Norte de Córdoba
10/03/2020 | 08:44 | Es como llegar al “infinito y más allá”. Ocupan un gran espacio enorme y fantástico. La ciudad de Córdoba entraría diez veces en su lugar.
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Es entrar a lo distinto. Desde el primer minuto que crucé las vías del tren y me recibió la iglesia de San José de las Salinas. Ahí supe que el tiempo se detuvo y que iba a vivir algo inolvidable.
El pueblo es la puerta de ingreso al salar, al que se llega luego de transitar un camino rural que lo recorre en su perímetro. Primer consejo que te doy: no entrés si hay posibilidad de lluvia. En lo posible, siempre buscá un guía autorizado o alguien del lugar que conozca la zona. Te desorientás fácil porque es todo blanco e igual.
Tendrás que llevar todo lo necesario: comida, bebida, frutas para pasar un día hermoso. Sillas, mesas o algo para improvisar un picnic.
Cuidado con el vehículo: siempre ingresar despacio por las huellas y verificar la dureza del suelo. No hay auxilio mecánico.
El premio: un lugar interminable, majestuoso e inmenso. Blanco y distinto al paisaje serrano típico de Córdoba. Podés encontrar flamencos y los elementos herrumbrados que se utilizan para extraer la sal. Si te gusta sacar fotos, es una escenografía perfecta para algo singular. Super recomendable, te lo digo en primera persona.
Juan Pablo Viola
Las Salinas del Norte de Córdoba son compartidas con tres provincias más de Argentina: Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero. Este “desierto blanco” que es inhabitado por el hombre, posee especies animales y vegetales que se han desarrollado en esta región desolada.
Dentro de las Salinas Grandes se encuentra la Reserva Natural Silvestre Monte de las Barrancas, una especie de estrecha y alargada isla verde rodeada del desierto salino, que preserva la vida de especies autóctonas en peligro de extinción. Cuenta con una superficie de 7.656 hectáreas y es visitada por científicos y amantes de la vida silvestre, atraídos por la increíble fauna del lugar.
Se accede desde Deán Funes, pasando por Quilino e ingresando por el poblado San José de las Salinas, que posee un encanto especial con la estación abandonada de trenes, que muestra el paso del tiempo y resalta el nombre “San José”, o su iglesia protagonista en el centro del tramado urbano.
Ubicada en el noroeste de Córdoba, a 42 kilómetros de la localidad de Quilino por RN 60, fue declarada como reserva en el año 1988 y su misión es resguardar el hábitat de diversas especies habituadas a vivir en esta isla de ecosistema chaqueño, de altas temperaturas y poca disponibilidad de agua.
En invierno se puede recorrer esta extraordinaria reserva gracias a su suelo salitroso. Sin embargo, en verano se llena de agua y sorprende con la imagen de cientos de flamencos llegando a las aguas salineras.
Tips de Viajero
-Llegar a San José de las Salinas y pedir consejos a los lugareños para ingresar al salar de la mejor manera. Es sencillo pero hay que tener precaución porque es posible empantanar el vehículo. No hay auxilio mecánico.
-Una vez que se llega al borde de las salinas, comprobar la dureza del suelo e ingresar caminando primero antes de avanzar con el automóvil.
-Si ha llovido en los últimos días, extremar las medidas precautorias.
-Llevar comida, bebida, agua y frutas, ya que no hay servicios.
-No hay señal buena de celular en algunos sectores.
-Cuidar el medio ambiente sin dejar residuos o basura en el lugar.
Cómo llegar
Se accede fácilmente tomando la Ruta Nacional 60 desde Deán Funes, pasando por Quilino en dirección a Catamarca, y luego entrar en San José de las Salinas, donde hay un pórtico de ingreso a la izquierda.
Son aproximadamente 60 kilómetros desde Deán Funes y 188 kms desde Córdoba capital, donde uno debe salir por Ruta N. 9 Norte en dirección a Jesús María.
En el camino hay varios controles de Policía Caminera.
Una vez que se llega a San José de las Salinas, hay que atravesar el pueblo, pasar las vías, bordear la plaza de la iglesia y dirigirse a la derecha por camino de ripio hacia las salinas. Preguntar a los lugareños sobre las condiciones y el acceso.
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