Tensión financiera
10/07/2018 | 13:44
Adrián Simioni
Con el frío, el del clima y el de la economía, los inversores se han metido en la cueva. Como los osos, remolonean para salir. Muchos esperan pasar el invierno allí.
Es que la devaluación trastocò la viabilidad y las tasas de retorno de numerosas inversiones, consecuencia del alza del riesgo país y del costo del crédito en pesos y en dólares.
En el caso del Centro Cívico se preveía un presupuesto de 350 millones de pesos, que por ahora quedó demorado, dice el Gobierno, por falta de precios. Es decir, la incertidumbre quedó tan arriba que no se sabe bien cuánto cuestan las cosas.
La Provincia se disponía a colocar un bono en dólares para financiar su programa de obras públicas que quedó en carpeta cuando comenzó la disparada del dólar, que significó para el peso una devaluación mayor al 50 por ciento en lo que va del año.
A nivel nacional los planes que entraron en stand by son numerosos. Van desde las petroleras hasta las empresas interesadas en concesiones como las del subte porteño, pasando por las firmas que habían sido adjudicadas con promociones de energía renovable y los consorcios que pujaron por quedarse con la primera tanda de los Programas Público Privados (PPP) para construir y mejorar 3.000 kilómetros de rutas y autopistas.
Algunos de los casos:
Gas no convencional. Las petroleras que operan en Vaca Muerta descuentan que seguirán los subsidios de la resolución 46 de Energía. Es la que impulsó las inversiones porque reconoce precios mínimos en dólares. Este año deben llegar a 7,50 dólares por millón de BTU. Hoy Cammesa lo compra a 5,20 para que lo usen las generadoras eléctricas, que no pagan el total de esos 5,20. En pesos, ya lo que se paga hoy por la electricidad o el gas de red ya quedó desfasado del valor actual en dólares. Mucho más quedaría si se esos valores en dólares vuelven a subir, como se comprometió. La opción es subir mucho más las tarifas residenciales, subsidiar aùn más el gas o congelar el valor del gas en boca de pozo. Lo primero es inviable políticamente, lo segundo contradice la necesidad de reducir el déficit fiscal y lo tercero desalienta las inversiones.
El nuevo ministro, Javier Iguacel, ha planteado ir hacia la libertad de precios, con Cammesa comprando por subasta en lugar de hacerlo a precio fijo. Esto se haría desde septiembre.
Subte porteño. La licitación internacional para darlo en concesión por 15 años debería cerrar el proceso en noviembre. Pero hay interesados que ya han condicionado su participación a que el contrato incluya resguardos ante la disparada del riesgo país (el costo del financiamiento), a que se pueda renegociar el precio si se disparan el dólar, la energía eléctrica o los salarios, y a que no haya cambios legales impositivos y laborales.
Rutas PPP. Implica a los consorcios que se adjudicaron la construcción y mejora de autopistas y rutas por el sistema de Participación Público Privada (PPP). La semana pasada debían depositar garantías por más de 2.100 millones de dólares pero no lo hicieron. Y pidieron postergar 60 días la fecha por las dificultades para conseguir crédito internacional.
Por lo pronto, la oferta técnica ya se pospuso de la semana anterior a mediados de agosto.
Petróleo. Sucede algo parecido al gas. El gobierno había habilitado la libre competencia, lo que implicaba alinear el precio interno del barril con el internacional. La suba del crudo en el mundo, sumada a la devaluación, tornó eso imposible. Luego se propuso a las petroleras acuerdos de precios. Y el nuevo ministro Iguacel ha planteado ahora que hay libertad de precios. Pero, por el momento, hay fuertes indicios de que el Gobierno está usando a YPF para anclar los precios en los surtidores lo que deja a las demás petroleras ante la disyuntiva de frenar inversiones al costa de perder mercado o, en ciertos casos, refinar a pérdida para no dejar de operar. Hay refinerías paradas y episodios de desabastecimiento.
Para las petroleras el escenario implica incertidumbre e impone una reevaluación de inversiones.
Energías renovables. Argentina licitó el año pasado numerosos proyectos con el objeto de promover energías limpias y cumplir metas del protocolo de Kyoto. La situación es parecida a la del gas: inversiones con costo financiero en dólares y precios de venta en pesos. La Cámara Argentina de Energías Renovables ha dicho que las inversiones se dificultaron y los contratos tienden a cerrarse por plazos más cortos debido al clima de incertidumbre. Uno de los motores de la incertidumbre es si los sobreprecios que se garantizaron para promover la energía limpia podrán mantenerse en sus valores reales o serán licuados por la inflación.