Segundas partes, ¿nunca fueron buenas?

El mundo del fútbol hace carne muchas frases y después las repite sin pensarlas hasta el infinito. Una de las más conocidas dice: segundas partes nunca fueron buenas. Tomada del cine, busca advertir la inminencia del fracaso cuando un entrenador asume su segundo ciclo en un club. Y a decir verdad, en la realidad hay ejemplos para todos los gustos.

Alexander Medina empezó su segunda parte como técnico de Talleres y lo primero que generó en los hinchas fue ilusión. Nadie pensó en la famosa frase. Al contrario, el primer ciclo del Cacique se usa como argumento de la expectativa. El propio entrenador dijo que quería volver, entre otras cosas, para sacarse la espina de la final contra Boca.

Como cada refrán tiene su contra refrán, en este caso podríamos decir que mejor malo conocido que bueno por conocer. Aunque la descripción no se ajusta a lo que pasó con Medina entre 2019 y 2021, cuando armó equipos protagonistas y llegó al pico de rendimiento en el último año peleando el campeonato con River y la Copa Argentina con Boca.

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La vuelta del Cacique lo encuentra en un momento profesional muy diferente de cuando llegó por primera vez. En aquel entonces era casi un desconocido para el fútbol argentino y solo tenía una temporada de experiencia en Nacional. Ahora el recorrido fue diferente: luego de la T, el uruguayo dirigió a Inter en Brasil, Vélez en nuestro país y Granada en España.

Un detalle poco recordado por muchos es que un gran momento de Talleres en AFA se dio con un técnico de segunda parte: Ricardo Gareca. El Tigre había dirigido en la temporada 96/97, se fue antes de la revancha de cuartos con Cipolletti y volvió ocho meses después para salir campeón de la B Nacional contra Belgrano y ganar la Conmebol.

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El segundo ciclo del Tigre Gareca fue el de mayor cantidad de partidos consecutivos (104) hasta que lo superó Kudelka en 2018. Además, en el primer campeonato después del ascenso el equipo terminó entre los cinco mejores del Apertura 99, un protagonismo que Talleres no tenía desde mediados de la década del 80.

Alexander Medina será el 12° técnico en toda la historia de Talleres por torneos de AFA que tendrá un segundo ciclo. El primero fue Ángel Labruna, que volvió en el 81 luego de su paso en los 70, y el último Ángel Guillermo Hoyos, que tuvo un breve retorno en 2022 reemplazando justamente al Cacique.

Un argumento que suele usarse mucho para fundamentar que las segundas partes nunca son buenas es el de Carlos Bianchi en Boca, pero confundiendo la segunda vuelta del Virrey con la tercera. Ocurre que el segundo ciclo de Bianchi fue muy pegado al primero, volvió antes del año, y ganó de nuevo la Libertadores y la Intercontinental en 2003.

El ciclo malo de Bianchi en Boca fue el tercero, cuando retornó en 2013 asumiendo después de Julio Falcioni, que había llegado a la final de la Copa. Curiosamente, en Talleres los pasos malos de Gareca fueron el tercero y el cuarto. Entonces, ¿hay que cambiar la frase? ¿Son las terceras partes las malas?

Cuidado porque uno de los protagonistas del campeonato es el Huracán de Frank Darío Kudelka, que precisamente transita su tercera etapa en el Globito y por ahora los resultados lo acompañan.

La histórica frase de las segundas partes había vuelto al tapete hace un mes cuando se confirmó que Marcelo Gallardo tendría su impensado regreso a River. Hasta el momento, en medio de muchos empates por el torneo local, el segundo ciclo del Muñeco apunta todos los cañones a la Libertadores.

Al margen de los lugares comunes, que son lo más común en el fútbol, la gran pregunta es cuánto de lo hecho por los entrenadores que vuelven les sirve para superarse o los termina condenando a vivir de recuerdos.