Hospital Privado
24/03/2022 | 07:53 |
El Virus del Papiloma Humano o HPV, por sus siglas en inglés, es un virus de transmisión sexual que afecta muy frecuentemente tanto a mujeres como a varones. La infección por el HPV es considerada como la Infección de Transmisión Sexual (ITS) más frecuente a nivel mundial y se estima que alrededor del 80% de la población tanto femenina como masculina toma contacto con el virus en algún momento de su historia sexual.
En las últimas décadas, los avances tecnológicos y científicos demostraron la relación causal entre el HPV y el cáncer cervicouterino (CCU), así como también en otros cánceres anogenitales (ano, vulva, vagina, pene) y orofaríngeos. También es el causante de lesiones benignas como las verrugas genitales.
Para conocer más acerca de este virus y el importante problema que representa para la salud de las mujeres, profesionales de Hospital Privado Universitario de Córdoba nos cuentan sobre esta infección, con qué se relaciona, las herramientas con las que contamos para prevenirla y los objetivos a nivel mundial para erradicar las enfermedades que en ocasiones genera.
¿Qué sabemos sobre el HPV?
Aunque muchas mujeres contraen infecciones cervicales por el HPV, la mayoría de ellas no progresan a cáncer. Es por esto que se dice que “este virus es la causa necesaria pero no suficiente del cáncer de cuello uterino”. Por lo tanto, es probable que otros cofactores intervengan en el proceso patológico, considerados los más relevantes el tabaco y la coinfección por otras ITS, entre otros.
Es importante saber que el cáncer de cuello es el cuarto cáncer más común en las mujeres de todo el mundo, con cifras estimadas de alrededor de 570.000 nuevos casos por año y alrededor de 311.000 muertes, según la OMS. Además, se calcula que cada 2 minutos muere una mujer por cáncer de cuello a nivel mundial.
Entre las mujeres en la Argentina este es el segundo tumor más común detectado, siendo la primera causa de muerte por cáncer en mujeres de 15 a 44 años. En nuestro país se diagnostican 4484 casos nuevos por año y 2231 mujeres mueren a causa de esta enfermedad.
Ahora bien, el cáncer cervicouterino es altamente prevenible con un porcentaje de cura de casi el 100% cuando se diagnostica y se trata en una etapa temprana.
El servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Córdoba, desde su Sección de Patología del Tracto Genital Inferior y Colposcopia (PTGI), cuenta con ginecólogos especializados y una amplia experiencia en el manejo actualizado de las distintas patologías del cuello uterino, vagina y vulva, su prevención, diagnóstico precoz y conductas terapéuticas oportunas en la práctica diaria, incluyendo las patologías malignas, especialmente el cáncer cervicouterino, por sus implicaciones, y las patologías benignas e infecciosas, por su frecuencia.
La lucha contra el HPV
“El cáncer cervicouterino representa un grave problema de salud pública en los países en desarrollo como Argentina, en los que tienen lugar el 90% de los casos”, explica la doctora Florencia Arbach, Jefa de la Sección de Patología del Tracto Genital Inferior y Colposcopía del Hospital Privado.
La profesional agrega también que, en relación a este cáncer (considerado como “una de las amenazas más graves para la vida de las mujeres” pese a ser casi totalmente prevenible) el mayor problema que tiene actualmente es la desigualdad que existe para acceder al tamizaje, es decir al método de búsqueda de posibles indicios de la enfermedad.
Sin embargo, el esfuerzo por eliminar el cáncer cervicouterino comienza hace más de 50 años con la introducción de la prueba del Papanicolaou (PAP) como método de tamizaje, cuenta la doctora Romina Miloch, especialista en Tracto Genital Inferior y Colposcopia y miembro de la Sección de Hospital Privado.
“En la institución y nuestra sección contamos además con una herramienta fundamental para el diagnóstico precoz: la videocolposcopia, que nos permite identificar lesiones premalignas o malignas con gran precisión de todo el tracto anogenital inferior, inclusive antes del Papanicolaou. Esto nos ofrece la posibilidad de realizar biopsias dirigidas, para un diagnóstico precoz y tratamiento oportuno de dichas lesiones”, agrega la doctora.
En relación a esto, la doctora Laura Cavalli, médica de la Sección de PTGI de Hospital Privado, nos dice que “la gran importancia de la videocolposcopia para nuestras pacientes radica en que, mediante la reproducción en simultáneo en una pantalla a color, las mujeres obtienen el primer contacto visual con sus genitales”. De esta manera ellas podrán interiorizarse sobre su patología, evacuar dudas y miedos, con un mejor entendimiento del manejo clínico, lo que representa una cuestión no menor.
El PAP y la colposcopia deben realizarlo una vez al año todas las mujeres, comenzando dos o tres años posteriores al inicio de las relaciones sexuales y hasta los 70 años, solo en quienes no tienen antecedentes de patologías relacionadas al HPV, aclara la doctora Paola Ponzi de Hospital Privado. Además, es importante informar a las mujeres embarazadas que ellas también deben realizarse estos exámenes, ya que “no existe ningún riesgo para su embarazo'', concluye la profesional miembro de la sección de PTGI de la institución médica mencionada.
Tratamiento oportuno, ambulatorio y con la mejor tecnología
Una vez que se detectan las lesiones premalignas debe realizarse el tratamiento adecuado, siendo este la biopsia ampliada o conización cervical con asa Diatérmica (LEEP Cervical) en la mayoría de los casos. Este procedimiento consiste en la extracción de una pequeña porción del cuello uterino comprometida por la lesión, explica la doctora
Florencia Arbach. Además, agrega que se realiza en forma ambulatoria y bajo anestesia local, sin necesidad de ingreso a quirófano; es muy bien tolerado por la paciente, y en la mayoría de los casos es el tratamiento definitivo de la lesión precursora del cáncer de cuello, concluye la doctora.
“En el caso que se detecte una lesión cancerosa, mientras más precozmente se haga la detección más conservadores somos con el tratamiento, teniendo en cuenta que la mayoría de las mujeres aún no han tenido hijos o han cumplido con su paridad”, destaca la doctora Arbach. “Es importante recalcar también que el abordaje de esta patología es multidisciplinario y en conjunto con los referentes en cirugía oncológica ginecológica de nuestro servicio”, aclara la profesional.
Por último, la doctora Sofía Torres, perteneciente a la Sección de PTGI de la institución médica, hace hincapié en la importancia de la prevención y señala que “el cáncer del cuello uterino es una enfermedad que se puede prevenir y su prevención se basa en tres pilares fundamentales: la vacunación, la detección precoz y el tratamiento oportuno y adecuado”. En relación a esto, en Argentina y desde el año 2011 contamos con una de las herramientas fundamentales en la prevención de esta patología: la vacuna contra el HPV.
Su colocación es obligatoria de acuerdo al Calendario Nacional de Vacunación para todas las niñas y niños de 11 años de edad. Además, constantemente en instituciones como Hospital Privado se realizan campañas de concientización en el Hospital para los pacientes.
Desde este centro médico remarcan la importancia de continuar realizando los controles periódicos a pesar de estar vacunados, así como también de indicar la vacunación si la persona no la tuviese y cumpliera con las condiciones para recibirla. “Asimismo, creemos que la educación sobre la prevención de todas las enfermedades relacionadas con el HPV y otras enfermedades de transmisión sexual, es fundamental”, concluye la doctora Torres.
Viejos problemas, nuevos desafíos y prometedoras soluciones Citando al Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la doctora Florencia Arbach nos dice que “la eliminación de un cáncer habría parecido un sueño imposible hace un tiempo, pero ahora disponemos de herramientas costo eficaces y basadas en datos científicos que pueden hacer realidad ese sueño”.
En esta línea, el 17 de noviembre del 2020 la Asamblea Mundial de la Salud resolvió la “estrategia mundial de la OMS para acelerar la eliminación del cáncer de cuello uterino”.
La misma se basa en tres pilares fundamentales: la vacunación, la detección y el tratamiento. “Si se lograra la aplicación de los tres con éxito, se podría llegar a reducir más del 40% de los casos nuevos de la enfermedad y evitar 5 millones de muertes relacionadas con la misma para el año 2050, según expone la OMS en su comunicado”, resalta la doctora Arbach.
“Una de esas herramientas es el Test de HPV, una nueva tecnología para la detección del virus que sustituye al tradicional test de Papanicolau”, comenta la doctora Romina Miloch.
Y agrega que “a nivel mundial está demostrado científicamente que es una herramienta mucho más eficiente para detectar esa lesión premaligna, la cual si no se trata a tiempo podría transformarse en un cáncer”.
Respecto a esto último, la doctora Laura Cavalli comenta que el Hospital Privado Universitario de Córdoba cuenta con esta herramienta de laboratorio tan importante, ya que les permite detectar la lesión premaligna en mayor proporción y en forma más precoz que el tradicional test de Papanicolau.
En relación a esto, el doctor Ariel Sánchez, referente del Laboratorio de Biología Molecular en Hospital Privado, explica que la prueba de HPV determina la presencia del virus en el cuello del útero en más del 90% de los casos, cuando está presente. “Esta nueva tecnología nos posibilita la detección de la ‘persistencia del Virus de Papiloma Humano en sus cepas de importancia oncológica en el cuello uterino”, lo cual es uno de los factores más importantes para el desarrollo del cáncer de cuello, agrega la doctora Paola Ponzi.
Por su parte, la doctora Sofía Torres comenta que “desde Hospital Privado y la Sección intentamos que nuestros pacientes comprendan que a pesar de la pandemia de COVID- 19 y los obstáculos que ha generado para la prevención de estas patologías, seguimos trabajando diariamente con mucho esfuerzo para lograr los objetivos propuestos”.
Y, por último, parafraseando a la doctora Simelela, de la OMS, la doctora Florencia Arbach concluye al decir que “la lucha contra el cáncer de cuello es también una lucha por los derechos de la mujer: el sufrimiento innecesario causado por esta enfermedad evitable refleja las injusticias que afectan de manera singular a la salud de la mujer en todo el mundo. Juntos podemos hacer historia al asegurar un futuro sin cáncer de cuello uterino”.
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