso. Al aprendiz de entrenador le dieron algunos amistosos para que hiciera el jardín de infantes y en la Copa América de Brasil acaba de terminar primer grado. Llegó el momento de evaluarlo.
El principal aspecto que se evalúa como positivo del mini-ciclo de Scaloni en Argentina es la renovación. Tantas veces reclamada, la famosa renovación terminó imponiéndose más por una obligación generacional que como resultado de un plan estructural. Como sea, el técnico alentó el recambio: en 14 partidos, hizo debutar con la Selección a 24 jugadores y además sostuvo a otros que venían dando sus primeros pasos.
Los mejores ejemplos de la renovación fueron lo más destacado que el equipo mostró en Brasil: Leandro Paredes y Lautaro Martínez. Curiosamente, ambos debutaron en la Selección con Sampaoli, pero se consolidaron con Scaloni. Paredes es el único que jugó en los 14 partidos del ciclo y Lautaro, con 6 tantos, se convirtió en el máximo goleador. Los dos dejaron la sensación de que pueden ser los puntales de la nueva generación.
Entre los futbolistas que promovió Scaloni, aquellos que podrían considerarse sus pollos, hay dos casos alentadores: Rodrigo De Paul y Juan Foyth. El volante fue la gran revelación de la Copa América para Argentina, arrancó de suplente y terminó ganándose el puesto con un alto nivel. Por su parte, Foyth es una de las mejores apariciones del fútbol argentino en mucho tiempo y tiene tanto futuro como condiciones para alcanzar el nivel que se proponga.
En el otro extremo de las evaluaciones quedó Ángel Di María, su contador de partidos llegó a 101 con la camiseta celeste y blanca y parece difícil que esa cifra vuelva a moverse. "El Fideo" quedó señalado como uno de los peores en el debut contra Colombia y eso le costó perder el puesto. Después, entrando desde el banco, no mostró demasiado como para revertir la ecuación y su paso por la Selección parece estar muy cerca del punto final.
Entre los treintañeros quedaron dos futbolistas que dependerán mucho del nivel en sus clubes para volver a ser considerados: Sergio Agüero y Nicolás Otamendi. "El Kun" cumplió, hizo un gol, mostró destellos de su jerarquía y creció junto con el equipo. Lo de Otamendi requiere un análisis más fino porque en el trazo grueso fue el peor jugador argentino de la Copa América: cometió errores groseros y nunca brindó la seguridad de otras épocas.
Entre los históricos en retirada y los jóvenes emergentes, hay una larga lista de jugadores que dependiendo de la actualidad pueden consolidarse en la Selección o salir del radar: Armani, Pezzella, Tagliafico, Saravia, Acuña, Funes Mori, Dybala, Suárez y un largo etcétera. Pocos puestos parecen tener un dueño cantado: Foyth entre los centrales, Paredes y De Paul de volantes, Lautaro de nueve, Messi de Messi y el resto de los casilleros entran en la discusión.
Lionel Messi, que mostró durante la Copa facetas desconocidas de su personalidad, bajó una línea clara después de perder en semifinales: puso a los jóvenes en el centro de la escena y abrió la puerta para sumarse como líder acompañante pensando en el futuro. Más allá de que solo alcanzó su verdadero nivel en el partido contra Brasil, la presencia de Messi en la Selección no se discute y menos si el equipo es capaz de sumarlo como cereza del postre.
Al margen de los jugadores, la gran lupa del análisis está puesta en la continuidad de Lionel Scaloni. Objetivamente, el técnico tiene contrato hasta fin de año y Chiqui Tapia tendría previsto cumplirlo. En el horizonte aparecen una serie de amistosos, entre los que se destaca uno contra Alemania, de visitante, pero la mira apunta a lo importante que vendrá en el 2020 con el comienzo de las Eliminatorias y una nueva Copa América.
En medio de las turbulencias, después de empatar contra Paraguay y evitar el papelón ante Qatar, Scaloni pidió que los balances se hagan una vez concluida la competencia. Si bien es cierto que todavía queda el partido por el tercer puesto, se pueden sacar algunas conclusiones sobre el trabajo del técnico. El punto central a su favor es que los futbolistas parecen estar alineados detrás de su mensaje. En lenguaje futbolero: los jugadores lo bancan.
La mitad del vaso vacío de Scaloni son las dificultades propias de lo que es: un principiante, en el sentido descriptivo —y no valorativo— del término. El técnico es un novato con apenas 14 partidos dirigidos, convocó a 59 jugadores, de los cuales utilizó a 52, casi la mitad de ellos (24) nunca habían jugado con la Selección, eligió 13 formaciones diferentes, solo una vez repitió el once inicial y metió 71 cambios en total entre partido y partido.
En la columna del haber Scaloni registra la actuación del equipo en la semifinal contra Brasil, especialmente en el segundo tiempo, cuando metió contra un arco al local y, de no mediar una floja tarea del árbitro (con o sin VAR), pudo haber ganado el partido. El siempre bien ponderado de menor a mayor resume lo que fue la actuación Argentina en la Copa América y la imagen final, perdiendo dignamente, agrega valor al trabajo del cuerpo técnico.
La memoria invita a revisar que en la columna del debe quedaron muchos errores de Scaloni, especialmente en los cambios durante los partidos. En total realizó 15 modificaciones y se le cuestionaron la mitad: la salida de Agüero, el ingreso de Suárez y Pizarro por Rodríguez en el debut, afuera Lautaro y adentro Di María contra Paraguay, sacó a Lautaro ante Venezuela y frente a Brasil por qué salió De Paul y para qué puso a Di María.
Nombre más, nombre menos, cambio más, cambio menos, será responsabilidad de los dirigentes de la AFA evaluar con seriedad el trabajo de Lionel Scaloni. También se espera con cierta expectativa saber qué lugar ocupará la opinión de Menotti. Y por último, sería recomendable que la bronca por una eliminación con un arbitraje perjudicial no sirva como alfombra para ocultar otra actuación regular de la selección argentina.