El ojo de la pandemia

Florida, estado con 21 millones de habitantes, tierra de huracanes y playas es oficialmente el epicentro de la pandemia de Covid-19 en Estados Unidos y el condado Miami-Dade, desde donde les escribo es el lugar con mayor cantidad de contagios hasta el momento.

Veamos las estadísticas: Florida tiene más cantidad de casos de Covid-19 en un solo día que los contagios en todo Estados Unidos hace dos meses, reporta el número más alto de contagios (15.300) y esto ya marca un récord con respecto al epicentro que vivió Nueva York hace un par de meses, que se consideraban cantidades imposibles de alcanzar y menos superar.

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Por ejemplo Australia tiene una población de 25 millones de habitantes y sólo han tenido 9.980 casos de Covid-19 desde que comenzó la pandemia, mientras que el total de los casos en el estado de Florida es de 282.435 con 4.277 personas que han fallecido hasta el momento.

Una comparación que hacen algunos medios para que los lectores tengan una idea más gráfica de la situación es la siguiente: un avión de pasajeros (Boeing 747) puede llevar hasta 400 personas, lo que significa que la cantidad de muertes por Covid-19 en Florida es igual a que si se hubieran estrellado 10 aviones, muriendo todos a bordo. 

Lo cierto es que Florida ha triplicado los números de casos de Covid-19 de China e Italia y si fuera un país estaría en el cuarto lugar en el mundo de casos de gente contagiada del virus, mientras que el gobernador del estado, Ron de Santis sigue sin exigir el uso de la mascarilla y otras medidas de protección.

¿Hay solución?

Todos los expertos apuntan a que estos números de contagio fuera de control se deben simplemente a una apertura prematura del estado, a que el gobernador urgido por la presión política de Trump no hizo caso a los lineamientos científicos ni a la experiencia que venía de Nueva York.

Se abrió todo demasiado rápido, los jóvenes inundaron las playas y los bares, las fiestas siguen toda la noche y el uso del barbijo nunca fue obligatorio, además con gran polémica los parques de Disney están funcionando en el corazón de Orlando a pesar de la crítica de sus propios empleados y de miles de personas preocupadas por esto. 

Cuando el Centro de Control de Enfermedades (CDC) anunció los lineamientos de reapertura en abril muy pocos estados de la unión americana se adhirieron y obviamente en Florida la orden de quedarse en casa voluntariamente expiró el 4 de mayo y para comienzos de junio el estado tenía abiertos bares, lugares de entretenimiento, playas, etcétera a pesar de los números de contagios en alza.

Hay otros factores importantes de analizar, uno de cada cinco personas que vive en Florida es mayor de 65 años lo que significa que hay un alto porcentaje de la población más vulnerable al Covid-19, al igual que en Nueva York hay gran diversidad de gente: 45 por ciento de los residentes son afro americanos o latinos una demográfica que también ha mostrado ser mucho más propensa a los contagios con Covid-19. 

Estas poblaciones en general tiene muchas más condiciones de salud previas como diabetes, asma y problemas cardíacos que el resto de los habitantes y carecen de seguro de salud para controlar y prevenir, situaciones que combinadas hacen que los números de contagiados salten sin control todos los días.

El estado de California, que también tiene miles de casos de contagios diarios, ha decidido volver atrás y restringir actividades, reuniones, cerrar los bares y obligar a la gente a usar el barbijo en un ejemplo aprendido de otros países que han podido controlar más inteligentemente la disparada del virus.

En La Florida se le pide lo mismo al gobernador De Santis y si él no lo hace algunos condados y ciudades han comenzado a tomar estas decisiones por cuenta propia, toque de queda en Miami Beach (de 22 horas hasta las 5.00 am), uso de barbijo y sino hay que pagar multa en Miami, controles más estrictos de la distancia social entre otras cosas. 

Dar un paso atrás, revaluar la situación, tomar perspectiva y ecuanimidad para balancear esta curva, evitar colapso en los hospitales y en definitiva salvar vidas que de eso se trata.

En plena temporada de huracanes los floridianos sabemos navegar aguas turbulentas y siempre confiar en la calma después de la tormenta.