Intervención estatal
19/11/2020 | 14:01 | La Municipalidad no logra pintar sendas peatonales desde hace décadas. Pero se tienta a "salvar" presuntos iconos. El caso Teatro Comedia: 15 años de fracaso.
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El probable cierre o reducción a la miniatura del Hotel Sheraton nos pega directamente en los ojos a los cordobeses. El anuncio llega poco después de que el empresario Euclides Bugliotti anunciara su intención de demoler el Orfeo Superdomo.
Y entonces tenemos la sensación de que esta crisis va a ser mucho peor que las anteriores. Literalmente nos va a dejar una ciudad en escombros, o vaciada, o muerta. Todos vamos a ser Will Smith en Soy leyenda, pero esquivando zombies en La Cañada.
La nostalgia nos gana y rápidamente todos empezamos a hablar de que el Sheraton y el Orfeo son “iconos”, aunque arquitectónicamente no tengan valor particular; de que cómo vamos a cerrar un lugar donde una vez actuó Bob Dylan o un centro de convenciones que funcionó durante 23 años.
La primera reacción llegó del Concejo Deliberante, que medio en caliente declaró de interés público al Orfeo. Y la pregunta surgió de inmediato, la planteaste ayer Turco, ¿van a hacer lo mismo con el Sheraton? ¿Y con cualquier otra cosa que la crisis golpee? ¿Cuánto nos costaría tanta nostalgia?
La ordenanza que permite declarar inmuebles de utilidad pública es bastante ambigua. Puede terminar empernando a la Municipalidad en aventuras caras, decadentes y que, encima, ni siquiera resguardan los presuntos iconos.
El mejor ejemplo es el Teatro Comedia. Lo declaró patrimonio urbanístico Luis Juez en 2005 luego de que se incendiara. Pasaron 15 años. Se gastó un pequeña fortuna en forma intermitente. Sigue cerrado. Pura nostalgia fallida. En 2005 lo que ya moría eran el cine y el teatro tradicionales. En todo caso, para esas expresiones ya sobran las salas en Córdoba, que sobreviven a duras penas. El municipio, por mera nostalgia, se metió a empresario teatral cuando esos negocios ya eran anacrónicos.
Ahora puede pasar lo mismo. Si los empresarios de espectáculos deportivos y artísticos de Córdoba están muy preocupados por perder el Orfeo -que ellos mismos ya venían dejando de contratar desde antes de la pandemia- que hagan una vaquita y lo compren. Se llama sociedad anónima. Son ellos, no la Municipalidad, los que tienen que arriesgar a que en el futuro incierto de la pospandemia y la Argentina recontradevaluada van a volver a Córdoba estrellas como Bob Dylan. Y del Sheraton se puede decir lo mismo.
Es complicado meter a la Municipalidad a financiar la decadencia interminable de edificios en degradación. Es mejor dejar que los dueños y el mercado los reconviertan, los vendan o incluso los demuelan.
La Municipalidad hace décadas que no logra pintar sendas peatonales. La Municipalidad dejó que se destruyera Nueva Córdoba, donde sí había patrimonio arquitectónico, porque fue incapaz de promover la construcción en altura en otros barrios iguales de céntricos. Por eso es absurdo que ese mismo municipio -quebrado e incapaz- se ponga a financiar polvorientos monumentos a la nostalgia en un mundo que tal vez -tal vez- ya no los vaya a necesitar.