El Papa se despidió de Perú con una misa multitudinaria.

Gira papal

La visita del Papa fue un éxito pese a ciertos desaciertos

24/01/2018 | 10:43

Luego de haber estado presente –como corresponsal de Cadena 3- en la Nunciatura, en el Palacio de la Moneda, en el Parque O’ Higgins, en la cárcel de mujeres, en el Santuario del Padre Hurtado, en Temuco y en Iquique, puedo afirmar que la visita del Papa

Francisco a Chile fue un éxito, a pesar de algunos desaciertos.

La visita, histórica para América Latina, fue cubierta por 1.500 periodistas de 40 países acreditados. Algunos medios se mostraron sorprendidos por la falta de fervor en las calles, la poca gente que acompañó los recorridos papales y la falta de carteles.

Sin embargo, hay que conocer a Chile para saber que esto era lo esperado, porque el país trasandino, es sabido, no tiene una clase popular católica, como es el caso de Argentina, Perú o México.

Chile es un país muy modernizado económicamente, con una cultura más individualista y eminentemente laica. Por lógica, el Papa no tuvo la misma recepción que en Perú.

Más allá de la polémica en torno al obispo Barros, la baja asistencia a las misas en Temuco e Iquique y la quema de iglesias durante las últimas semanas, la visita del jefe de Estado del Vaticano al fue exitosa y sus consecuencias ya se hacen sentir en lo que se llama “efecto Francisco”.

Sin duda uno de los momentos históricos de la visita estuvo relacionado con el tema de los abusos sexuales.

Francisco estaba muy enterado del impacto que había tenido el caso Karadima y de que las heridas seguían muy abiertas. Sentía la necesidad de decir y actuar. Y lo hizo: se encontró con algunas víctimas y pidió perdón.

Lo más sorprendente fue que lo hiciera en un contexto como el del Palacio de La Moneda, dirigiéndose a las autoridades cívicas y a toda la sociedad chilena. Es la primera vez que se ha hecho algo así en una visita apostólica.

Poco público

En el acto en la Plaza de Armas, en Santiago, hubo menos gente de la que se esperaba en las distintas localidades recorridas. Pero eso tiene una explicación.

No fue muy atinada la elección de la fecha (enero), ya que en este hemisferio es época de vacaciones y los que no se han ido están trabajando para atender a los turistas que en estos tiempos abundan, siendo una importante fuente de trabajo para muchos.

Se eligieron lugares muy alejados para la gente, de difícil acceso tanto por el tiempo que requerían los traslados, como por el costo de los pasajes y el hecho de que en lugares como Iquique se debía pernoctar, sumaban un gasto importante que no pocas familias podían enfrentar.

A ello se sumó un exagerado operativo de seguridad que alejó al Papa excesivamente, dejando a la gente defraudada porque no lograban verlo.

Los aciertos

Hubo muchos aciertos, entre los que se destacan la misa de Iquique en donde el Papa Francisco señalara la religiosidad popular como un maravilloso tesoro para la gente de Chile.

Y también la presencia de la Presidenta Michelle Bachelet en prácticamente todos los actos, incluso los religiosos (sabida es su actitud agnóstica) , lo que fue muy significativo.

El éxito de la visita fue fruto también de los discursos del Papa Bergoglio a los religiosos chilenos en la Catedral, a los jóvenes en Maipú, a la comunidad Mapuche, entre otros.

Pero su mensaje a la mujeres privadas de libertad, en la visita al penal, fue profundo y conmocionante. Agentes de la pastoral carcelaria destacaron que en esa semana los eventos violentos en el penal casi desaparecieron. Esta visita las dignificó. Incluso hizo un reclamo específico en cuanto al cuidado de los niños menores, que –entiendo- ha sido acogido por el Gobierno.

Ese es uno de los “efectos Francisco” y hubo otros muchos más.