Medidas económicas
16/12/2019 | 15:40 | Entre 2003 y 2018 el aporte del campo en retenciones se multiplicó por 12. Pero el gasto público se multiplicó por 43.
Los argentinos tendemos a pensar que, de última, la cosecha que sembraron otros siempre nos va a salvar. Tras la megacrisis de 2001 hubo algo de eso. Duhalde repuso las retenciones a los granos que se habían eliminado 10 años antes. Todo ayudaba, el dólar había quedado caro (así que cada dólar significaba muchos pesos, tanto para el Estado como para el campo), el precio de los granos no dejaba de subir en el mundo y Argentina aumentaba hectáreas sembradas y rindes por la siembra directa y los granos genéticamente modificados que había adoptado en la década anterior.
Y así el Estado se llenó los bolsillos. El chancho voló. De golpe, en 2003, casi el 13% de todo lo que recaudaba el Estado entró por las retenciones.
Ahora, Alberto Fernández quiere seguir ese mapa. Sube retenciones, las transforma en un porcentaje para que queden atadas al dólar y a los precios y agrega productos a esa modalidad, como la leche y la carne. Va a ser un golpazo, no sólo para los granos sino también para su industrialización.
Ahora, ¿va a valer la pena darle esa paliza al interior productivo?
Difícil. La mayor contribución de las retenciones a las arcas del Estado se alcanzó en 2008: 13,4% de todo lo recaudado. Pero después no dejó de caer. En 2015, cuando CFK se fue, aún con las retenciones al palo y con toda la furia, sólo 5% de la recaudación era por retenciones.
Macri primero las bajó y después las subió. Este año, 7,4% de los ingresos públicos son por retenciones. Mucho más que en el último año de Cristina, aunque la militancia sentimental K piense lo contrario.
Ahora, Fernández quiere subir aún más ese porcentaje. Pero no hay adelante un boom de precios, ni una tecnología nueva. Mucho menos entusiasmo.
Por encima de todo, el problema no es el aporte del campo, sino el gasto del Estado. De hecho, entre 2003 y 2018 los ingresos fiscales por retenciones subieron mucho: se multiplicaron por 12. Pero aún así no alcanzaron, porque en esos mismos 15 años el gasto público se multiplicó por 43.
Para decirlo de otro modo: en 2003 las retenciones hicieron un gran aporte a las cuentas públicas porque la crisis previa había licuado el gasto público. Hoy, si Fernández quiere que el chancho vuele como en 2003 no le va a alcanzar con subir retenciones. Va a tener que bajar el gasto.