Francisco: “El Pueblo de Dios no necesita de nosotros superhéroes, espera pastores".

Gira papal

Francisco: "Ir vestido de cura se está pagando caro"

17/01/2018 | 06:25 | El Papa expresó su cercanía a los sacerdotes y religiosos que por abusos cometidos por ministros de la Iglesia sufren insultos e incomprensiones. Fue durante un encuentro en la Catedral de Santiago.

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Francisco: "Estamos invitados a no disimular nuestras llagas".

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El Papa pidió "perdón" por los abusos de la Iglesia (Informe de Héctor Lorenzo).

El Papa Francisco expresó este martes su cercanía a los sacerdotes y religiosos que a causa de los abusos cometidos por algunos ministros de la Iglesia están sufriendo insultos e incomprensiones, pues ir "vestido de cura se está pagando caro", durante el encuentro realizado en la Catedral de Santiago de Chile.

“Sé que a veces han sufrido insultos en el metro o caminando por la calle; que ir ‘vestido de cura’ en muchos lados se está ‘pagando caro’”, indicó el Papa, que los invitó a pedir a Dios “la lucidez de llamar a la realidad por su nombre, la valentía de pedir perdón y la capacidad de aprender a escuchar lo que Él nos está diciendo”.

“Nos guste o no, estamos invitados a enfrentar la realidad así como se nos presenta. La realidad personal, comunitaria y social”, señaló Francisco

En ese sentido, el Pontífice alentó a los sacerdotes y vida consagrada a decirle a Cristo “‘aquí estamos’ para renovar nuestro sí. Queremos renovar juntos la respuesta al llamado que un día inquietó nuestro corazón”.

Francisco dijo que para ello puede ayudar la reflexión sobre “tres momentos de Pedro y de la primera comunidad: Pedro/la comunidad abatida, Pedro/la comunidad misericordiada, y Pedro/la comunidad transfigurada”.

“Juego con este binomio Pedro-comunidad ya que la vivencia de los apóstoles siempre tiene este doble aspecto, uno personal y uno comunitario. Van de la mano y no los podemos separar. Somos, sí, llamados individualmente pero siempre a ser parte de un grupo más grande. No existe la selfie vocacional. La vocación exige que la foto te la saque otro, ¡qué le vamos a hacer!”, expresó.

El Papa recordó que cuando Cristo fue crucificado los discípulos estaban abatidos. “El desconcierto y la turbación por la muerte de su Maestro. Ya no está, fue crucificado”.

La muerte de Jesús además “puso en evidencia un torbellino de conflictos en el corazón de sus amigos. Pedro lo negó, Judas lo traicionó, los demás huyeron y se escondieron”, sólo pocos se quedaron; y se puede caer en la tentación de “quedarse rumiando la desolación”.

El Papa recordó las palabras del Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, que señaló que la vida sacerdotal y consagrada en Chile “ha atravesado y atraviesa horas difíciles”, pues “junto a la fidelidad de la inmensa mayoría, ha crecido también la cizaña del mal y su secuela de escándalo y deserción”.

Por ello, Francisco expresó su cercanía a los sacerdotes y religiosos que han sufrido la sospecha y el cuestionamiento a causa de quienes siendo ministros de la Iglesia, cometieron abusos contra menores.

“Como discípulos, como Iglesia, nos puede pasar lo mismo: hay momentos en los que nos confrontamos no con nuestras glorias, sino con nuestra debilidad. Horas cruciales en la vida de los discípulos, pero en esa hora es también donde nace el apóstol”, aseguró.

Regresando a Pedro, el Papa Francisco afirmó que Cristo “lo quiere salvar del peligro de quedarse encerrado en su pecado, de que quede ‘masticando’ la desolación fruto de su limitación”. Por ello le pregunta “¿me amas?”, para “que escuche su corazón y aprenda a discernir”.

Francisco recordó que “Jesús interrogó a Pedro sobre su amor e insistió en él hasta que este pudo darle una respuesta realista: ‘Sí, Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero’. Así Jesús lo confirma en la misión. Así lo vuelve definitivamente su apóstol”.

“¿Qué es lo que fortalece a Pedro como apóstol? ¿Qué nos mantiene a nosotros apóstoles? Una sola cosa: ‘Fuimos tratados con misericordia’”. Cristo en medio de nuestros límites “nos vio, se acercó, nos dio su mano y nos trató con misericordia”.

“No somos superhéroes que, desde la altura, bajan a encontrarse con los ‘mortales’. Más bien somos enviados con la conciencia de ser hombres y mujeres perdonados. Y esa es la fuente de nuestra alegría”.

En ese sentido, aseguró que “una Iglesia con llagas es capaz de comprender las llagas del mundo de hoy y hacerlas suyas, sufrirlas, acompañarlas y buscar sanarlas”, derribando “los muros que nos encierran en una actitud elitista para estimularnos a tender puentes e ir a encontrarnos con tantos sedientos del mismo amor misericordioso”.

“El Pueblo de Dios no espera ni necesita de nosotros superhéroes, espera pastores, consagrados, que sepan de compasión, que sepan tender una mano, que sepan detenerse ante el caído y, al igual que Jesús, ayuden a salir de ese círculo de ‘masticar’ la desolación que envenena el alma”, señaló.

En ese sentido, insistió en la necesidad de conocer al “Pedro abatido para conocer a Pedro transfigurado” y así “pasar de ser una Iglesia de abatidos desolados a una Iglesia servidora de tantos abatidos que conviven a nuestro lado”.

El Papa indicó que no se debe esperar “un mundo ideal, una comunidad ideal, un discípulo ideal para vivir o para evangelizar, sino crear las condiciones para que cada persona abatida pueda encontrarse con Jesús. No se aman las situaciones ni las comunidades ideales, se aman las personas”.

Finalmente, el Papa los invito a armar “en su corazón una especie de testamento espiritual, al estilo del Cardenal Raúl Silva Henríquez”.

“Esa hermosa oración que comienza diciendo: ‘La Iglesia que yo amo es la Santa Iglesia de todos los días... la tuya, la mía, la Santa Iglesia de todos los días... Jesucristo, el Evangelio, el pan, la eucaristía, el Cuerpo de Cristo humilde cada día. Con rostros de pobres y rostros de hombres y mujeres que cantaban, que luchaban, que sufrían. La Santa Iglesia de todos los días”.

“¿Cómo es la Iglesia que tú amas? ¿Amas a esta Iglesia herida que encuentra vida en las llagas de Jesús? Gracias por este encuentro, gracias por la oportunidad de renovar el «sí» con ustedes. Que la Virgen del Carmen los cubra con su manto. Por favor, no se olviden de rezar por mí”, concluyó.