La quinta pata del gato
22/09/2021 | 18:05 | Ya no queda a quién regalarle una jubilación. Así que van a jubilar a gente que está en plena edad laboral. Y les van a pagar... con el ajuste que les hicieron hacer a los más viejos.
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Al gobierno kirchnerista ya no le importa nada. El pánico ante la posibilidad de perder las elecciones es más fuerte que cualquier tipo de racionalidad.
Y la única arma que tiene es el dinero. Tanto el dinero de los impuestos, como el de la Anses, como el que emite sin parar desde el Banco Central.
El nivel de delirio ya era intenso. Pero eso siempre puede superarse.
Ahora, una idea que da vueltas es reiterar, a otra escala, los festivales previsionales que Cristina Fernández hizo como presidenta y que le dieron buenos resultados electorales.
Hay un problema. No queda más a quién jubilar gratis. Ya cualquiera se puede jubilar en Argentina, haya trabajado o no, haya aportado o no. La única forma de ampliar la clientela para comprar votos repartiendo dinero público es jubilar a quienes ni siquiera tienen la edad mínima para jubilarse. Es gente que en cualquier otro país estaría en plena edad productiva.
El plan está en carpeta. Se podrían jubilar mujeres mayores de 50 años y varones mayores de 60 años. El único requisito es que hayan aportado 30 años. Tendrían una jubilación parcial hasta que cumplan los 55 y los 65 años respectivamente. A partir de ese momento, cobrarían su jubilación plena. Es un incentivo enorme al empleo en negro. E implica comprometer al Estado a pagar cinco años más de jubilaciones que no corresponden, todo para ganar la elección de un año. Cada voto K cuesta una fortuna.
Pero, más importante, es una contradicción grotesca. El gasto del Estado está desbocado, al igual que el déficit. Excepto en un rubro: el gasto en los jubilados. En agosto se gastó en jubilaciones un 44% de lo que en agosto del año pasado, contando bonos y la mar en coche. En esos 12 meses la inflación interanual fue de 51,4%. Es decir que la Anses ya les manoteó a los jubilados actuales más del 7%.
O sea: los jubilados, sobre todo los que aportaron toda su vida, son los únicos que han hecho un ajuste. Y el gobierno, en lugar de evaluar de qué manera dejar de perjudicar a quienes son más viejos y se jubilaron con la edad legal, quiere usar a la Anses para comprar votos jubilando a personas jóvenes que todavía están en plena edad de trabajar.