Diario de un confinado
24/04/2020 | 10:45 |
Adrián Cragnolini
Ayer cumplimos en España 40 días de confinamiento.
Cuarenta días, se acabó la cuarentenaaaa!!!
No, lo siento. Hemos sido disciplinados y acatamos las recomendaciones de quedarnos en casa. Pero a cuarenta días le seguirán todavía varias noches. Hasta el 9 de mayo por lo menos. Ya nos cuesta explicárselo al veinteañero que tenemos en casa, imaginen si tuviésemos que convencer a los más pequeños y a sus aliados naturales, los abuelos.
Compadezco a los padres que quedan en medio de fuego amigo.
¡Cuánto hicimos los humanos desde que tuvimos que quedarnos en casa!
¡Qué aprendizaje! ¡Por cuántos estados sentimentales hemos pasado!
Quiero contarles mi experiencia, tomen aire que intentaré describirles mi cuarentena en una sola oración:
Primer día de vida en el hogar, ya verás lo pronto que se pasa esto, veo tres series en paralelo, cocino rarezas, acomodo los armarios, llamo a un amigo, devoro frutos secos y noticieros sobre el bicho malo hasta creer que estoy contagiado, uso ropa deportiva o pijama, acabé aquel libro que había empezado hace dos veranos, hice pan con masa madre, duermo a pata tendida y a deshora, hace una semana que empezó esto, ¿cuándo fue sábado?, primeros síntomas de aburrimiento, barro la casa y caigo en la cuenta de que lo hice hace una hora, arranco con ímpetu mis series de flexiones y estiramientos, salgo a la farmacia a comprar pomadas para contracturas, retuiteo mensajes de unión y esperanza, me afeito y calzo una camisa porque tengo una videoconferencia con esa prima chismosa que siempre descubre algo fuera de lugar, pruebo otra vez con el pan de masa madre, tiré a la basura el primero, endurecido, qué importante es la peluquería cuando no se puede ir, abandoné dos series tras el primer capítulo y me dormí a la mitad de esa peli de nuestra adolescencia que ha envejecido más que nosotros, ¿queda la mitad? ¿20 dias es la mitad de 40, 40 es cuarentena? probé andar 1 km por la casa sin dislocarme un tobillo, al pijama le han salido pelotillas entre las piernas, el sol sale pronto y la noche tarda en llegar, de tanto lavar mis manos compiten en tersura con las de la princesa Leonor, segundo libro que dejo en el tercer capítulo, me pregunto sobre el sentido de la vida mientras aligero esa botella de vino regalo de mi cuñado, el papel higiénico se está acabando ¡¡¡Un mes, cumplimos un mes de....sólo un mes?? renuncio a cocinar por segunda vez bacalao al pil pil luego de que mi perro no quiso comerse el primero, el aburrimiento cada vez dura más, cada vez duermo menos, estoy saliendo cinco minutos antes de las 20 a aplaudir a los balcones porque no aguanto la espera, los mechones de pelo van creciendo en dirección a los cuatro puntos cardinales, día 36 de encierro, sueño con serpientes, con serpientes de mar, la playlist de Spotify se me repite como el pepino, extraño ponerme la ropa de calle, admiro a John Lennon por aguantar ¿cuántos días? en la cama con la Yoko, en la cocina se juntan migas fosilizadas, el sofá ya reconoce la horma de mi culo, intento recordar quién fue el amigo cabrón que me sugirió hacer pan con masa madre, no sé por qué aquel armario que ordené hace unas semanas ahora es un quilombo selvático, ¡no me entra ese pantalón que a finales de febrero me calzaba tan bien!
Día 40, dicen en la radio que esto no ha acabado.
Yo sí.
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