Una leyenda de River
20/03/2020 | 11:38 | Jugó durante 24 temporadas en el Millonario. También vistió la camiseta de la Selección, con la que disputó el Mundial de Suecia 1958. Mirá las imágenes.
Amadeo Carrizo tenía 16 años cuando llegó a probarse a River con una carta de recomendación en su bolso y el cansancio de más de 15 horas de viaje en el tren nocturno, desde Rufino hasta Buenos Aires.
La misiva estaba dirigida a Carlos Peucelle, ex wing riverplatense de los años ’30, a cargo de las divisiones inferiores, y firmada por Héctor Berra, atleta que había logrado el séptimo puesto en salto en largo en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932.
Berra vivía en Rufino y trabajaba en el ferrocarril Pacífico (actualmente, San Martín) con el padre de Amadeo, don Manuel Carrizo. Primero fue a verlo atajar en el pueblo y luego decidió recomendarlo para una prueba entre cientos de chicos en River Plate. “Bueno, pibe, mándele a decir a su papá que se queda acá”, le confirmaron. Con 513 partidos en Primera división, se convirtió en el jugador con más presencias en la historia de River.
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Pionero del Arco
Con su estilo de anticipación, fue el primero en iniciar los contragolpes desde el arco, en salir a cortar jugadas con los pies y en amortiguar algunos remates con el pecho.
Descolgaba los centros con una sola mano y también fue el primero en pararse delante de su barrera antes de un tiro libre. Sin dudas, fue un “adelantado” en su puesto.
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De hecho, Amadeo Carrizo fue quien introdujo la utilización de los guantes de arquero en el fútbol argentino. Si bien algunos aseguran que comenzó a utilizarlos por consejo del ruso Lev Yasin, en realidad su primera experiencia fue en 1957, durante un amistoso contra el seleccionado italiano. Allí, vio que el arquero ‘azurro’ Giovanni Viola utilizaba guantes.
El Estigma de Suecia
Dos grandes frustraciones sufrió Amadeo Carrizo en su carrera deportiva: la derrota por 4-2 en la final de la Copa Libertadores ante Peñarol, luego de ir ganando 2-0, y la eliminación en primera ronda del Mundial de Suecia de 1958, que no sólo provocó un sismo en el fútbol argentino, sino que marcó especialmente al arquero ‘millonario’.
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Víctima del 1-6 ante Checoslovaquia, los jugadores fueron recibidos con hostilidad en el aeropuerto de Ezeiza, les arrojaron monedas y a Carrizo le rompieron el auto y le pintaron la casa. Amadeo decidió entonces renunciar a la Selección. Pero volvió en 1964 y fue figura en la Copa de las Naciones: contra Brasil, bicampeón mundial, le atajó con mano cambiada un penal a Gerson, Argentina goleó 3-0 y unos días más tarde se quedó con el título.
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