Seis de cada 10 argentinos consideran que hay discriminación por edad en el trabajo

Quiero abordar un tema que a menudo se pasa por alto en nuestras discusiones cotidianas: la discriminación por edad en el lugar de trabajo. 

Según un reciente estudio realizado por la plataforma de búsqueda Boomerang, seis de cada diez argentinos consideran que existe este tipo de discriminación. 

Este estudio, que incluyó a casi 5.000 personas en varios países latinoamericanos, reveló que Argentina solo superó a Perú en cuanto al número de personas que afirmaron haber experimentado o presenciado discriminación por edad.

Además, tres cuartas partes de los encuestados argentinos creen que la edad puede influir en las posibilidades de conseguir empleo. Para aquellos con más años, puede ser más difícil encontrar trabajo; para los jóvenes puede ser más fácil. Seis de cada 10 argentinos piensan que la edad es un factor determinante a la hora de contratar personal nuevo y el 81% sostiene que hay discriminación por edad en el ámbito laboral.

Lo llamativo es cómo esta percepción se traduce en experiencias concretas: el 54% dijo haber sido rechazado en un proceso de selección pese a cumplir todos los requisitos o tener la experiencia necesaria simplemente porque son considerados "demasiado viejos". Esta forma sutil pero dañina de discriminar se conoce como "edadismo".

Aparte del aspecto laboral propiamente dicho, también hay una dimensión social importante. El 17% afirmó sentirse excluido socialmente dentro del ambiente laboral debido a su edad; ya sea porque son considerados demasiado mayores o demasiado jóvenes para participar en actividades sociales con sus colegas. El 15% siente que su trabajo es menos reconocido o visible que el de los jóvenes, y el 13% sostiene que se les asignan tareas menos desafiantes o no se les permite liderar proyectos debido a su edad.

Estos datos son preocupantes y revelan una realidad dolorosa: muchos argentinos experimentan discriminación por edad en sus lugares de trabajo, tanto en términos laborales como sociales. Sin embargo, también nos obliga a reflexionar sobre cómo valoramos la experiencia y la juventud en nuestra sociedad. ¿Hemos perdido el respeto por la sabiduría que viene con los años? ¿Sobrevaloramos la juventud al punto de excluir a aquellos que no cumplen con nuestros estereotipos de lo que significa ser joven?

Esperemos que estos hallazgos sirvan como un llamado a la reflexión y al cambio. Todos merecemos ser valorados y respetados independientemente de nuestra edad. Y todos tenemos algo valioso para aportar, sin importar cuántos años tengamos.