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20/02/2020 | 12:58 | La brecha entre lo que pagamos por la luz y el gas y lo que cuesta producirlos se agrava más rápidamente que en la época de CFK. Es por la alta inflación. Es casi imposible no subir tarifas.
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Se viene otro solidaridazo, Turco. Intendentes, gobernadores, presidentes, todos le ponen “solidario” a cada tarifazo e impuestazo que anuncian.
Ahora, el Ministerio de la Producción habla de un “descongelamiento solidario de tarifas”, para subir los precios del gas y la luz.
El tema es que las tarifas ya son súper solidarias. Para la electricidad y el gas hay tarifas sociales mucho más baratas que las normales, que benefician a millones de jubilados, pensionados, beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, hogares en situación de pobreza o integrados por personas con discapacidad. Si encima vivís en el Gran Buenos Aires está genial: porque el resto del país te paga también tarifas sociales en los colectivos, los trenes, el agua y las cloacas.
En el conurbano la cosa promete ser mucho mejor todavía, porque Axel Kicillof además congeló las tarifas de distribución eléctrica y ahora todo el kirchnerismo presiona a Alberto Fernández para que los habitantes del resto del país subsidiemos a Edenor, Edesur y Edelap, como pasaba con Cristina.
Lo cierto es que las tarifas tienen que aumentar. Están congeladas desde agosto, cuando Macri frenó subas para quedar bien con los votantes antes de las elecciones de octubre.
Lo que pagamos por la luz que consumimos cubre apenas el 54% de lo que cuesta generarla. Por eso las distribuidoras ya están dejando de pagarles a las generadoras el 30% de la energía.
En el gas, las distribuidoras dicen que gastan más del 80% de lo que recaudan en sueldos e insumos. Algunas dicen estar al borde de la quiebra porque así no pueden afrontar sus costos financieros. Y el gas está tan barato que en Neuquén ya están parando la producción.
A diferencia de otras épocas, esta brecha entre lo que pagamos por los servicios y lo que realmente cuestan no puede prolongarse. ¿Por qué? Por la inflación. Una cosa es congelar las tarifas si los costos suben al ritmo de una inflación anual del 20%. Pero otra es si la inflación es del 50%. Los servicios se desfinancian mucho más rápido.
Y encima el gobierno no tiene plata para subsidiar estos baches tarifarios cada vez más grandes: según la oficina de presupuesto del Congreso, en enero los gastos del gobierno aumentaron 59%, mientras los ingresos crecieron sólo 40%. Y lo que hay que lograr es exactamente lo contrario. Ya no hay con qué subsidiar. No te va a quedar otra que ser solidario. Otra vez.