Casa Botín: el restaurante más viejo del mundo está en Madrid

Casa Botín se ubica en pleno centro de Madrid, en la calle Cuchilleros 17, muy cerca de la Plaza Mayor. Es considerado por el libro Güinness de los Récords como el restaurante activo más antiguo del mundo. 

El lugar fue fundando en 1725 y pronto cumplirá 300 años, fecha desde la que su horno a leña está prendido y nunca se apagó.

Su especialidad, entre muchos platos, es el cochinillo asado, como también su cordero. En ese histórico espacio Goya trabajó fregando platos y su cocina fue elegida por personalidades como Benito Pérez Galdós, Graham Greene, Ernest Hemingway y Truman Capote.

José González es uno de los dos actuales dueños y su familia fue la segunda en administrar el lugar, que por sus dichos “también sobrevivirá a esta generación”. En diálogo con Cadena 3 relató un poco de la historia de un sitio que lleva tres siglos brindando la mejor gastronomía y atención a comensales del mundo.

“No tenemos ni una sola fotografía pero pasaron personalidades de todo el mundo, no quisimos documentarlo. En 1986 comió una reina y el presidente argentino Raúl Alfonsín era un habitual comensal cuando venía a Madrid”, resaltó González.

El español contabilizó millones de visitantes en todos estos años y resalta el boom post pandemia afirmando que “después de tres años encerrados todos salimos a recorrer el mundo y en el restaurante la cantidad permanente de comensales lo confirma.”

“Hacemos muchos platos diferentes pero en el cochinillo y el cordero asados en nuestro horno mantuvimos la receta y estamos entre los mejores del mundo”, resaltó.

Consultado por la conservación histórica del emblemático espacio de Madrid, el gastronómico confirmó que mantuvieron el edificio, la cocina y el horno, que nunca se apagó en los tres siglos. “En pandemia venía un cocinero que vive al frente a poner leña todos los días, es un horno que estuvo tres siglos caliente y no queríamos que se enfriara bajo ningún motivo”, remarcó.

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El horno trabaja a 72 grados y todos los días se limpia y se prende nuevamente. Está hecho con ladrillos de un formato y tamaño especial que ya no se fabrican, por lo que es imposible replicarlo, ya no existe el material para hacerlo.

Para González no hay secretos y expresó que lo principal es “materia prima de calidad, leña que brinde más calorías que humedad y un horno con las características que tiene el de Casa Botín”.

El cochinillo se condimenta con sal, pimienta, agua, manteca de cerdo, vino blanco, laurel, cebolla y ajo. Los precios no son distintos al resto de los restaurantes de calidad de Madrid y refleja casi 300 años de cocina, trabajo y amor en la península ibérica.

Informe de Federico Albarenque.