La mentira más naturalizada: el fin de semana

El doctor Enrique Orschanski y el periodista "Chema" Forte hablaron en el programa 19 de "En familia, aquí y allá" sobre cómo los fines de semana, en lugar de ser momentos de descanso, se convierten en periodos de agotamiento para los jóvenes.

Hemos escuchado muchas veces la canción "No me gustan los lunes", que narra la trágica historia de una adolescente llamada Brenda Spencer, que respondió así a la Policía después de disparar a ocho alumnos y a profesores de un colegio de primaria, dejándolos heridos. La joven mató al director y a otro profesor.

¿Por qué el lunes no le gustaba a Brenda? Porque el fin de semana había sido, según ella, un espanto. Al respecto, el doctor Orschanski opinó en Cadena 3 que "no entendemos que nos hemos descolgado de los ciclos biológicos que nos ordenan la vida".

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Y añadió: "Mucho de la salud individual, de la salud grupal, de la salud familiar, depende de estar acoplados a tres ciclos. Un primer ciclo que es el día y la noche. Lo perdimos porque estamos mal utilizando la noche para reparar el cuerpo. Y la semana es otro ciclo biológico que tiene mucha lógica, más allá de la tradición bíblica".

El doctor explicó que cada siete días cambia la superficie de la piel, cambian las células de la córnea y el cabello crece medio milímetro. "Hay muchas transformaciones que tienen esta cadencia de siete días. Y cuando decimos la palabra 'fin', estamos diciendo que algo terminó. Pero si el sábado y el domingo, al que normalmente le llamamos fin de semana, son días para cansarse de otra manera, ¿Cuál es el contraste con la semana agitada, con estas jornadas interminables que tienen los chicos?".

El caso de esta adolescente Brenda ocurrió en California, en San Diego, hace ya más de 40 años y es un caso extremo que propició esta canción. "No vamos a llegar a los extremos", aclaró "Chema" Forte.

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Consultado sobre las consecuencias que tienen estos fines de semana con tanto trabajo para los niños y adolescentes, el doctor Enrique Orschanski detalló dos ejemplos:

• Primero, la pérdida de este ciclo de siete días les produce un cansancio psicofísico inédito. Los chicos empiezan el ciclo escolar y al final de marzo, en este hemisferio sur, están cansados como si fuera noviembre.

• Segundo, tienen muy poca capacidad para la atención. ¿Y qué pide el colegio? Atención. Y les pide imaginación y creatividad. Pero resulta que solamente la creatividad y la imaginación surgen en espacios vacíos, en espacios de aburrimiento. El fin de semana tiene esa oportunidad, dejar espacios vacíos, dejar lugares en donde no se haga nada.

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¿Cuál es la estrategia para que los chicos se aburran y no estén protestando por aburrirse?

"La tecnología parcha muchos de esos espacios libres, pero apenas ellos se quedan aburridos y el padre está en condiciones de decirle 'y bueno aprovechá, inventá algo, imaginá algo'. Y es en ese momento cuando en realidad uno conoce quién es su hijo y quién es su hija, cuando están aburridos, porque el aburrimiento es el motor neurológico más potente que se conoce para la creación", explicó el doctor.

Esa mentira que hemos naturalizado de llenar los fines de semana de actividades extraescolares a nuestros jóvenes, quizá no sea la mejor. "Que tengan actividad sobre todo física o intelectual, pero moderada, con tiempo para aburrirse, para no hacer nada", opinó "Chema" Forte.

En ese marco, Orschanski destacó que "nadie les va a quitar el entretenimiento, pero si el entretenimiento se transforma en transitar todo un año de agotamiento sin pausas, tiene mala prensa la pausa, tiene mala prensa el aburrimiento, tiene mala prensa el descansar. Es como estoy perdiendo el tiempo".

En realidad, según explicó el doctor, "estoy ganando neuronas para que no me gane el cansancio, la falta de atención y el desprecio por las cosas lindas que podrían surgir si yo estuviera aburrido. Esas son las consecuencias de no parar ni un minuto. Hay que parar mucho más de un minuto y sobre todo en fin de semana", concluyó.

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