La quinta pata del gato
26/10/2021 | 12:52 | Para un hogar con dos adultos, los cuatro servicios más básicos cuestan aproximadamente 9.700 pesos en Córdoba y 5.450 en el Amba.
Audios
La irracionalidad de los subsidios en los servicios públicos estalló en la campaña electoral. De un lado, la grotesca discriminación que sufre el interior. Del otro lado, los privilegios abusivos del Gran Buenos Aires. El epicentro de la discusión es, como siempre, Córdoba. Es incomprensible por qué santafesinos, mendocinos, tucumanos o cualquier otro provinciano no pone el grito en el cielo. A ellos también los vienen abusando desde hace dos décadas.
En la discusión cordobesa vienen cabeceando casi todos. Desde el gobernador Schiaretti y sus ministros hasta Cristina Fernández y sus funcionarios. Y se han mezclado todos los servicios. Desde el gas, hasta el agua.
Hagamos un intento por pasar en limpio cuánto le cuestan los servicios a un hogar en la ciudad de Córdoba y a otro del Gran Buenos Aires o Amba. Aclaremos que son apenas estimaciones. Comparar es muy complejo. Y no hay mediciones sistemáticas.
En electricidad, el mismo hogar que el Amba paga unos 1.200 pesos, en Córdoba pagará aproximadamente 3.000.
En agua, un hogar que en el Amba paga 450 pesos en Córdoba abona alrededor de 900 pesos.
El gas es lo único que es un poco más barato en Córdoba. El hogar que acá paga unos 1.000 pesos, en el Amba paga unos 1.300.
Y en el transporte la diferencia es espantosa. Aún considerando dos pasajes al día para los dos adultos del hogar en Córdoba y cuatro en Amba (porque se supone que deben hacer más conexiones), el hogar cordobés tendrá que gastar 4.800 pesos al mes, casi el doble que los 2.500 que gastará el hogar del Amba.
El total: 5.450 pesos en el Amba y 9.700 pesos en Córdoba. Casi el doble. Son 4.250 al mes. Como mínimo. Porque no se tienen en cuenta el subsidio más brutal de todos (el tren), el boleto escolar (que acá banca la Provincia y allá la Nación) y las inversiones en infraestructura que allá hace la Nación y acá la Provincia.
Terminamos con una recomendación para políticos y centros de estudios federalistas: pónganse las pilas, midan la canasta de subsidios, construyan un “índice de la vergüenza y la discriminación” que se mida regularmente, para que estas discusiones de campaña no nos encuentren siempre en la nebulosa que tanto les conviene a los gobiernos unitarios y demagogos de la Argentina.