Para turistas curiosos
09/04/2021 | 07:38 | Se trata de una técnica muy particular que consiste en sobrevuelos en los que una persona se encarga de "contar" grupos de ejemplares y escalarlos al resto. Los censos se hacen dos veces al año.
Este año fue noticia que unos 300 mil flamencos australes anidaron en Mar Chiquita. Estos animales llegan todos los años a uno de los humedales más grandes del continente y los especialistas son los que se encargan de controlar qué tan grande es el fenómeno.
Por el tamaño de la laguna -110 mil hectáreas y 75 km de largo- no se puede usar la metodología que se usa en otros lugares como Chile y Bolivia y que consiste en colocar un telescopio y aislar de a grupos para calcular.
Con este panorama fue Pablo Michelutti, guardaparques nacional, quien llegó a "la mar" cordobesa desde Isla Victoria y decidió innovar e introducir una técnica muy particular para poder hacer estos censos.
"La laguna es tan grande que no es fácil censarla porque, en general, los modelos o los protocolos para los censos establecen un determinado tiempo para realizarlo. Mar Chiquita es un problema por sus distancias", contó Matias Michelutti, hijo de Pablo.
En la década del 80, su papá junto a otros investigadores, comenzaron a realizar censos aéreos. El sobrevuelo se hace en un día completo que se recorre toda la costa de la laguna.
En ese vuelo, Pablo es el encargado de hacer el aforo: esto consiste en aislar con la vista una cierta cantidad de flamencos y luego extrapolarla en el resto de la comunidad que se está observando. La técnica solo admite un pequeño margen de error.
Pablo viaja acompañado de representantes de ONGs y su propio hijo, quienes se encargan de ir tomando fotografías que luego se analizan y se comparan con el número calculado.
Esta técnica fue publicada por Pablo y Matías para que cualquier persona del mundo pudiera replicarla. En 2010, salió un manuscrito en el que se explica cómo aplicarla en grandes superficies.
Desde el 2009, todos los años realizan este conteo, tanto en invierno como en verano. Esto permite no sólo detectar el tamaño de las nidadas, sino también la llegada de la parina grande y la chica, dos especies que sólo aparecen en invierno.