Grandes del Deporte
16/04/2022 | 15:11 | "El Sapo" siempre fue respetado y respetuoso, de convicciones firmes y bien fundamentadas en el fútbol y en la vida. El cinco veces entrenador de Talleres cumple este sábado 83 años.
Redacción Cadena 3
Jorge Parodi
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Roberto Marcos Saporiti: “Un señor del fútbol”
Respetado y respetuoso, de convicciones firmes y bien fundamentadas en el fútbol y en la vida. Roberto Marcos Saporiti es una voz autorizada, digna de ser escuchada con admiración. “El Sapo” es una de esas personas que respira y pregona el buen fútbol por donde vaya.
Saporiti es, por sobre todas las cosas, un SEÑOR del fútbol. Un trotamundos como futbolista y un entrenador de colección, que dirigió grandes equipos como el Argentinos Juniors de mitad de los 80 y el Talleres finalista del Nacional 77’.
Fue testigo y protagonista del primer mundial que supimos conseguir en 1978, como técnico alterno de César Luis Menotti.
Saporiti fue testigo presencial de la última gran revolución del fútbol mundial. Se sumergió en el conocimiento de las bases del “fútbol total” del Ajax de Holanda, cuando él vivía en Europa, en sus tiempos de formación como DT, presenciando entrenamientos y secretos del equipo, que fue la base de la selección que deslumbró al mundo entero y dejó una huella.
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Internalizó los conceptos que luego intentó desarrollar como entrenador, vio en aquel equipo inolvidable un pressing infernal, unos cambios de frente increíbles y cómo hacían ancho el campo en todo momento.
El fútbol bien jugado es parte de la esencia y de los desvelos de Roberto Marcos Saporiti.
Fue amigo de Carlos Bilardo, a quien conoció de su paso como futbolista por el Deportivo Español, y de César Menotti. Cada uno con sus ideas, como estrategas de los dos grandes logros del fútbol argentino a nivel mundial. Los juntó una cena, en una casa, y hablaron de fútbol hasta las 5 de la mañana. Después la vida, las convicciones, los medios y las mezquindades los separaron.
Roberto Marcos Saporiti nació el 16 de abril de 1939. De chico era hincha de Independiente y Ernesto Grillo fue su ídolo. Era centrodelantero e integró el plantel del Rojo de Avellaneda campeón en 1960.
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En el 62 pasó a Lanús, luego al Deportivo Español, jugó en Uruguay, Chile, Colombia, Brasil, México, Francia y Bélgica, donde se retiró en 1974.
En el año siguiente comenzó su extensa carrera como DT en Estudiantes de Caseros. Con Argentinos Juniors logró la primera consagración del club de su historia en 1984 y, luego, la Copa Interamericana en 1986.
Aquel equipo de la Paternal destilaba buen gusto y técnica exquisita. Los habituales titulares eran: Enrique Vidallé, Carmelo Villalba, José Luis Pavoni, Jorge Olguín, Adrián Domenech; Emilio Commisso, Sergio Batista, Hernán Videla, "Pepe" Castro, Pedro Pasculli y Carlos Ereros.
A Talleres lo entrenó en 5 períodos distintos. La “T” llenaba los ojos y los estadios. La formación base era con: Guibaudo; Astudillo, Galván, Binello y Ocaño; Reinaldi, Ludueña y Valencia. Bocanell, Bravo y Cherini.
Aquella final perdida, frente a independiente con 8 hombres, fue la tristeza más grande que le deparó el fútbol y que nunca pudo cerrar. Eso ocurrió un 25 de enero de 1978. El 25 de junio del mismo año, exactamente 5 meses después, fue el mismo fútbol el que le devolvió la alegría, al formar parte del cuerpo técnico campeón del mundo con la Selección Argentina.
Desde sus convicciones, le expresó a Menotti que Diego Maradona, con 17 años, no debía quedar fuera de la lista de la convocatoria de los 22 mundialistas, pero el Flaco no lo escuchó.
En aquel cuerpo técnico que integró al lado de Cesar Menotti, campeón del 78, Saporiti fue clave por su conocimiento del fútbol europeo.
Luego, dirigió a la aventura de Loma Negra a comienzos de los 80’ y pasó por una infinidad de clubes en la Argentina, entre ellos Boca y San Lorenzo, y dirigió en México.
Su pasión no se extinguió y hasta hace poco tiempo estuvo entrenando a la UAI Urquiza de la B metropolitana.
Saporiti siempre fue un hombre de inquietudes. Nunca dejó de hacer deportes, tampoco dejó de enseñar, de expresar sus ideas, siempre claras, a través de las redes sociales. Nunca renunció al fútbol bien jugado. El Sapo hizo de la honestidad y el respeto su bandera.
Saporiti es un hombre prestigioso y digno de ser escuchado. Respira fútbol y enseña sobre la vida. Es un hombre respetado y respetuoso. Es que, por sobre todas las cosas, Roberto Marcos Saporiti es un SEÑOR DEL FÚTBOL.
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