La insoportable levedad de Argentina, la “mendiga eterna”

La quinta pata del gato

La insoportable levedad de Argentina, la “mendiga eterna”

09/04/2021 | 12:28 | "No debería ser tan complicado" que el FMI nos dé 20 años para pagar y no sólo 10, dijo Alberto. No, apenas hay que cambiar estatutos.

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A veces, Alberto Fernández es más superficial que lo que es casi siempre. Esto sucedió al abrir la sesión del Consejo Económico, por zoom. Allí, hablando de la negociación demorada con el FMI, dijo, muy suelto de cuerpo que al fin y al cabo “no debería ser tan complicado -para el organismo- revisar los plazos de pagos” para darle más tiempo a la Argentina para que pague.

La verdad, es una liviandad difícil de soportar en el presidente de un país. Es un discursito para darle de comer a una sociedad en la que todos nosotros ya somos tan insoportablemente leves, superficiales, como nuestro presidente.

Cristina Fernández ya le exigió en público una quita al FMI. Y el gobierno ya pidió que le den más de 10 años de plazo, que es lo que puede darle el Fondo. O sea: ¿ni siquiera en 10 años vamos a ser capaces de ordenar este país para normalizar una deuda? ¿cómo se puede ser tan fraca?

El FMI ya contestó educadamente que no puede hacer esas cosas. Lo prohíbe su estatuto. Para cambiar esos estatutos hay que conseguir el apoyo de los países más poderosos de Occidente. Por ejemplo, el 42% de los votos los tienen Estados Unidos, Japón, Canadá, Francia, Italia, Alemania y el Reino Unido. Casi todos integran el Club de París al que Argentina se encamina a defaultear, una vez más. ¿Y les vamos a pedir la escupidera?

Creer que los presidentes de esos y otros países se van a juntar un domingo a comer un asado, bien a la Argentina, al tuntún, como nos gusta a nosotros, para sacarle la soga del cuello a un país que no es pobre sino un vago sin escrúpulos y un gastador serial, es una muestra de nuestra desconexión creciente con el mundo. Creemos que el resto del planeta va viendo y le va dando, como nosotros, campeones morales de la miseria santificada.

El Fondo no modificó sus estatutos ni siquiera en la crisis de deuda de los `80, cuando no lo pedía un solo país solitario, como hace hoy Argentina, sino que lo pedía un montón de países que estaban asfixiados, entre ellos estaban casi todos los latinoamericanos.

Hoy hasta los latinoamericanos tratan a la Argentina como una pordiosera, un país sin palabra, un defaulteador serial que quiere seguir viviendo de prestado y todavía no se ha dignado a decirle al FMI, ni a nadie, qué plan tiene para empezar a vivir alguna vez sin necesidad de estafar a nadie.

El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, dijo la semana pasada que Argentina era “un lastre” para sus socios del Mercosur. Y el vicepresidente de Brasil, Hamilton Morau, pidió que el estado brasileño sea más austero para no terminar siendo un “mendigo eterno”, como la Argentina. Un “mendigo eterno”. Eso somos. Así nos ven.