¿Estamos mejor o peor que nuestros padres?

¿Estamos mejor o peor que nuestros padres desde el punto de vista económico? Este interrogante no solo busca una respuesta inmediata, sino que también abre un debate sobre la percepción de la calidad de vida a lo largo de las generaciones.

La encuesta, realizada en el Conurbano Bonaerense a finales de agosto, revela que el 80% de los encuestados se percibe como clase baja. Lo más impactante es que más de la mitad de los participantes considera que su calidad de vida actual es igual o peor que la de sus padres. Este dato es alarmante, especialmente en un contexto donde los gastos familiares han cambiado drásticamente. Las necesidades de los hijos han evolucionado, y hoy en día, los costos de actividades extracurriculares, tecnología y otros gastos son significativamente más altos que en generaciones anteriores.

Por caso, las actividades recreativas eran más accesibles y menos costosas, en contraste con la actualidad donde los niños dependen de actividades organizadas y pagadas, lo que limita su libertad y aumenta la carga económica sobre los padres. La inseguridad es otro factor que ha modificado la forma en que los niños juegan y se relacionan, restringiendo su autonomía en comparación con la infancia de sus padres.

Sin embargo, a pesar de esta percepción, un dato interesante emerge de la encuesta: el 68% de los encuestados se muestra optimista respecto a que las próximas generaciones tendrán una mejor calidad de vida.