Alberto y la deuda: un ojo en “cuánto” y el otro en “cuándo" (Por Adrián Simioni)

Negociación

Deuda: con un ojo en “cuánto” y el otro en “cuándo"

25/05/2020 | 17:25 | Para Argentina es importante el monto final a pagar. Pero Fernández también puja por otra cosa: que los pagos comiencen recién cuando él termine este mandato. La diferencia: 10.500 millones de dólares.

Audios

Se supone que las negociaciones entre los acreedores externos de la Argentina y el ministro de Economía, Martín Guzmán, están al rojo vivo desde la semana pasada. Quedan 6 días hábiles para llegar a un acuerdo con los múltiples fondos de inversión, para que éstos consulten con sus ahorristas si lo aceptan y para que se instrumente el canje de los bonos que pasarán a la historia por los nuevos.

Para muchos expertos es materialmente imposible llegar al martes con todos esos deberes hechos. Por eso ya se descuenta que Argentina va a apelar a otra cuestión legal para llevar la fecha al 12 de junio. Ocho días hábiles más.

Hoy, según trascendidos varios, Argentina les está proponiendo a los acreedores bonos que podrían vender a 45 dólares por cada 100 dólares que figuran en el título. Y los bonistas están pidiendo 55 dólares por cada 100. Esa sería más o menos la brecha a negociar.

Pero no es lo único. El presidente Alberto Fernández no sólo quiere que la deuda se achique para que, como dice tanto Argentina como el FMI, sea sustentable, es decir, se pueda pagar.

Además, el Presidente quiere que todo eso se empiece a pagar recién después de que él termine su primer mandato. Es decir, que el peso de esta deuda caiga sobre el próximo presidente. Por eso Guzmán planteó un período de gracia de tres años, es decir que recién en 2024 Argentina tendría que empezar a pagar intereses.

El economista del Ieral Jorge Vasconcelos le puso números a este regalito del cual Fernández no se quiere hacer cargo, al menos en su primer mandato. Según Vasconcelos, la propuesta original de Guzmán implica que, de acá a 2025, Argentina sólo tendría que pagarles 2.100 millones de dólares a los bonistas. En cambio, la contrapropuesta que la semana pasada hizo uno de los fondos más importantes implicaría pagar 12.600 millones de dólares, seis veces más. La diferencia es de 10.500 millones de dólares.

Por eso, en la discusión urgente de estos días, Guzmán no discute sólo cuánto. A Fernández también le interesa, sobre todo, el cuándo. Para que las facturas no caigan sobre él sino sobre su sucesor. Que podría ser él mismo, quién sabe.