La quinta pata del gato
11/02/2021 | 12:05 | En tres años los sueldos perdieron casi 30 puntos contra los precios. Una mejora sería obvia. Pero tras una década de inflación, recesión e inestabilidad, no se sabe.
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La reunión gobierno-sindicatos por el tema salarios terminó con pocas certezas y muchas ambigüedades. Hubo una expresión de deseos: que este año los salarios suban entre dos y cuatro puntos más que la inflación. Pero no se sabe bien cómo se va a lograr eso.
En el año que termina, los salarios perdieron 3,1 puntos contra los precios, dijo el Indec ayer. Y eso que fue un buen año aunque no parezca. En 2019, último año de Macri, fue muchísimo peor: el salario perdió 12,9 puntos. Y en 2018 11,6%. Es impresionante: una caída de 27,6 puntos acumulados en tres años.
Y eso con el salario en blanco. El salario en negro es un abismo misterioso que todos ignoramos.
¿Las empresas podrán pagar sueldos más altos? Con semejante paliza en los últimos años, el salario real debería poder mejorar, claramente. Ha habido una enorme baja de costos.
Pero nueve años de inflación, estancamiento o recesión e inestabilidad han hecho de la economía argentina algo inédito, impredecible. Por empezar, dependerá de cada sector y cada empresa: difícil que la modesta meta expresada ayer pueda ser cumplida por igual por los hoteleros que están cerrando que por los aceiteros que exportan. Y, sobre todo, dependerá de si la economía rebota con fuerza o no.
La inflación es la otra variable que tiene que domar el gobierno si quiere que los sueldos les ganen a los precios. El presupuesto dice que la inflación de este año será de 29%.
La inflación bajó con fuerza el año pasado, pese a la emisión histórica de dinero. Pero fue gracias al congelamiento de tarifas, el control de algunos precios (como los combustibles), la baja de precios internacionales, la recesión inducida por la cuarentena y porque el Banco Central duplicó su deuda con los bancos para absorber pesos del mercado. Es casi todo inflación reprimida. No se puede sostener para siempre.
Por eso el ministro Guzmán habla tímidamente de subir tarifas y dejar de emitir para cubrir el déficit fiscal. Pero el kirchnerismo no quiere saber nada con eso en las elecciones. Por eso ayer los sindicatos volvieron a culpar de la inflación a las empresas, como si subir los precios fuera un capricho de empresarios diabólicos.
En estas condiciones, es difícil garantizar que los salarios en blanco vayan a subir más que los precios. Por las dudas, los sindicatos están cerrando acuerdos salariales por medio año. Cosa que, si todo sale mal, antes de las elecciones, haya una nueva ronda de aumentos salariales, aunque sea virtuales.