Ajuste en Centralia
18/12/2019 | 15:59 | Por suba de retenciones, US$ 1.200 M más dejan de entrar a los pueblos. Se pierde recaudación. 300 mil empresas resignan ingresos y capital. La tierra empeora. Cuanto más al oeste y al norte, peor.
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Al final las retenciones a los granos van a terminar como en el 2008, pero con precios internacionales que son casi la mitad de aquella época. Argentina está en crisis, está bien. Y todos tienen que colaborar. Pero el daño es enorme para Centralia, la franja central del país agroindustrial. Schiaretti al menos pidió cuidar al campo cuando se veía venir el golpe. Pero, hasta ahora, los gobernadores de San Luis, La Pampa, Santiago del Estero, Chaco, Entre Ríos y Santa Fe no han dicho nada. Es raro. El guadañazo es múltiple.
Primero, es sencillamente una confiscación de capitales de la región. Sin suba de retenciones, Centralia ya habría perdido 5.700 millones de dólares que jamás entrarían a sus pueblos. Ahora, serán 1.200 millones más los que jamás entrarán, según Juan Manuel Garzón, de la Mediterránea.
En segundo lugar, los estados provinciales pierden de recaudar. Por coparticipación, porque cae la base imponible de Ganancias del agro. Pero sobre todo porque la economía de cada provincia no crece todo lo que podría y entonces también cae la recaudación propia.
El tercer lugar, está el golpe directo a los productores. Son unas 300 mil empresas afectadas. Que con los gastos ya hechos en la cosecha de invierno y en la siembra del verano tendrán ingresos muy inferiores a los que habían calculado. Y menos capacidad para invertir en máquinas, fertilizantes o lo que sea.
En cuarto lugar, se penaliza la rotación de cultivos y se vuelve a favorecer la sojización, porque la retención al maíz sube mucho más (3 puntos sobre 12) que la de la soja (3 puntos sobre 27). Como además quedará menos dinero para fertilizar, los campos se dañarán más.
En quinto lugar, se golpea más al interior-interior. Miren estos números que aportó David Miazzo, de Fada. La soja vale 370 dólares la tonelada. Pero si las retenciones se suben al 33% y se cuentan los gastos de embarque, termina valiendo 234 dólares para todos los productores. Ahora, si estás en Santa Fe, a 50 km del puerto, pagás 7 dólares de camión y te quedan 227. En cambio si estás en Villa Mercedes, San Luis, pagás 30 y te quedan sólo 204.
En el maíz la incidencia del transporte es mucho peor. O sea que la rotación de cultivos y el daño a los campos es mayor cuanto más al oeste te vas. Y al norte, donde los campos también se alejan de los puertos.
Los campos mismos pierden valor, aunque los impuestos, al revés, aumentan. Quien compra tierra la valúa según los ingresos futuros que obtendrá de ella. Y, por la suba de retenciones, todos los campos van a rendir menos; los del oeste y el norte, peor todavía. Y con el valor de los campos también se achica la posibilidad de respaldar la toma de créditos, cuanto más al oeste y al norte, peor.
Uno piensa entonces que los productores deberían volcarse a producir carnes y leche, para no exportar sólo grano, harinas o aceites y eludir las retenciones. Pero hay un problema: ¡también subieron las retenciones a la carne y a la leche! Y subieron mucho más, casi se duplicaron al aumentar 4 puntos sobre 5.
No hay vuelta que darle. Las retenciones son una calamidad en cascada que descapitaliza a Centralia. La cascada llega incluso a sus gobernadores, que ni siquiera dicen nada.