Fútbol de luto
17/12/2024 | 17:33
Redacción Cadena 3
Gabriel Rodríguez
Armando Valentín Pérez fue el pilar fundamental del Belgrano que hoy vive bajo otra gestión, porque lo puso de pie en el peor momento de su historia, con errores –claro está- y aciertos que fueron muchos.
Hay un antes y después no sólo en Belgrano, sino en el fútbol de Córdoba tras el paso de Pérez. Es que Belgrano se transformó tanto que empujó –y obligó- a Talleres a imitarlo.
En 2005 cuando compró todo el paquete accionario de la gerenciadora Córdoba Celeste, dijo a los periodistas que sus amigos lo calificaron de “loco”, pero que asumía ese rol porque sentía que debía algo al club.
Ese “algo” está directamente relacionado con 2002, cuando a último momento se bajó de los pliegos para quedarse con la administración del quebrado club, que finalmente recayó en las manos de los integrantes originales de Córdoba Celeste: Norberto Castaños, Carlos Bustos, Luis y Alejandro Manzanares, Pablo Reyna y Marcelo Oliva.
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El destino querría que en su primer año de gestión, Belgrano ascendiera contra todos los pronósticos en Bahía Blanca, provocando en aquel frío invierno de 2006 una marea celeste como nunca antes se vio en Córdoba.
Esa temporada en Primera División fue mala, al punto de descender en 2007 pero dejando una frase que tomó para no volver a repetir: “Cometimos errores que se pagaron caro. Debemos aprender de ellos”.
Pérez cambió al mundo Belgrano, modificó el rumbo de ese club con una capacidad humana y de gestión muy difícil de imitar. Esa idoneidad le permitió ser un líder positivo, con sus pares, los empleados y hasta con la prensa, a la que siempre le dio un trato respetuoso. Podías disentir con él, pero jamás lo ibas a escuchar públicamente desacreditar al que pensaba u opinaba distinto.
Fue el que hizo respetar a Belgrano, el que hizo serio a Belgrano, el que lo sacó de los entrenamientos en la Isla de los Patos para darle un predio que compró de su bolsillo. Y ameritó una conferencia de prensa algunos años después para explicar que se lo donaba a Belgrano de por vida. No por nada lleva hoy lleva su nombre.
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Muy amigo de Marcelo Tinelli y de reconocidos artistas y periodistas como Cacho Fontana y Santo Biasatti, hizo incursionar a Belgrano en la Liga Argentina de Voleibol, tras una alianza con –precisamente- Alianza de Jesús María. Momento en donde también se habló de una unión con Atenas para profesionalizar al básquetbol.
Pérez era enemigo de los empresarios del fútbol y después de Francisco Ferraro, Mario Gómez, Omar Labruna y Dalcio Giovagnoli más los interinatos de Jorge Guyón y Luis Sosa, contrató a un entrenador que no tenía representante: Ricardo Zielinski.
El Ruso no venía con antecedentes alentadores, ya que si bien había ascendido en Chacarita, se tuvo que ir con cinco derrotas seguidas en la máxima categoría. Pero había descendido con Ben Hur de Rafaela y no le fue del todo bien en Juventud Antoniana.
Lo demás es historia. Juntos hicieron la dupla mejor conformada que se recuerde y alguna vez recordó en el desaparecido matutino “La Mañana de Córdoba” que le llovieron críticas de todos lados cuando Zielinski llegó, porque además estaba dirigiendo a Patronato, y tiró tres palabras esclarecedoras: “Zielinski es mío”. Dando a entender que nadie estaba de acuerdo pero decidió seguir su instinto.
Su legado es enorme. De gerenciador a presidente sin escalas –y sin oposición-, aquel 1 de julio de 2011, cinco días después de lograr el ascenso en la cancha de River.
Sus “Belgranos” nunca pelearon el descenso. En uno de los torneos terminó como uno de los segundos, lo llevó al plano internacional por vez primera al jugar la Copa Sudamericana y lo hizo tres veces, y en 2016 estuvo a dos partidos de disputar la final de la Copa Argentina.
Antes de su paso por AFA como titular de la Comisión Normalizadora, lugar en donde lo eligió el expresidente Mauricio Macri, le entregó la posta a Jorge Franceschi quien terminó ganando la elección en abril de 2017.
En 2019 descendió de categoría y Franceschi quedó marcado hasta en una asamblea que no se pudo terminar.
Siempre se ligó su nombre a Franceschi, porque fue su vicepresidente y quien lo apadrinó para sucederlo en el cargo. Y eso lo llevó a perder por amplio margen la última elección de autoridades que tuvo el club, en febrero de 2021, en plena pandemia.
Particularmente me quedo con sus últimas palabras en la nota que le hice luego de perder ante Luis Artime: “Fue un voto castigo. No tuve nada que ver, pero es la identificación que le proporcionaron a la gente”.
- ¿De ahora en más qué hará?
"Estaré con mis nietos, más tranquilo… Hice todo por Belgrano, hasta el último momento. Me voy satisfecho porque hice todo lo que debía por el club".
- ¿Espera un llamado del ganador?
"No. Tengo un océano de diferencia, pero bueno seguramente el equivocado seré yo porque el resultado indica eso".
Fue de esos pocos tipos que después de dirigir un club podía caminar tranquilo por las calles. Pero no logró hacerlo. Merecía un reconocimiento así en el Gigante.
Armando Valentín Pérez. De los que yo vi y no tengo duda alguna, el mejor presidente de la historia de Belgrano.
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