El misterio de los 80 millones de Gene Hackman y un testamento lleno de polémica

La muerte de Gene Hackman, ícono de Hollywood y doble ganador del Oscar, no solo dejó un vacío en la industria del cine, sino también un enigma millonario que hoy sacude a su familia y mantiene en vilo a sus seguidores. 

En las últimas horas se hizo público su testamento, revelando que el actor, fallecido a los 95 años en febrero pasado, dejó su fortuna de 80 millones de dólares exclusivamente a su esposa, Betsy Arakawa. 

Sin embargo, la trama se complica: Arakawa murió siete días antes que él, y los tres hijos de Hackman, excluidos del documento, podrían estar a punto de librar una batalla legal para reclamar lo que consideran suyo por derecho.

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Hackman, conocido por clásicos como The French Connection y Unforgiven, nombró a Arakawa, de 65 años, como su única beneficiaria en un testamento redactado en 1995 y actualizado por última vez en 2005. 

La pareja, que compartió más de tres décadas de matrimonio, fue hallada sin vida en su casa de Santa Fe, Nuevo México, tras un control de bienestar realizado por la seguridad del barrio. Las imágenes son desgarradoras: Arakawa yacía en el baño rodeada de pastillas, mientras Hackman estaba en otro sector de la vivienda, con su bastón y gafas al lado, vistiendo ropa cómoda que delataba su frágil estado. 

Las autoridades determinaron que ella falleció el 11 de febrero por un raro virus, el hantavirus, y él, días después, por una enfermedad cardíaca agravada por un Alzheimer avanzado.

Qué pasa con la herencia

El giro inesperado llega con el destino de la fortuna. Al no incluir a sus hijos —Christopher (65), Elizabeth (62) y Leslie (58), fruto de su matrimonio con Faye Maltese— el testamento deja un vacío legal que podría cambiarlo todo. 

Según el abogado de los herederos, "la herencia será tramitada de acuerdo con las leyes de sucesión intestada, y los hijos serían los siguientes en la línea de sucesión". Esto implica que, dado que Arakawa predeció a Hackman, el documento podría no tener validez, abriendo la puerta a una impugnación. Los hijos tendrían que demostrar ante la justicia que el testamento no se aplica, un proceso que promete ser tan intenso como las películas que consagraron al actor.

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Pero hay más: Hackman y Arakawa establecieron una cláusula peculiar. Si morían con menos de 90 días de diferencia —como ocurrió—, su patrimonio pasaría a un fideicomiso y, tras cubrir gastos médicos, sería donado a organizaciones benéficas. Este detalle añade una capa de intriga: ¿se impondrá la voluntad de la pareja de destinar su riqueza a la caridad, o prevalecerá el reclamo de sangre de los hijos?