RODOLFO GIL
11/10/2019 | 10:14 | El ex embajador y asesor de Lavagna consideró “central” mantener una relación “amistosa” por el peso de ese país en la renegociación de la deuda. Criticó la política exterior de Macri.
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Rodolfo Gil: "Sería un error volver colisionar con Estados Unidos"
Entrevista completa a Rodolfo Gil.
El ex embajador y analista internacional Rodolfo Gil consideró que el comienzo de la próxima gestión será una “diplomacia de la deuda”, porque ese es el tema prioritario de la agenda argentina.
Consideró que esa razón debería inducir al nuevo Gobierno a no repetir “un rumbo de colisión con Estados Unidos”, sino, por el contrario, mantener una relación “amistosa”, aun con diferencias de “estilo”.
Opinó que será clave para el futuro de ese vínculo la actitud que se asuma frente a conflicto de Venezuela.
Rodolfo Gil no es diplomático de carrera, pero sí un especialista en temas de política internacional. Fue embajador del Gobierno de Eduardo Duhalde ante la Organización de Estados Americanos. En los últimos tiempos ha asesorado al candidato a Presidente de Consenso Federal, Roberto Lavagna.
–El tema prioritario en la agenda del próximo gobierno es la renegociación de la deuda. Primero, con el FMI ¿Qué predisposición encontraría en el Fondo un Gobierno Alberto Fernández?
–La predisposición va a estar dada en función de cuáles sean los bienes que ambas partes estén interesadas en intercambiar.No nos olvidemos que esto es una negociación.
En una negociación se pone sobre una mesa lo que yo quiero y lo que quiere el otro, hasta dónde se puede estirar cada uno en sus pretensiones y en las concesiones.Tan sencillo como eso.
–¿Cuánto pesarán las duras críticas del candidato del Frente de Todos al FMI y cuánto la necesidad del organismo de asegurarse que Argentina, su principal deudor, no sacará los pies del plato?
–Las críticas al Fondo en realidad son como ciertos movimientos de la esgrima, donde no va la estocada a fondo sino que son movimientos para poner en mejor posición al contendiente.
El Fondo ha escuchado de otros interlocutores cosas como éstas y peores. Aparte, muchas de las cosas que ha dicho Alberto Fernández no escapan de la realidad.
Más allá de que Argentina sea hoy el principal deudor del Fondo, tiene aproximadamente dos terceras partes de la deuda del organismo, ha tenido condiciones excepcionales. Se ha saltado la letra del acuerdo inicial del stand by varias veces, sin que hubiese observaciones a esas faltas por parte del Fondo.
–Pero sin ese auxilio tal vez la economía Argentina hubiera estallado peor y antes, ¿no?
–No soy economista, pero hay una gran cantidad de economistas de todos los bandos, tanto de los que se llaman popularmente neoliberales y del otro lado los estructuralistas, que dicen que se acudió demasiado temprano y demasiado mal.
Pero más allá de esto el problema no es el Fondo. El problema han sido las políticas económicas que se han implementado, con la asistencia del Fondo,cuyo resultado vemos hoy.
–Una situación que se agravó en esta gestión pero que era preexistente. No hubiera sido necesario acudir al endeudamiento, si no hubiera habido un déficit fiscal astronómico.
–Totalmente. Yo creo que la situación que recibió Macri fue mala. Pero la han empeorado sustantivamente durante estos cuatro años. A pesar de que hubo advertencias desde distintos lugares, vuelvo a insistir. Por ejemplo, de ex funcionarios del gobierno como Alfonso Prat Gay o Carlos Melconian, y otros que están parados en la vereda del estructuralismo.
Esas advertencias fueron desoídas por el Gobierno, que en el plano de la economía, como en otros planos, se ha manejado con un poquito de autosuficiencia.
–Trump siempre apadrinó a la Argentina en la relación con el FMI. Fue clave para el mega préstamo que recibió nuestro país y también para destrabar situaciones aun por encima de los estatutos del organismo, como usted dijo. ¿Cómo se posicionaría Estados Unidos en esa instancia?
–Me da la impresión de que el Gobierno americano, por sí o por medio del Fondo, le va a exigir un determinado programa económico o ver por lo menos el programa que un eventual Gobierno de Alberto Fernández piensa a llevar adelante. Del cual no se conocen más que algunas pastillas.
Y por otra parte hay un tema político que es central, que es cuál será la actitud de Argentina frente a Venezuela.
–¿Macri ya perdió el lugar de interlocutor privilegiado de Trump? Fue notorio el silencio y la falta de gestiones ante el FMI en medio de la crisis financiera posterior a las PASO.
–En materia de política exterior, el Gobierno diseñó en sus inicios una novela con títulos de sus capítulos realmente muy atractivos. ¿Quién podía estar en contra de una inserción inteligente de la Argentina en el mundo? De mejorar las relaciones con Estados Unidos, de volver a los valores tradicionales de nuestra sociedad y piedras angulares de la política exterior.
Pero ha hecho un desarrollo realmente lamentable de todo esto. En términos generales, la concepción fue correcta y la implementación fue pésima.
–¿Por qué?
–Porque pensaron y enfatizaron, lo encontramos en todas las declaraciones de los funcionarios, en que esta novela se basaba en una relación personal amistosa, especial, entre Donald Trump y Mauricio Macri. Y eso, tanto en la política internacional como en las políticas domésticas, no existe.
La política fundamentalmente es una relación de poder entre individuos o entre naciones. Y el Gobierno de los Estados Unidos es pragmático. No nos olvidemos que el pragmatismo es la única corriente filosófica que nació en Estados Unidos. Bueno, con mucho pragmatismo ha visto que Macri es un presente difícil y un pasado. Y que el futuro corre por otro lado.Entonces, se estarán reservando para negociar con quienes van a ser el futuro de la Argentina.
Lo usted menciona de la actitud de Estados Unidos después de las PASO ha sido dramático. De los famosos llamados telefónicos entre Trumpy Macri y sus encuentros frecuentes, se pasó a un frío y distante apretón de manos en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en las cuales Macri convivió en una fila de ciento y pico de dignatarios y representantes de distintas naciones en la misma asamblea.
En vez de un encuentro, y aunque que no estaba todavía en funciones la nueva titular del Fondo, que el Presidente de la Nación entre intempestivamente a negociar con el número dos del Fondo, David Lipton, y salga con las manos vacías es realmente muy pobre.
–Más que del fracaso de una política exterior parece el resultado de la debilidad política de Macri después de las PASO.
–Uno cuando negocia con los Estados Unidos tiene que ser muy cuidadoso. Es un país con el cual, si uno tiene elementos de negociación y un diálogo franco, se pueden llevar adelante procesos muy interesantes y beneficiosos.
El problema es cuando uno está vaciado de poder y no cumple con los compromisos. Ahí la cosa se pone mucho más difícil.
–¿Cómo sería el vínculo de Trump con un Gobierno de Alberto Fernández?
–Hasta ahora Alberto Fernández ha dado pocas concepciones globales de qué se va a hacer en cada área. Sobre todo en las dos áreas que para mí son centrales: la política exterior y la economía.
Se dan pastillas. Algunas son atractivas y otras quizás deberían ser un poquito más analizadas, con más cuidado. Pero estamos en una campaña electoral donde lo que digan los candidatos no es tomado demasiado en cuenta.
–En España Alberto Fernández se declaró más proclive a recostarse en el apoyo europeo, particularmente de los gobiernos socialdemócratas, antes que en el norteamericano. Ahora bien, el principal accionista del FMI sigue siendo Estados Unidos¿Teniendo en cuenta que la renegociación de la deuda será el primer tema de la agenda, cómo puede impactar esta definición política del candidato?
–Yo creo que más que señales económicas, con ese viaje Alberto ha dado señales políticas.
–A eso me refiero, porque va a necesitar el apoyo político de Estados Unidos en la negociación.
–En los primeros meses del nuevo Gobierno la política exterior va a estar dominada por una diplomacia de la deuda. Este es el problema central que va a tener que enfrentar la Argentina, en el primer tiempo por lo menos.
No sé cuánto tiempo llevará. Esta negociación puede ser corta o larga. Pensemos en la negociación de la salida del default del 2001-2002.
Entonces, la relación con el gobierno de Estados Unidos no debería tener demasiadas modificaciones. Sí, en el estilo, en algunas medidas que se han tomado. Pero la concepción global de tener una relación armoniosa y amistosa con Estados Unidos tiene que ser central.
–El punto es cuál será la posición de Estados Unidos si reelige Trump, como indican las encuestas, considerando por ejemplo lo que Fernández ha dicho sobre el conflicto de Venezuela, que ha sido un ordenador de la política exterior de Estados Unidos respecto de América latina. Que coincide con Uruguay y México y que podría dejar el Grupo de Lima ¿Cómo puede incidir esta posición?
–Yo no creo que se llegue a ese extremo.
–Es lo que ha dicho el candidato.
–Sí, pero, insisto, no tomemos demasiado al pie de la letra las cosas que se dicen en la campaña. Aparte, hay matices.
Yo le digo lo que me parecería que se debería hacer. Venezuela es un problema básicamente generado por los venezolanos y que tiene que ser resuelto por los venezolanos.
Estamos ante dos no gobiernos. Los dos son ilegítimos.
Maduro fue elegido en comicios amañados. Los dirigentes de la oposición estaban o detenidos o imposibilitados de participar, etc. Y a esa falta de legitimidad de origen le ha agregado una ilegitimidad de ejercicio.
En este sentido, el informe de Michelle Bachelet es terminante. Es un informe de Naciones Unidas, de un organismo internacional de alto prestigio. Y los valores morales y políticos de Bachelet no pueden ser puestos en tela de juicio bajo ningún punto de vista. No se trata de un “esbirro del imperio” ni nada por el estilo. Es una ex presidenta socialdemócrata, de centroizquierda, de un país ejemplarmente democrático.
El informe Bachelet habla de siete mil ejecuciones ilegales.A partir de ese dato podemos agregar mucho más.
–Bueno, pero Alberto Fernández ha dicho que el régimen de Maduro no es una dictadura.
–Alberto es un jurista. Puede hacerse un abordaje jurídico en la interpretación de los fenómenos o un abordaje social, político, económico.
Desde el punto de vista social y político yo coincidiría totalmente con lo que ha dicho José Mujica hace poco cuando señaló: che, dejémonos de embromar, esto es una dictadura, dejémonos de dar vueltas. Y creo que con eso está todo dicho.
Ahora si desde el punto de vista jurídico usted puede alegar acerca del origen, es una discusión distinta, es de un plano distinto. Y Alberto fundamentalmente es un abogado y un jurista. No es un politólogo.
Pero volvamos. Así como está Maduro, por otro lado está Guaidó. Es un hombre que tiene ilegitimidad de origen y empiezan a aparecer algunos datos que parecerían darle también ilegitimidad de ejercicio.
Estamos ante dos poderes ilegítimos. Y Argentina tiene dos posibilidades. O es parte del problema o es parte de la solución.
Ser parte del problema es embanderarse con las posiciones de un sector. Si Argentina bajase un poco su activismo en el Grupo de Lima quizás pueda ayudar a auxiliar a los venezolanos que han generado este problema, a una transición más o menos pacífica. Transición que no va a tardar demasiado en darse.
Creo que Maduro, como dice la expresión popular argentina, tiene el boleto picado. Lo cual no implica que el régimen chavista lo tenga. Son dos cosas totalmente distintas.
–El gran interrogante sobre la política exterior de un posible Gobierno de Alberto es qué márgenes tendría,considerando el peso específico Cristina, de La Cámpora, de sectores que sostuvieron una posición claramente “beligerante” con Estados Unidos y de apoyo a Venezuela.
–Eso será o no motivo de una discusión y un análisis interno de ellos. Yo creo que el curso de colisión en la relación con Estados Unidos no es lo más recomendable.
Pero le tocará a las nuevas autoridades que surgirán de un proceso democrático ejemplar decidir qué creen ellos que será lo mejor para el país.
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