El mundo en Argentina
30/11/2018 | 14:49 |
El encuentro tuvo como anfitriona a Juliana Awada se realizó en una bella casona que perteneció a la escritora Victoria Ocampo.
La primera dama de Argentina, Juliana Awada, almorzó este viernes con las esposas y acompañantes de los líderes que asisten a la cumbre del G20, en Villa Ocampo, la antigua vivienda de la escritora Victoria Ocampo ubicada en la zona norte bonaerense.
Las 12 mujeres conversaron durante el encuentro sobre temas vinculados a la igualdad de género antes de tomarse la foto de familia en la residencia ubicada en la localidad de Beccar, donde funciona el Observatorio de la Unesco.
El cuarteto de cuerdas La rueda de la Luna, integrado por mujeres, sonó de fondo mientras llegaban las acompañantes de los mandatarios y se acomodaban en un living al ingreso de la casona. La última en franquear la puerta fue Melania Trump, la esposa de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.
Awada les dio la bienvenida a las mujeres, algunas junto a sus intérpretes, y destacó las características de Victoria Ocampo como impulsora de la igualdad de género.
Antes de sentarse a la mesa, el reconocido chef Francis Mallmann explicó qué había preparado para el almuerzo: humita del norte, ensalada de centollas fueguinas, merluza, y de postre flan y panqueques con dulce de leche, todo regado con vino.
La primera dama de Estados Unidos, Melania Trump.
El grupo de mujeres lo integraron Brigitte Macron, la esposa del mandatario francés, Emmanuel Macron; la primera dama china Peng Liyuan; la de Canadá, Sophie Grégoire Trudeau; la de Japón, Akie Abe; Mufidah Jusuf Kalla (Indonesia); Kim Jung-sook (Corea del Sur); Emine Erdogan (Turquía) y Ho Ching (Singapur), además de Melania.
Estuvieron presentes también Malgorzata Tusk (Consejo Europeo); María Gabriela Sigala (Banco Interamericano de Desarrollo) y Diana Carney (Consejo de Estabilidad Financiera).
La imponente mansión en Beccar supo ser refugio de la intelectualidad y las vanguardias literarias durante el siglo XX de la mano de Victoria Ocampo, quien antes de morir la donó a la Unesco.