El arquero de Marbella salió campeón y festejó con un beso a su novio

El fútbol es uno de los deportes más populares en todo el mundo, pero también uno de los más machistas. En este contexto, las personas LGBT+ no suelen tener un espacio en el ambiente deportivo, y mucho menos en el fútbol. Sin embargo, algunos protagonistas están decididos a romper con este tabú. 

Uno de ellos es Alberto Lejárraga, arquero del Marbella, un equipo de fútbol de ascenso en España. Lejárraga celebró el ascenso de su equipo a la Segunda RFEF besando a su novio al costado del campo de juego y publicando las fotos en sus redes sociales. 

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Lejárraga, de 28 años, es un ingeniero informático con experiencia en diversas categorías bajas del fútbol ibérico. Además, es el menos goleado de su categoría. "¡Muchas gracias por estar siempre a mi lado, en las buenas y en las no tan buenas! ¡Esta vez nos tocó vivir lo bonito de esto! Gracias", escribió el arquero en su posteo, en el que también aparecen sus familiares y amigos.

El gesto de Lejárraga no pasó desapercibido. Rápidamente se viralizó en las redes sociales y los medios de prensa locales se hicieron eco de la noticia. Además, el arquero recibió el apoyo de muchos colegas. El gesto de Lejárraga se suma al de Jakub Kankto, futbolista checo con paso por el Getafe, que en febrero pasado hizo pública su elección sexual. 

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"Soy homosexual, y no quiero esconderme más tiempo", dijo Jankto en un video de 44 segundos en el que afirmó que pretendía "dar ánimo a otras personas" a dar el paso y vivir sus vidas sin necesidad de mostrarse diferentes a lo que son. Además, reivindicó su deseo de vivir su "vida en libertad, sin temores, sin prejuicios, sin violencia, pero con amor".

A pesar de que la homosexualidad sigue siendo un tema tabú en el mundo del deporte, gestos como el de Lejárraga y Jankto son un avance hacia la inclusión de personas LGBT+ en el ambiente deportivo. Estos deportistas demuestran que es posible ser exitosos en el deporte sin tener que ocultar su identidad sexual y que el amor no debería ser un tabú en ningún ámbito de la vida.