Villa Rumipal
13/07/2022 | 12:13
Redacción Cadena 3
Por Carola Cinto
Fotos: Daniel Cáceres
Era 2018 cuando Talita, una puma concolor, entró a la Reserva Pumakawa. Lo hizo junto a 4 de sus hermanos y con apenas unos días de vida. Su mamá había sido asesinada por un grupo de 8 jóvenes que la encontraron en las inmediaciones de un campo en Idiazábal, una ciudad al sureste de la provincia.
Los 5 cachorros fueron derivados a la reserva por parte de la Policía luego de una ardua búsqueda: cada uno de los jóvenes se los habían repartido como si fueran un trofeo. Estuvieron varios días juntos hasta que 4 murieron por todo el estrés que habían vivido. Así, Talita se convirtió en la única sobreviviente a este ataque.
“Talita es la insignia de la supervivencia. Cuando sucedió todo esto, le propusimos al intendente de la ciudad que los jóvenes vinieran hasta la reserva y que, de alguna forma, repararan el daño hecho”, contó a Descubrí Belén Lizari, una de las voluntarias que trabaja en Pumakawa.
En ese momento, 5 de los 8 jóvenes -que quedaron impunes por ser menores de edad- plantaron 10.000 árboles nativos con semillas provistas por el propio Banco de Semillas que tiene la fundación. Al visitar la reserva, también pudieron conocer a la puma sobreviviente y pedirle perdón.
“Son 5 familias que algo van a hacer diferente. Ese es el espíritu de Pumakawa: no quedarse de brazos cruzados, tomar acción y hacer algo al respecto. Que la fundación haya podido separarse del enojo y hacer algo en conjunto, me parece que es una entrega increíble a la naturaleza y al cambio”, agregó Belén, quien es oriunda de Buenos Aires y que eligió Pumakawa como el lugar para hacer su voluntariado luego de estudiar para ser guardaparque.
Dentro de la propia reserva, los voluntarios tienen un espacio para dormir, comer y hacer todas las actividades que necesitan durante su estadía. Su vida pasa dentro de este lugar.
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Cómo nació Pumakawa
Se podría decir que el incendio, que azotó la zona de Villa Rumipal en 2009, marcó un antes y un después en la reserva. Kai Pacha es la presidenta actual de Pumakawa y quien lidera esta iniciativa con el objetivo de curar, alimentar, proteger y poner en valor el rol de los pumas dentro del ecosistema.
El proyecto lo empezó su padre y ella creció en este entorno donde la naturaleza y los animales eran los protagonistas. También fue ella quien, en medio del incendio de 2009, decidió darle un giro: implementar acciones que salieran de los límites de la reserva y generaran un cambio en la comunidad. Así, nació el Banco de Semillas, que busca incentivar al regreso de las especies nativas en diferentes puntos de la provincia.
“El incendio duró unos 3 días y llegó hasta las pumeras. Ahí fue que ella decidió abrirles los recintos, sin saber muy bien qué le podían hacer los pumas. Ella siguió caminando hasta donde estaban todos los bomberos descansando y se dio cuenta que todos la miraban sorprendidos. Al darse vuelta, se dio cuenta que los pumas que había liberado, la estaban mirando como diciendo: qué hacemos ahora”, contó Belén.
Semillas que salvan
Desde ese momento, Pumakawa cuenta con su propio Banco de Semillas, un proyecto que implica desde la recolección hasta la replantación de cada especie. “Se recogen las vainas de cada árbol, se crean los plantines y se vuelven a plantar para reforestar el monte”, detalló Belén. Este trabajo se hizo dentro de la reserva y en los poblados cercanos. Hoy Pumakawa cuenta con un monte fuerte con lagartos overos, sapos durante el verano y hasta cuises.
Los plantines que se crean en la reserva también se venden a diferentes municipios de la zona que están empezando a tener sus propios viveros de plantas nativas. Ese dinero ingresa a la reserva para poder llevar adelante todo el resto de las actividades que van desde el rescate y la rehabilitación de animales, hasta la reproducción de más plantas nativas.
Un refugio de por vida
Pumakawa significa “el que cuida con el sigilo del puma” y el nombre tiene que ver con que esta especie es una de las que marca la impronta de la reserva. Tienen alrededor de 70 animales, entre los cuáles hay 13 ejemplares de puma y varios más por arribar desde otras provincias.
Los pumas que entran a la reserva de cachorros, necesitan un trato especial. Muchos todavía están tomando leche y los voluntarios se encargan de darles la leche y de cuidarlos. Eso hace que se genere una relación de dependencia que difícilmente pueda revertirse. “A lo mejor si los soltás en un campo, vuelvan a buscar al hombre. Eso significa que perdieron el instinto de alejarse de las zonas urbanas y puede ser peligroso”, explicó. Esto hace que la mayoría de los pumas que ingresan a Pumakawa nunca más dejen la reserva.
A Talita, hoy se le suman Paquito, Papacho, Pequeña y varios ejemplares más que llegaron con su historia y que hoy forman parte de toda la comunidad de la reserva. Algunos rescatados del mascotismo, otros de situaciones de peligro en la vía pública. Cada una de estas historias está contada con un cartelito en la puerta de su recinto.
Visitas guiadas
Pumakawa también tiene visitas guiadas educativas para todos aquellos que quieran conocer el trabajo que hacen. Las visitas son en compañía de alguno de los voluntarios que conoce el lugar y los pasos detrás de cada ejemplar.
“La gente después te lo agradece porque se llevan un mensaje. Te das cuenta que lo que les contás acá, se lo llevan a otros lados. Es como plantar una semilla”, finalizó Belén.
Cómo colaborar con Pumakawa: se puede hacer una donación en este link o por transferencia bancaria.
Horarios: viernes, sábados, domingos y feriados de 10 a 18. No hace falta reservar.
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