Decir "amigo" y decir "Serrat" es casi lo mismo.
Decir "amigo" y decir "Serrat" es casi lo mismo.

Adiós a los escenarios

Decir "amigo" y decir "Serrat" es casi lo mismo

03/11/2022 | 19:11 |  

Redacción Cadena 3

Víctor Rapetti

Decir "amigo" y decir "Serrat" es casi lo mismo.

Porque:

Decir "amigo"

Es decir juegos

Escuela, calle y niñez

Gorriones presos

De un mismo viento

Tras un olor de mujer

Decir "amigo"

Es decir vino

Guitarra, trago y canción

Furcias y broncas

Y en los tres pinos

Una novia pa' los dos

Decir "amigo"

Me trae del barrio

Luz de domingo

Y deja en los labios

Gusto a mistela

Y a natillas con canela

Decir "amigo"

Es decir aula

Laboratorio y bedel

Billar y cine

Siesta en las ramblas

Y alemanas al clavel

Decir "amigo"

Es decir tienda

Botas, charnaque y fusil

Y los domingos

A pelear hembras

Entre Salou y Cambrils

Decir "amigo"

No se hace extraño

Cuando se tiene

Sed de veinte años

Y pocas penas

Y el alma sin media suelas

Decir "amigo"

Es decir lejos

Y antes fue decir adiós

Y ayer y siempre

Lo tuyo nuestro

Y lo mío de los dos

Decir "amigo"

Se me figura que

Decir "amigo"

Es decir ternura

Dios y mi canto

Saben a quien nombro tanto.

Nombro a Serrat, al Nano, a Joan o Juan y decir "Serrat" equivale a sentirme parte de una historia, personal y colectiva. Sentir que está presente entre las circunstancias, personas o momentos a donde llevan sus canciones.

¿Cómo escapar de la autorreferencia, aunque sepa que -cómo me lo recordaban estos días- somos de más de una generación los que integramos la legión de "serratianos"?

Instantáneas fugaces, imágenes en mi mente me llevan hasta aquellos años setenta. Tiempos intensos, que traían consigo el envión revolucionario del mayo francés del 68 y del mayo cordobés del 69. Por esos años su voz nos trajo versos de Antonio Machado y Miguel Hernández en canciones que luego fueron himnos necesarios, entre los vaivenes de consignas políticas, del regreso de Perón, el drama de Ezeiza, la muerte del caudillo, el golpe del 76. Todo lo que sucedía justo a la salida del franquismo en España y a la entrada de la última dictadura en Argentina. Cuando se venía el destape allá y crecía la censura por acá, fue nuestro ese estribillo:

"Para la libertad, sangro, lucho, pervivo

Para la libertad, mis ojos y mis manos

Como un árbol carnal, generoso y cautivo

Doy a los cirujanos"

Alguna mañana del '78, el tal Juan Manuel sonaba desde un vinilo que giraba en mi casa. Recién traían un envío con varios LP para difusión en la radio. Entre ellos su álbum El Ciudadano, donde también estaba "Que bonito es Badalona". La Maga, mi madre, que esa mañana de sol eligió abrir las ventanas y ventilar la casa, se prendía con ese tema del Nano y pasaba cantando de una habitación a la otra:

"Qué bonito es Badalona

en invierno y en verano,

con mantilla y barretina,

a la sombra y al solano.

Qué bonito es Badalona

con sus viejos y sus niños,

con sus hembras y sus hombres,

sus apellidos, sus nombres,

su sexo y su domicilio.

Y su carné de identidad."

Un deleite, mi vieja y Serrat, cantado juntos para mi.

"Casi ná".

No pasó mucho tiempo y el catalán regresó al país, en el invierno del 83, para una decena de conciertos en Buenos Aires, después de 8 años de ausencia. En octubre del 84, el hombre del barrio de Poble Sec, volvió pero esta vez para girar también por Rosario, Mendoza, Tucuman, Bahía Blanca, La Plata, Córdoba y por única vez en Río Cuarto.

Fue en la cancha de Estudiantes, mirando a la tribuna grande, dónde Serrat y los 4 músicos catalanes que lo acompañaban entregaron un magnífico concierto.

Ricard Miralles al piano, Albert Cubero en guitarra, Jordi Clua en bajo y Francesc Rabassa en batería. Pude sentarme en primera fila para disfrutarlos.

Unas horas antes me recibió en el lobby del Opera hotel para una entrevista mano a mano a la que llegué junto a dos compañeros de trabajo, Ana Solá y Osvaldo Wehbe. Ella y El Turco eran admiradores confesos del Nano y esa vez Osvaldo ofició de fotógrafo y guardo estas imágenes que me entrego muchos años más tarde.

Esa noche, ni bien terminó el show, con otro gran fana de Serrat (con el tiempo se hizo muy amigo de él), decidimos seguirlos a Córdoba, donde tocarían al día siguiente. Con Alfredo (Ossana) viajamos por más, para verlo sobre el escenario de Atenas, en una sala colmada de la efervescencia universitaria de la democracia recuperada, donde le dieron una bienvenida irrepetible. La manera en que el público coreaba "Pueblo Blanco" , por ejemplo, daba la señal de que se trataba del inicio de un romance que fue siempre en crecimiento.

"Córdoba ama a Serrat"

Recuerdo ese título de un colega en un diario, aunque no podría asegurar para cuál de los tantos conciertos que siguieron fue que lo dijo. Tal vez aquel en el Chateau cuándo aún no era el Kempes, el 24 de enero del 2003. Con la luna sobre el escenario, el azar fue caprichoso otra vez y el Nano cantó sus "Versos en la boca". Noche mágica.

Después el Serrat Sinfónico, al año siguiente. Y volvió al estadio con Joaquin Sabina primero a presentar "Dos Pájaros de un tiro" (2007) y "Dos pájaros contraatacan" en el Orfeo Superdomo (2012), donde presentaron su disco La Orquesta del Titanic. Antes, y en el mismo escenario, el barcelonés trajo un homenaje a Miguel Hernández (2010) y otra vez ahí, estuvo celebrando sus 50 años en los escenarios en 2015, con un concierto memorable donde los invitados fueron Raly Barrionuevo y Silvia Lallana.

Después, llegó "No hay dos sin tres", para estar cerca de Juan y Joaquín en agosto de 2019.

Aunque suene a lugar común, la banda sonora de nuestras vidas esta hecha con la voz de este hombre, con alma de marinero que nació en el Mediterráneo.

Y en primera persona, otra vez, diré que mi vida como pretendido artista se ha llenado de sus versos, que elegí hace tiempo y sigo aspirando a interpretar con toda la dignidad que pueda, salvando todas las distancias que supone el reto.

Ahí se me aparecen los rostros de Miguel o Ricardo con sus teclados, acompañándome a decir "De vez en cuando la vida" en un pub de madrugada o "A usted", en un hotel de San Luis. O con Jesús Amaya, guitarras mediante, versionando "Utopía", una de las más grandes del Nano, ayer nomás. O mañana mismo.

Por eso, que Serrat esté pasando a despedirse desde el escenario, nos invita a entregarle todos los aplausos que sirvan de abrigo en el camino de regreso, de recuerdo noble, de admiración genuina y testimonio generoso de un público que sabe que este señor y sus canciones son y serán indispensables.

Gracias, Maestro!

Te puede Interesar

La casa de los artistas

El español siempre ha estado en la vereda del frente del poder abusivo, y lo ha hecho cantando desde dentro de la boca del lobo.

El adiós a un grande

El artista dio una conferencia de prensa antes de comenzar sus shows en Argentina, en el marco de su gira de despedida. Íntimo, el músico dijo: "El corazón me dice que esté tranquilo".