Cecilia Biagioli, la mamá de los cinco anillos

Cecilia Biagioli jamás renunció a sus sueños.

Sólo su innegociable disciplina, su férrea constancia, su inclaudicable voluntad, su amor incondicional por la natación y una familia que le hace el aguante bajo cualquier circunstancia, hicieron posible concretar ese sueño que no se oxida con el paso del tiempo, 21 años después de la primera vez.

Pudimos acompañarla en Sidney en el año 2000, cuando nacía el siglo XXI.

Ceci sólo tenía 15 años y era la más joven de la delegación argentina en aquellos juegos inolvidables donde nacieron “Las Leonas”.

Sus ojos de asombro sobresalían en la Villa Olímpica, frente a la imponencia del Opera House, donde nació el romance con los 5 anillos olímpicos, que la tendrán como protagonista por quinta vez en Tokio.

Ya no es la adolescente quinceañera con sueños recién inaugurados.

La que cantaba todo el día los temas de un Luis Miguel que comenzaba a conquistar el mundo.

Hoy, con 36 años, Cecilia renovó la visa de su sueño, siendo una mamá dedicada a Joaquín, su hijo nacido en 2013 y la compañera de la vida de Fernando Barboza, su trampolín para llegar a Tokio.

Cecilia Elizabeth Biagioli nació en Córdoba el 3 de enero de 1985.

A los 6 años se inició en la natación en el Taborín.

Sus padres querían que aprendiera a nadar e hiciera algún deporte.

Cecilia le temía al agua y una profesora, escasa de tacto, la empujó y ella se asustó. Volvió a la pileta un año después.

Se amigó con la piscina y empezó a mostrar sus condiciones.

Se destacaba en las distancias largas y por su contracción al trabajo, llamaba la atención porque siempre tenía ganas de entrenar y mejoraba fácilmente sus tiempos.

Llegaron las marcas y los trofeos.

Las exigencias del profesor Daniel Garimaldi para entrenar en tres turnos, mientras iba al colegio.

Siempre acompañada por su papá Enrique y por la familia pudo llegar a Sidney 2000, en tiempos en los que José Meolans y Georgina Bardach marcaban el rumbo de la natación argentina.

Después llegó todo lo demás, “La Negra” dominó los 200, los 400, los 800 y los 1500 mts libres batiendo un récord tras otro.

Participó en Atenas 2004 y Beijing 2008 en pileta. Después de China y con sólo 23 años se sintió vacía, Cecilia quería dejar de nadar.

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Su hermano Claudio la convenció de que en aguas abiertas podía destacarse.

Trabajo y más trabajo fue la fórmula que le propuso Claudio como entrenador.

Debió cambiar su estilo y adecuarse a nadar en ríos y bajo las olas del mar. Aguas cálidas y aguas gélidas. En verano o en invierno. En el Cáribe o en el Támesis.

Así ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos en Guadalajara en 2011, bajo las aguas templadas de Puerto Vallarta y la de plata en Lima 2019.

Así fue la primera mujer en ganar la tradicional Santa Fe Coronda en la clasificación general de hombres y mujeres.

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Biagioli es la nadadora más exitosa a nivel sudamericano con casi 40 medallas, 7 de las cuales son de oro.

Tiene tres doradas en Juegos Odesur, récords argentinos y sudamericanos vigentes en pileta y en aguas abiertas.

En 2013 fue mamá de Joaquín, y esa fue su mayor felicidad.

Allí hizo una pausa en el deporte para dedicarse al rol que la convirtió en una persona más completa, el más hermoso de todos: ser mamá.

Por eso se perdió los Juegos de Río de Janeiro de 2016.

Pero ganó una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de formar una familia.

El regreso no fue fácil. El entrenamiento, las tareas de la casa y de la escuela con Joaquín, con Fernando (su pareja) siempre a la par con el apoyo, con el aliento de su hermano y entrenador Claudio.

Su hermana Romina compartía sus sueños y lo logró también: estará en Tokio en triatlón y compartirán la Villa Olímpica.

El desafío se fue postergando por la pandemia. El sueño se estiraba y el tiempo pasaba, sin poder entrenar.

Las dudas la invadieron, los temores se apropiaron de su ilusión.

Un día pudo volver a entrenar y a pensar en el preolímpico de Setúbal, Portugal, donde todo se decidía.

Se tiró para competir en los 10 mil metros de aguas abiertas con el coraje de las grandes de verdad, con la fuerza mental de una guerrera, con la convicción de las que creen que los sueños pueden alcanzarse a partir del trabajo y el entrenamiento duro.

Con 36 años tenía conciencia de que enfrentaba a rivales veinteañeras.

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Cuando llegó a la meta en el séptimo lugar y la clasificación a Tokio asegurada, la película de todos estos años pasó por su mente y se transformó en sonrisas y lágrimas.

Pasaron 35 días sin ver a su hijo Joaquín, pero tenía la seguridad que el ejemplo estaba dado.

Luchar, luchar y luchar para que la ilusión no sea sólo una quimera.

Trabajar, entrenar, dejar todo, absolutamente todo detrás de una esperanza.

Cecilia Biagioli lo hizo otra vez.

Ya no es la adolescente de 15 años con los ojos llenos de asombro.

Hoy es una mujer digna, madre de familia, constructora de un hermoso hogar, que sólo tiene de aquella jovencita inexperta el mismo corazón de campeona.

Por eso te admiramos, por eso nos rendimos ante tu grandeza, ante tu humildad, ante tu gen de buena persona.

Vos y toda tu familia, pudieron hacerlo.

Cecilia Biagioli, con 36 años, 21 años después de la primera vez será por quinta oportunidad nuestra representante olímpica, logrando lo que ningún deportista argentino pudo hacer.

Cecilia Biagioli será esta vez la mamá de los cinco anillos.