La Mesa de Café
15/11/2019 | 12:39 | El DT de Central Córdoba de Santiago del Estero fue una de las grandes promesas de Talleres pero su problema de crecimiento le impidió triunfar como jugador: "Al que resiste, Dios les toca la puerta".
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Central Córdoba disputará la final con River (Por Miguel Clariá)
En barrio Jardín todo el mundo comentaba lo mismo: "Venite a verlo jugar al Sapo". En ese entonces, Gustavo Coleoni la rompía en las inferiores de Talleres y se rumoreaba que sería el nuevo Maradona.
Sin embargo, tenía un problema: medía 161 centímetros y su naturaleza no le permitía crecer ni un centímetro más. Le hicieron decenas de tratamientos, de los más escabrosos: lo colgaban de unas sogas y le ponían una pesa; lo acostaban en una camilla, le ataban los pies y le tiraban del cuello.
Lo más cerca que estuvo de estirarse unos centímetros fue cuando empezaron a colocarle hormonas de mono "como el tratamiento que le hicieron a Messi".
"El médico no quería poner la dosis porque me podían salir pelos y hasta senos. Parece una comicidad pero es así porque estábamos inyectando al cuerpo hormonas de crecimiento. Muy bien no nos fue con eso", dijo Coleoni a Cadena 3 entre risas.
Finalmente, desistió de los tratamientos no sin antes dirigir a Racing de Córdoba, a Gimnasia de Mendoza, a Juventud Antoniana de Salta, Juventud Unida de San Luis, Central Norte de Salta, Talleres de Córdoba, Guillermo Brown de Puerto Madryn, Sportivo Patria de Formosa, Ramón Santamarina de Tandil, Ferro. Finalmente, encontró una posibilidad en Central Córdona de Santiago del Estero y ahí se quedó.
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Y agregó: "Generalmente los técnicos que han sido figura o que siempre han sido ganadores, no saben qué siente un jugador cuando no lo ponés, cuando queda afuera cuando o cuando se frustra porque no lo vivió".
En Racing le fue bien, jugó una final en contra de San Martín de Tucumán pero la perdió por penales en 2005. Hoy, con Central Córdoba, se prepara para jugar la final de Copa Argentina en contra de River.
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Sin embargo, una materia pendiente es dirigir en el club que lo vio nacer, que apostó por su condición aunque no pudo verlo brillar: el Club Atlético Talleres.
"Tuve la posibilidad de venir pero tenía amigos que me decían que no viniera. Estaba en mi casa y ellos convencieron a mi mamá para que no aceptara y ella me convenció a mí. De ahí vienen las ganas de ahora. Ese no era el momento y se me escapó una posibilidad grande para mí de dirigir el club a donde nací".
Finalmente, al ser consultado sobre cómo se prepara el equipo para uno de los partidos más importantes en la historia reciente del club "El Sapito", dijo: "Mientras uno se crea internamente las cosas que genera por dentro, se van a dar los resultados. Mis declaraciones siempre va a ser que el equipo rival es Barcelona pero sabemos que estamos formando una fortaleza importante dentro del equipo.
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