Adiós al trotamundos del bombo

Murió Carlos Pascual, el mìtico Tula

El hincha número 1 de la Selección Argentina.

El bombista más famoso y emblemático del fútbol argentino y mundial.

El personaje que acompañó a nuestro equipo por todo el planeta.

Hoy su bombo trotamundos dejó de sonar en los estadios del mundo.

Carlos Pascual, nació en Rosario, en el barrio de Arroyito, tenía 83 años.

Hincha de Rosario Central. Peronista de Perón, personaje de dibujo animado. Simpático, entrador y apasionado por el fútbol.

Con su garganta con arena, no se cansaba de relatar historias del fútbol y de la vida.

Cada vez que lo encontrábamos en algún Mundial, nos tomaba del hombro y nos contaba la historia de cuando viajó a España en 1971, después de hacer una colecta-

Su sueño era conocer en persona a Juan Domingo Perón y regalarle su viejo bombo y con ese objetivo llegó hasta la Puerta de Hierro en Madrid.

El Tula siempre contaba que ese día se le aflojaron las piernas de la emoción y que sólo atinó a pedirle a Perón que le regale otro bombo y un boleto de vuelta a la Argentina.

De aquella aventura volvió con un bombo alemán que fue una extensión de su cuerpo en todos los actos políticos, en todos los estadios mundialistas y hasta su último suspiro.

El Tula, siempre fue pobre, pero con su voz grave y sus millones de historias, acompaño a nuestra Selección desde el Mundial de Alemania en 1974, sin faltar en ninguno hasta llegar a Qatar en 2022

Fueron 13 mundiales en total, en 50 años.

Su bombo resonó en el Monumental de Buenos Aires la tarde en que Mario Kempes nos regaló la gloria de nuestro primer Mundial, cuando dejamos de ser los campeones morales.

Con su gorrito de Piluso, comandó a la hinchada argentina en el Azteca cuando Diego Maradona se vistió de superhéroe y Argentina volvió a tocar el cielo con las manos.

El sonar inconfundible de su bombo legendario fue la banda de sonidos, que acompañó a Messi y su magia para ayudarnos a ganar el inolvidable Mundial de Qatar, que todo un país no deja de celebrar hasta hoy.

Hace un año, en la entrega de los premios The Best subió al escenario a recibir el premio de la FIFA a la mejor afición.

Con su camiseta de la Selección Argentina, su bombo con los rostros del papa Francisco y de Perón y el mismo gorrito de siempre con los colores celeste y blanco.

Esa noche, con la emoción a flor de piel, el Tula tocó el bombo y cantó con su voz grave por Argentina, después de decir que él fue el primer bombo de los mundiales.

Las figuras del fútbol del mundo, presentes en el acto, los máximos dirigentes de FIFA y millones de telespectadores sonrieron y aplaudieron al personaje, al hincha de fútbol en estado puro que logró descontracturar la forzada solemnidad de un acto al que le faltaban sonrisas y emociones.

El Tula fue un personaje entrañable.

El percusionista que hizo sonar su bombo al mismo ritmo que su corazón.

Dejó de existir un candoroso y trotamundos hincha de la selección.

El que le puso sonidos a los éxitos y los fracasos de nuestro equipo nacional en todos los Mundiales durante 50 años.

Murió Carlos Pascual, el Tula. El bombita nacional.

Seguramente a su histórico instrumento hoy se le piante un lagrimón.