En familia
31/05/2024 | 13:03
Redacción Cadena 3
Dr. Enrique Orschanski
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Las tareas escolares de nuestros hijos y el rol de la familia
En una reciente publicación en Instagram, donde tiene casi 6.5 millones de seguidores, Cinthia Fernández confesó una de sus mayores situaciones estresantes: ayudar a sus hijas con las tareas escolares. La modelo y bailarina es muy activa en redes sociales y comparte momentos de su vida con sus tres hijas, Francesca, Charis y Bella, incluyendo tanto los felices como los desafiantes.
"Nada que odie más que estudiar con ellas. Me colapsa. Se rompe mi vínculo como madre en este momento", aseguró en sus redes. Esta confesión generó una gran resonancia entre sus seguidores, quienes compartieron experiencias similares, mostrando un alto nivel de interacción habitual en las publicaciones de Fernández.
La verdad es que interpela, e interpela muy fuerte, porque forma parte de todo lo que confunde al mundo infantil. Los chicos están realmente muy confundidos de quién es la autoridad. A los chicos se los manda al colegio para pedirles que se los eduque, y los padres tercerizan, y después vuelve a la casa y los padres tienen que ser docentes.
Entonces los chicos no entienden quién es la autoridad en casa, papá, mamá o un docente. ¿Quién es la autoridad en el colegio? ¿Quién me enseña las cosas básicas y quién me enseña la tarea, los contenidos? ¿Por qué hay tanta confusión entre estos dos mundos? Porque no hay tiempo, porque hay mucho apuro, y porque los chicos pasan a ser una tarea para los padres y no un disfrute.
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Mi opinión al respecto es que la mayoría de las familias, por necesidad o por deseo, tercerizan mucho, mucho de la educación en los colegios. Tercerizan en decir "buen día", en decir "permiso", en aprender las cosas básicas, en "a guardar, a guardar cada cosa en su lugar". La frase más repetida en los jardines, porque en casa "a guardar, a guardar, no se responde a esa norma".
La educación, a mi modo de ver, es familiar. Y lo demás, el contenido, el estímulo, las propuestas, los proyectos, aparecen en el colegio. Entonces tenemos una gran mayoría de chicos que van desde muy chiquititos al jardín y se pierden esa educación familiar por varias razones. Primero, porque en casa no hay nadie, porque están todos trabajando por él, pero sin él. Segundo, porque la jornada es larguísima. La jornada escolar de los chicos ha tenido que acoplarse a la jornada laboral de los padres. Y es una realidad, no nos enojemos por eso.
Pero volviendo al tema central, cuando los chicos vuelven del colegio, tienen que seguir haciendo tareas que corresponden al ámbito escolar. Yo siempre he sido un defensor de que la tarea escolar termine en el colegio. Pero ¿por qué los chicos tienen que duplicar su horario volviendo a casa y exigiendo que padres, madres, cuidadores, abuelos, quien sea, tenga que ponerse en un papel que no le corresponde?
Hay personas que se pueden adaptar. Incluso a mí les gusta esa tarea docente en la casa. Es una cosa generalizada. Pero muchos se salen de sus casillas porque dicen "yo no tengo ni la paciencia. A veces no tengo el conocimiento. Yo aprendí a dividir de una forma y mi hijo o mi nieto aprendió a dividir de otra manera. Entonces yo no lo puedo ayudar en esto".
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¿Cuáles son las consecuencias? Primero el desencuentro y el enojo. Segundo, muchos chicos dicen mi papá es un ignorante. No sabe dividir. Y en realidad sabe de otra manera. O lo ha aplicado de otra manera.
Creo que forma parte de algo que comentamos en otra columna de En Familia. La orfandad, la sensación de orfandad que tienen los chicos. Orfandad de padres vivos, que se entienda bien. El padre está, la madre está, los cuidadores están. Y todos los sucedáneos, todos los que funcionan como padre, madre, etc. Pero están muy solitos y se sienten muy solitos en la escuela.
Cuando no tienen esa mirada maternal o paternal que justifica a veces mucha inconducta. Y en la casa, ¿por qué se tienen que enojar con esa persona tan buena que se llama mamá y ahora se llama seño? Creo que es injusto para los padres, es injusto para las madres, es injusto para los chicos. Y mientras insistamos en confundir los mundos en donde viven, los chicos se estructuran en tres instituciones fundamentales que no pueden ser movidas. Una es la familia. Y en la familia somos parientes, no somos docentes, alumnos.
La segunda institución es el colegio. ¿Cuáles son las autoridades del colegio? Las autoridades del colegio, los que están. Los maestros apasionados, el portero que saluda por el nombre, el transportista escolar a veces. Gente que acompaña la jornada escolar.
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Y el Estado. Porque el Estado también son los que están. Porque esos chicos que ahora multiplican y después subjuntivo y después votan, que tienen 16 años, tienen que ser construidos como ciudadanos también.
Entonces, en esas tres autoridades, ¿Dónde están los padres? Creo que la mayoría está trabajando denodadamente por sus hijos, pero sin sus hijos. Los docentes, agobiados con un montón de exigencias, pero atrapados en una circunstancia ministerial que les obliga a dar mucha tarea, que confunden los roles después en la casa.
¿Y dónde está el Estado? Y eso lo dejo para otros analistas que a mí no me corresponde.
Que esto no genere ninguna culpa. Desde la primera vez que nos reunimos aquí para charlar en familia, yo les dije que esto no genera una pizca de culpa en nadie, al contrario. Esto es para que la gente se sienta menos sola. Cuando escuchas que pasa mucha gente que dice "ah, bueno, no era yo el único, no era yo el que estaba en conflicto con este problema. No los quiere menos a un hijo, a una hija, porque no tenga ganas de pasarse una hora y media charlando de lengua, matemática o geografía".
Creo que los pocos momentos, y los que tenemos hijos que han crecido, los pocos momentos que le van quedando a la familia son cada vez menos. Son en reuniones para comer. Si los arruinamos con tareas que corresponden a otro ámbito, digo, el que pueda, no lo arruine. Y si se sienta a almorzar, que almuerce. Pero no mientras termine el pedacito de milanesa, termine la tarea de historia porque tal vez ese sea el momento de encuentro.
La paciencia se pierde cuando uno no sabe quién es. "Yo soy tu papá, no soy tu profe, no soy tu particular. No soy, o me encanta ser tu particular, y por ahí patino como padre, porque en algunas cosas nos vamos a desencontrar". Es normal. No hay padres perfectos ni madres perfectas. Hay gente disponible o no disponible. Y con eso aliviemos muchas culpas.
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