"Garrafa" Sánchez, ídolo de Banfield (Foto: @CAB_oficial)

Crack del fútbol argentino

Potrero, barro y gambeta: quién fue "Garrafa" Sánchez, el "Maradona del ascenso"

08/01/2025 | 20:26

Este miércoles se cumplen 19 años del trágico fallecimiento del exfutbolista, que dejó un legado imborrable en Banfield, El Porvenir y Laferrere, el club de sus amores. Su historia se convirtió en leyenda.

Redacción Cadena 3

Juan Schulthess

Todos jugaban al fútbol. Él, jugaba a la pelota. Si se piensa en el prototipo de crack, sale su nombre. Y si se piensa en el ascenso argentino, el veredicto es homogéneo. Y coinciden tanto aquellos que lo vieron pisar la pelotita bajo su endiablada suela izquierda como los que vivieron, después, bajo el ala del mito del inconsciente colectivo popular. 

Para todos, la imagen del que algunos llamaban “el Maradona del ascenso” es la misma. La del crack que eligió el barro antes que las luces del onírico mundo del deporte profesional. La del tipo que tuvo uno de los más originales apodos de nuestro fútbol. La del auténtico potrero, barrio y gambeta. La imagen de José Luis “Garrafa” Sánchez.

/Inicio Código Embebido//Fin Código Embebido/

José Luis Sánchez nació el 26 de mayo de 1974 en Buenos Aires. Desde pequeño, comenzó a sorprender a propios y extraños por su increíble habilidad con la pelota. Creció en el populoso conglomerado del partido de La Matanza, en la humilde Villa La Jabonera, y se hizo hincha fanático de Laferrere, club de la localidad homónima que terminó surcando su carrera y su vida.

Delgado, guapo y de brazos fornidos, cuentan que de chiquito dominaba como nadie la “Pulpo”, esa icónica pelota de goma que supo jactarse de ser de las más populares del país. Pantalón cortito, a veces descalzo y en cuero, sembraba magia en las canchitas del barrio con sus indescifrables gambetas, a veces exageradas, siempre vistosas, que despertaban la bronca de rivales mucho más grandes que él en terrenos tan ásperos que acariciaban el límite de lo peligroso.

Cuando no estaba divirtiéndose con la pelotita, José Luis acompañaba a su papá en un camión con un número telefónico escrito en blanco en su parte posterior a repartir garrafas en esas calles de tierra de La Jabonera con paisajes de grafitis en los ladrillos vistos de las paredes de los vecinos. De ahí nació su apodo. Y también la leyenda.

Villa La Jabonera, el barrio de "Garrafa" (Foto: captura de video del documental "El Garrafa, una película de fúlbo".

"Garrafa" Sánchez llegó a Laferrere a los 15 años. Era rápido, ágil, de crípticos movimientos y una pegada formidable. Sin embargo, una dura lesión en la rodilla, estando en juveniles, amenazó con truncarle el camino. Estuvo casi un año parado. Pero él sabía de luchar. Se operó y volvió. Quizás algo más lento, sí, pero con la magia intacta.

Debutó en “Lafe” en 1993. Tenía 19 años y, curiosamente, empezó jugando en primera de lateral izquierdo. Luego, su talento se impuso y pasó a moverse más arriba. Un puñado de partidos le bastó para generar un idílico romance con la hinchada de su equipo, la misma en la que él mismo sabía aguantar los trapos en el tablón antes de que le tocara meterse en la cancha.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Tras cuatro temporadas en su casa, pasó a El Porvenir. Allí lo mimaron con la “10” y él devolvió la confianza con creces guiando a su equipo al ascenso al Nacional B y siendo la revelación del certamen. El propio jugador supo decir que ahí tuvo sus mejores partidos, aunque “nadie lo registró”.

En febrero de 1998, mientras estaba en el club de Gerli, circuló otra historia, que pinta de cuerpo entero lo que fue. El relato cuenta que la selección argentina, dirigida por Daniel Passarella, se preparaba para el Mundial de Francia y que se organizó un partido amistoso contra El Porvenir. Dicen que “Garrafa”, entonces de 23 años, hizo un desastre, con un gol y dos asistencias, para que “El Porve” le gane 3-1 al representativo nacional, dejando a todos perplejos. ¿“Quién carajo es este pelado”?, se comenta que exclamó, desconcertado, “El Cholo” Simeone. Ante la evidencia del papelón, se filtró otro resultado a la prensa, y los medios titularon al otro día que Argentina se impuso 4-2.

José Luis Sánchez, en El Porvenir (Foto: captura de video)

“Mientras José tuvo aire, le pegó un baile a los jugadores de la selección argentina. Era increíble ver con la facilidad que gambeteaba al ‘Cholo’ Simeone, o al que se pusiera adelante; era realmente una cosa fuera de lo común”, supo decir Ricardo Calabria, entonces entrenador del Porve, en “El Garrafa, Una Película de Fúlbo” (2012).

Y otras voces, replicadas en el mismo documental dirigido por Sergio Mercurio que retrata su vida, se multiplicaron en sintonía. “Era lógico que nos subestimaran porque éramos un equipo de la B Metropolitana. Hizo desastres”, contó Rubén Forestello, su excompañero y actual entrenador.

En una entrevista con Cadena 3, "El Yagui" lo evocó como "un tipo noble, sincero, de pocas palabras pero que decía todo lo que tenía que decir en el campo de juego".

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Luego, Sánchez tuvo un efímero y adverso paso por Bella Vista de Uruguay. Estuvo cinco meses, no rindió como se esperaba y se fue. Tras siete meses de inactividad y coquetear con el ostracismo, le llegó un llamado que iba a cambiar su carrera y llevarla a donde la mayoría lo recuerda más: Banfield.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

En “El Taladro”, Sánchez la rompió y se convirtió, con el tiempo, en ídolo del club. Desfachatado y lleno de fútbol, fue la gran figura de un equipo que, apenas un año después, en 2001, iba a lograr un recordado ascenso a Primera División en la final ante Quilmes con un “Garrafa” en un nivel superlativo.

/Inicio Código Embebido//Fin Código Embebido/

En 2005, José Luis Sánchez seguiría escribiendo historia y guió a Banfield a llegar a un histórico cuartos de final en la Copa Libertadores. Tras cinco temporadas en donde se ganó el amor eterno del elenco verde y blanco, regresó a su casa, Laferrere, donde iba a jugar hasta el momento de la tragedia.

A “Garrafa” le gustaban otras cosas por fuera del fútbol, como jugar a las bochas con los jubilados en sus tiempos libres. Y, también, las motos y la velocidad. Su otra pasión. Una que, alguna vez, lo alejó de un interés de Boca.

/Inicio Código Embebido//Fin Código Embebido/

El 6 de enero de 2006, en pleno verano y mientras realizaba la pretemporada con “Lafe”, decidió sortear el descanso vespertino y salir a dar vueltas con su moto. Mientras conducía, intentó hacer un “wheelie” (maniobra que consiste en levantar la rueda delantera y hacer equilibrio con la trasera), y sufrió un terrible accidente, que dos días más tarde terminaría con su vida. Tenía 31 años.

El dolor fue inmenso. Su último adiós fue en el estadio de Laferrere, donde lo despidió una multitud. Allí nació el recuerdo y el legado de un jugador exquisito. Un “loco lindo” que hizo oda del potrero, el barrio y la gambeta y que se ganó el cariño de todos, más allá de los colores de la camiseta de cada uno. La historia de José Luis “Garrafa” Sánchez, el chico que siguió jugando al “fúlbo” mientras todos jugaban al fútbol.

Te puede Interesar

Luto en el fútbol

Se trata de Mathías Acuña, futbolista del Mushuc Runa que había sido denunciado por su ex pareja por violencia de género. Su representante informó que se suicidó. 

Luto en el fútbol

El exladero del expresidente del "Pirata", que falleció este martes, lo evocó en diálogo con Cadena 3. "Si supieran la plata que puso en el club, nadie lo creería. Era un líder con capacidad", destacó.