El dato confiable
09/09/2024 | 10:21
Redacción Cadena 3
Federico Albarenque
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Hasta el 49% del precio de un producto de primera necesidad son impuestos
Hay una información que resulta alarmante: hasta el 49% del precio de un producto de primera necesidad en Argentina se destina a impuestos. Este dato proviene de un informe de CADAM, presentado por la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas, que pone de relieve la presión fiscal que enfrentamos los argentinos.
Siempre nos preguntamos por qué los precios de los productos son tan altos en nuestro país, incluso cuando hacemos comparaciones con otros lugares del mundo. A pesar de las variaciones en el tipo de cambio, la realidad es que muchos productos, como un par de zapatillas, se venden a precios exorbitantes. El informe revela que la carga impositiva en la cadena de comercialización oscila entre un mínimo del 38,1% y un máximo del 49,1%. Un ejemplo claro: al comprar una gaseosa de litro y medio, una parte significativa de su precio corresponde a impuestos.
El desglose es escalofriante. En la fábrica, se suma un 21% de IVA, 1,2% de Impuesto al Cheque, y entre 0,2% y 1,5% de Ingresos Brutos, además de tasas municipales que pueden alcanzar hasta el 6% en ciertos distritos. Uno se pregunta si estas tasas están justificadas por la calidad de los servicios que se ofrecen, como la seguridad o la limpieza, y la respuesta, lamentablemente, es negativa.
En el ámbito mayorista, se aplican impuestos similares, y en el comercio minorista, el Impuesto al Cheque se paga dos veces, lo que incrementa aún más el costo final para el consumidor. Nicolás Vaccáneo, vocero de CADAM, comentó que en muchos partidos del Gran Buenos Aires, las tasas han aumentado considerablemente, afectando tanto al consumidor como al comerciante. Esta situación crea una competencia desleal entre comercios de diferentes distritos, donde el que tiene menos presión fiscal puede ofrecer precios más bajos.
El Gobierno nacional busca impedir que los intendentes incluyan tasas municipales en las boletas de servicios públicos, ya que esto genera una inequidad. Las tasas están atadas a porcentajes de consumo que varían según el usuario, lo que resulta en facturas finales que no reflejan solo el costo del servicio, sino una acumulación de impuestos. Esto hace que, al recibir la boleta de luz, por ejemplo, se perciba un precio inflado que no corresponde únicamente al costo del servicio.
Es fundamental que los ciudadanos sean conscientes de esta realidad. Al revisar una factura, es posible que se sorprendan al descubrir cuánto de lo que están pagando corresponde a impuestos. En Córdoba, por ejemplo, en la boleta de Aguas Cordobesas se incluye una tasa al fondo de cloacas, y esto se repite en otros servicios. La falta de transparencia en la inclusión de estos ítems es preocupante y debería ser abordada por los gobiernos municipales.
Los contribuyentes tienen derecho a saber por qué están pagando lo que pagan. Es esencial que se blanquee la información sobre las tasas y se explique a dónde va cada peso. La ciudadanía debe exigir claridad y rendición de cuentas sobre el uso de los fondos recaudados. En definitiva, es hora de que tomemos conciencia de que, al comprar cualquier producto, una parte significativa de su costo se destina a impuestos, y es vital que se reconozca esta carga en la discusión pública.
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