MARCELO ELIZONDO
04/12/2019 | 10:45 | Comentó que la mitad del comercio global se desarrolla entre países con este tipo de tratados. Confió en que el Gobierno de Alberto Fernández terminará impulsando la aprobación parlamentaria.
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"Ratificar el acuerdo con la UE sería un gran paso adelante" (Marcelo Elizondo).
–¿Qué relevancia tiene el intercambio generado en torno a los acuerdos de libre comercio?
–En el planeta es muy grande. El año pasado la suma de las exportaciones de todos los países del mundo fue de 25 billones de dólares. De eso, la mitad ocurrió entre países que tienen acuerdos de apertura recíproca, de libre comercio, de complementación económica o de preferencias arancelarias. Confluencias regulativas y arancelarias.
Y viene creciendo el comercio entre los países que tienen algún tipo de acuerdo de preferencias, porque no solamente van generando caída de aranceles, esto es lo menos relevante, sino que van generando espacios comunes de confluencias regulatorias que alientan la activación de procesos productivos y comerciales.
En eso la Argentina viene de atrás. El Mercosur viene de atrás. Y me parece que fue un gran paso hacia adelante la firma del acuerdo estratégico con la unión Europea. Claro que eso todavía tiene algún paso adicional hacia adelante para su concreción.
Pero en líneas generales, en el mundo, lo que está probado es que el comercio internacional, los flujos de inversiones, la competitividad externa, la participación en nuevas cadenas de valor basadas en el conocimiento productivo, son mucho más intensas entre quienes tienen acuerdos de preferencias arancelarias recíprocas.
–Da la impresión de que esto no está en la agenda de política económica exterior de Alberto Fernández. Él mismo ha manifestado bastantes reparos, por ejemplo, respecto del acuerdo con la Unión Europea ¿Cuál es tu mirada sobre este tema?
–Yo creo que el acuerdo con la Unión Europea va a terminar siendo aprobado por parte del Gobierno argentino una vez que se pueda poner bajo tratamiento. Se requiere volcar en la letra de un proyecto de tratado internacional lo que hasta ahora es simplemente un acuerdo estratégico entre las partes.
Pero me parece que hay mucho incentivo para llevarlo para adelante, empezando porque las economías regionales, muchas de las cuales están bajo gobernadores peronistas, serían muy beneficiadas de la apertura del mercado europeo, un mercado con mucha capacidad de consumo, con alto poder adquisitivo, 35 mil dólares per cápita por año, que no debería ser desaprovechado.
Por lo que he escuchado últimamente, incluso de parte de referentes económicos de Alberto Fernández, hay algunas dudas, una búsqueda de revisión, pero no una posición negativa. No me parece que la Argentina vaya a rechazar el acuerdo.
Con todo, no es un acuerdo que la tiene fácil, porque en Europa tiene algunos adversarios. Sobre todo en Francia, también en Austria. Me parece que el proceso va a requerir mucha muñeca y perseverancia.
Mi impresión es que de todas las posibilidades de vinculación económica internacional la que Argentina la que tiene con Europa es la que generaría menos restricciones.
–¿Los plazos que se prevén para una reconversión de la industria de modo de ganar competitividad y en algún momento poder comerciar sin aranceles son adecuados?
–Sí, claramente. Y son plazos generosos. Me parece que prevén tempos de reacomodamientos.
El mundo está viviendo un cambio tecnológico enorme. Todas las industrias están modificándose sustancialmente.
De hecho, lo que se prevé hacia adelante, insisto, es que el motor de la globalización van a ser los flujos de datos, de conocimiento. Los flujos de intangibles a través de la frontera y no tanto la de bienes físicos a la vieja usanza.
La globalización del siglo XXI es intangibles, a diferencia de la globalización del siglo XX, que fue de bienes fiscos.
Todo tiempo de adaptación, para que las empresas puedan encontrar confluencias con el resto del mundo en esta materia, viene bien. Pero hay que darse ese tiempo de adaptación, en acuerdo con la Unión Europea o con cualquier otro mercado, o sin acuerdo.
Es una evolución tecnológica la que está exigiéndonos alguna modernización en esa materia. Y el cambio tecnológico viene, nos guste o no nos guste. Lo podemos coordinar, conducir, acompañar a través de políticas funcionales al respecto. O podemos enfrentarlo y que nos gane de la peor manera que tienen los acontecimientos cuando son inexorables.
Darnos plazos es importante pero actuar en consistencia lo es más.