Elecciones en EE.UU.
26/10/2020 | 10:39 | Vladímir Putin será nuevamente espectador de una contienda por el despacho oval, convencido de que gane quien gane, se impondrá el "consenso bipartidista" para frenar el desarrollo de Rusia.
Marcos Calligaris
Tras la tortuosa implosión de la Unión Soviética, y luego de superar una profunda crisis económica y social, desde la llegada de Putin al poder Rusia logró encaramarse nuevamente a los primeros planos de la política internacional.
En esa reconstrucción del país más grande del mundo como potencia, Vladímir Putin ha logrado que Rusia esté nuevamente en boca de los aspirantes a ocupar el despacho oval de la Casa Blanca, ya sea por temor, por acusaciones de intromisión, por polémicas sobre tratados de armas nucleares, o por la necesidad de alcanzar acuerdos, tal como sucediera en el bipolar mundo del siglo XX.
Lo cierto es que en vísperas de las elecciones de EE.UU., cobra especial interés la postura del Kremlin respecto a los candidatos, en un momento en que el vínculo entre ambos países no pasa por su mejor etapa.
De hecho, las relaciones entre las dos naciones se han hundido a los niveles más bajos desde de la Guerra Fría por la anexión de Crimea por parte de Moscú, como así también debido a la supuesta intromisión rusa en las elecciones presidenciales de EE.UU. de 2016, entre otros asuntos.
Por esto, quienes auguraban una sintonía fina entre EE.UU. y Rusia con la llegada de Trump al poder, deberán renovar sus expectativas y apuntar a un potencial Gobierno demócrata o a un viraje del republicano en caso de lograr la reelección. Aunque desde Rusia son escépticos de que algo pueda cambiar tras las elecciones.
La posición rusa
Tras una abstención de ahondar sobre el proceso electoral de EE.UU. durante gran parte del mismo, Vladímir Putin realizó días atrás sus primeras declaraciones detalladas sobre la campaña. Prima facie no fijó una postura en favor de un candidato en particular, aunque analizando sus declaraciones se podrían sacar algunas conclusiones.
En primer orden, el mandatario ruso criticó lo que calificó de "aguda retórica antirrusa" de Joe Biden, afirmando que esa actitud es algo a lo que "lamentablemente nos hemos acostumbrado".
Biden, quien lidera las encuestas, ha sido crítico con Moscú durante toda la campaña e incluso ya desde su época como vicepresidente de Obama. No obstante, el líder ruso también elogió al demócrata por declarar su intención de extender el tratado de control de armas New START, que expira en febrero. Las conversaciones entre EE.UU. y Rusia sobre la prolongación del pacto no han producido ningún progreso visible en los últimos tiempos, y los diplomáticos rusos señalaron que las posibilidades de llegar a un acuerdo con la Administración Trump parecen escasas.
Durante el primer debate, el candidato demócrata fue muy duro con Trump, a quien señaló como "el cachorro de Putin". Al respecto, el mandatario ruso afirmó que ese comentario era en realidad un cumplido para Rusia. "Aumenta nuestro prestigio, porque están hablando de nuestra increíble influencia y poder", aseveró.
Pero al mismo tiempo, Putin lamentó el fracaso del presidente Trump para mejorar las relaciones entre Moscú y Washington, aunque culpó de eso a un "consenso bipartidista sobre la necesidad de contener a Rusia, para frenar el desarrollo de nuestro país".
¿Cambiar para que nada cambie?
Diversos analistas coincidieron en que los comentarios de Putin apuntaban a múltiples propósitos: jugar indirectamente para Trump señalando a los demócratas de ser favorables a Moscú, mientras que al mismo tiempo, el líder ruso cubría sus apuestas coqueteando con el bando de Biden en caso de que este se impusiera el 3 de noviembre.
Finalmente, fiel a su pragmatismo y como manda la diplomacia en estos casos, Putin señaló que Rusia está dispuesta a trabajar con cualquier futuro presidente de los Estados Unidos. Pero en el fondo, el líder ruso mantiene el convencimiento de que más allá de la lucha intestina por el poder en Washington, gane quien gane se terminará imponiendo el "consenso" entre republicanos y demócratas para "contener a Rusia".
Una mirada retrospectiva desde la época de la Cortina de Hierro le da la derecha al líder ruso para no hacerse muchas ilusiones con las elecciones. Ni la alternancia bipartidista en EE.UU. ni el cambio de sistema en Rusia –incluyendo la sucesión de secretarios generales y presidentes con diferentes concepciones del mundo– fueron capaces de producir una evolución significativa de las relaciones.
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