Crisis financiera
13/02/2020 | 15:25 | La Nación defaultea. Las provincias piden defaultear. La UIA pide reperfilar. Los UVA sueñan con una licuación. Falta una rebelión fiscal y estamos todos.
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Los argentinos parecemos llevar en el ADN el gen del defaulteador serial.
A la cabeza marcha nuestro Estado nacional, el decano de los estados defaulteadores del mundo.
Pero no es el único. Detrás de él, la fila es cada vez más larga. Por supuesto, están los gobernadores, que se quedaron con porciones cada vez más grandes de los impuestos en los años macristas y, aunque les sobraba la plata, igual se endeudaron porque su capacidad de gastar es infinita. Ahora le están pidiendo al ministro de Economía, Martín Guzmán, que tome las deudas provinciales y las meta en el mismo pagadiós que otra vez la Argentina les va clavar a argentinos y extranjeros a los que antes les fue a pedir plata.
Claro que eso puede demorar demasiado para algunos. Por eso, ayer, al más irresponsable de todos los gobernadores, el chubutense Mariano Arcioni, no le quedó otra que contratar por decreto y sin permiso legislativo a dos bancos para que “reestructuren” los 800 millones de dólares que adeuda Chubut. Marche otra cesación de pagos.
Otros gobernadores ya están revisando cómo es el trámite para imprimir cuasimonedas. Por las dudas. Después del discurso de Guzmán interpretan que la Nación seguirá gastando, pero sin financiamiento, ni en dólares ni en pesos. La Nación puede hacerlo porque puede imprimir pesos falsos. Entonces ellos se van preparando para imprimir sus propia moneda falsa si llega a ser necesario. Otra forma de default: pagar con dinero trucho.
Pero los privados argentinos también quieren reperfilar. El vicepresidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, acaba de hacer lo mismo que los gobernadores. Le pidió al gobierno un plan para “reperfilar” las deudas de las empresas que en estos tiempos debieron tomar deudas a tasas siderales. “Es imposible pagar”, dijo Funes de Rioja. Exactamente lo que dijo ayer Guzmán en el Congreso. Otra estatización de deudas privadas que se pagarán con impuestos e inflación.
Hay argentinos de a pie que están en la misma. Los más notorios son los endeudados con créditos hipotecarios UVA. Ellos también exigen que les licúen sus deudas, aunque ya han recibido un auxilio del Estado, que pagarán con sus impuestos los mortales que no tomaron préstamos.
Entre tanta argentinidad defaulteadora al palo, quedan algunos argentinos que no se endeudaron ni vivieron del Estado que se endeudó. Es más, es probable que algunos de ellos hayan sido tan tontos como para haber desenterrado dólares del jardín y habérselos prestado al Estado. Ahora, además de ser ellos mismo defaulteados, van a tener que pagar también la fiesta que ya terminó, aunque nunca los invitaron al baile.
Como no se endeudaron, ellos no pueden defaultear a nadie, a menos que esta vez se enojen en serio y, por ejemplo, dejen de pagar impuestos, defaulteando así, por una vez, ellos al Estado.
Ahí sí ya seríamos absolutamente todos acreedores incobrables. Y nos uniríamos para siempre en la escencia morosa, socarrona y descarada del ser nacional.