La Argentina, hoy
11/07/2024 | 19:00
Redacción Cadena 3
Julio Perotti
Invitado en el ciclo "La Argentina, hoy", el arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi, hizo un repaso sobre la realidad del país, puso su mirada sobre las necesidades de la sociedad y alertó sobre las acechanzas que pesan sobre familias y jóvenes.
La siguiente es una síntesis del diálogo que mantuvo con Sergio Suppo ante los micrófonos de Cadena 3.
Este es un tiempo particular. Por un lado, hay en el corazón de la gente una necesidad de esperanza. Después de muchos años, quizás de muchos desencantos, entonces hay una especie de esperanza que nuestro pueblo la tiene.
/Inicio Código Embebido/
Y a la vez también son tiempos difíciles, de desconcierto, una especie de expectativa que no saber bien cómo sigue. Es no sabemos bien por dónde vamos a salir, dicho en criollo.
La realidad, al menos hoy en el momento, es dura. Se está viviendo un tiempo, será necesario no necesario, ciertamente duro. Nuestra gente está apretada.
Hay una necesidad de la gente que se me parece que se ha agudizado. Estábamos en tiempos difíciles, mal, y yo creo que en algunos aspectos estamos peor. La cantidad de gente que pide o que necesita comida, sin techo, ha aumentado de más, se ha agudizado. Del otro lado, de los que podemos ayudar, siempre hay un nivel de solidaridad de parte de la gente, en eso todavía el argentino responde.
A veces uno espera ciertas medidas que sean más… yo siempre digo cuidar y de no generalizar las medidas. Hay casos puntuales donde hay que revisar, donde hay que mejorar, pero cuidar de no meter toda la misma bolsa. Eso puede ser muy injusto y en eso a veces hay situaciones que me parece que son un poquito en ese sentido injustas.
Al haber necesidades de algunos de cuidar la propia quintita, porque también se sienten necesitados (quizá una necesidad que antes no tenían) de autocuidarse a nivel personal o familiar. De todos modos, creo que gracias a Fios en eso se conserva un sentido de la solidaridad, un sentido de cuidar al más frágil, sobre todo en los barrios, en el campo. En fin todavía, hay resto en ese sentido, que en muchos casos es salvador para muchos. Hay que apostar en este sentido.
Ha aumentado la necesidad y por lo tanto el pedir. Como decía uno, antes nos pedían, ahora te lo arrancan. digamos así, dos verbos que pueden estar expresando una especie de necesidad más crucial.
La esperanza no se pierde. Creo que nuestra gente es un modelo de esperar, más que a veces uno mismo que puede ser hasta más escéptico que ellos. En eso el pueblo es muy maestro.
A veces se habla de la macroeconomía, pero para mí la medida tiene que ser el plato comida o el medicamento de los abuelos. Lo que te sirve finalmente de termómetro es la comida del mediodía y de la noche y el medicamento del abuelo. Hoy tenés abuelos que o comen o compran el medicamento, no hay opción, y normalmente comer.
Espero el día que nuestra gente pueda comer tranquila al mediodía y la noche, el día que nuestros abuelos puedan comprar medicamentos y a la vez alimentarse.
Hoy llega menos comida. Hay ámbitos donde llegaba que hoy no está llegando tanto entre la Iglesia o en otros ámbitos. A veces se critica que se usaba para otras cosas, pero hay otros ámbitos en que eran válidos, que eran honestos y que hoy no están recibiendo.
Quizás falta la sensibilidad de la realidad de la gente o quizás por una idea más abstracta, sacrificar la necesidad real por una idea abstracta.
Quizás es válida en sí misma como como idea el querer combatir cosas que estaban enviciadas, pero ese proceso de golpe sacude otras realidades que que no estaban enviciadas.
Acá el desafío es discernir y eso implica todo un trabajo de arriba para abajo, un trabajo personalizado, de ir viendo los ámbitos las instituciones las personas para ver quién es quién y a quién se le puede seguir ayudando y a quién no. Tengo miedo de que metan a todos en la misma bolsa.
Hay necesidades que no admiten un mañana. Al que tiene hambre no se le puede pedir que espere a la semana que viene. O el que está muerto de frío. La frazada tiene que ser hoy.
Esto no sólo a nivel político, no sólo en el gobierno sino en todos los ámbitos sumando también el ámbito de la Iglesia. Esto no es una crítica al gobierno sino un desafío para cada uno.
Allí donde estamos uno puede estar muy cerca la gente o simular estar cerca de la gente y no llegar a pescar lo que realmente la gente está viviendo.
Puede ser a veces una especie de desprecio o de menosprecio de las realidades de la gente.
La Madre Teresa decía: miramos pero no vemos. Entonces de golpe vos constituís al que está tirado al borde del camino como símbolo, como un paquete. Entonces se pasa de largo.
Hay un tiempo de expectativa diría yo. Todos estamos como viendo qué pasos se dan.
Hay empresarios muy buenos, pero creo que falta todavía en algunas cosas un poquito más de generosidad y demás, de correr riesgo generando espacios. A veces preferimos un robot al vecino, el robot no te va a traicionar pero bueno curiosamente es robot, no un ser humano.
Y a nivel Iglesia también se debe trabajar, a veces uno puede distanciarse.
Hay que movilizar el empresariado y el empresario argentino en eso potencialmente tiene mucho para dar. Y puede ser muy injusto prejuzgarlo ya de entrada, como si fuera un todo malo Aprovecharlo en el buen sentido interpelarlo y ayudarlos a que generen riqueza. La riqueza del empresario es buena en la medida de que él sea feliz de poder dar una mano a quien anda más cascoteado en esta vida.
Dicho por los que están en esto, como (el padre) Oberlin, hay una especie de explosión que no es que antes no existía, pero hay una especie de virulencia. Esto indica la necesidad de cuidar en lo diario el menudeo y a la vez también un mundo ya arriba que no se termina de ponderar qué límites tienen y quiénes lo conducen.
Es claro que de abajo para arriba hay o la indiferencia o a complicidad. Si no, no sería posible.
Prima el interés porque ese mundo implica plata y mucha y prima también el miedo, que joroba al modo de buscar la solución. En los hombres de buena voluntad el miedo aborta muchos procesos.
Si me pongo a luchar contra esto pero pongo e riesgo mi familia, entonces llega un punto donde o esto con mi familia o inmoló mi familia.
Después del otro lado hay una indiferencia un cerrar un ojo para que siga estando.
La necesidad te lleva a la desesperación, la desesperación te lleva a buscar un recurso. O a veces no tener laburo, pero el menudeo te implica poder ligar una entrada que no encontrás en el trabajo.
Hay algunos que no lo buscan, otros que lo buscan pero no lo encuentran y de golpe te ofrecen una cosa pasajera de alguna horita de poder vender y te parás y vivís y comés. Entonces es muy difícil vencer esa dicotomía, esa tentación.
Hay luchadores en todos los niveles, incluso arriba se advierten algunos valientes que se la juegan.
Hay figuras muy dignas, gente que tiene mucha mucha dignidad. Nuestras nuestras abuelas, nuestra gente de los barrios. Hay un rescoldo sabio y sano que ojalá no lo no lo desperdiciemos ni lo manoseamos.
Estos tiempos todo lo que es la grieta se metió en todos los ámbitos, a veces en la misma familia. Hay familias que ya no se juntan al asado (bueno ya son difíciles los asados) o digamos los fideos pero son reuniones familiares que terminaron no teniendo que hablar de política o peleándose y teniendo que irse antes de la reunión.
Se ha instalado mucho este tironeo ideológico que ciertamente no ayuda.
Esto es en la familia y en otros ámbitos, ni hablar.
Hace poco tuvimos una reunión de políticos, 80 políticos de acá de Córdoba, fueron de todos los pelajes como decimos en criollo… Era buscar qué es lo que nos une, hace falta grandeza para ver qué es lo que nos distingue o lo que nos diferencia.
Acá hay que tener la grandeza de ver qué nos une. Uno puede buscar muchas cosas, pero lo primero que te une es la persona, el ser humano, el hombre. Parece obvio, pero no es tan obvio.
Fueron a escuchar y a pensar. De hecho no había un debate sino que fueron a escuchar y después plantear la resonancia de lo conversado.
Quiero pensar bien, uno no es ingenuo y sabe que también puede ser un recurso político para ellos. Pero yo pienso bien, es la segunda vez que nos juntamos. Primero fueron los candidatos y esta todos los políticos.
Es buen ámbito, un ámbito de cierta neutralidad política, un ámbito benévolo.
Les planteé que fundamentalmente se debe poner la persona al centro y no las ideas ni los intereses personales.
Parece requeté obvio. pero no lo es, y es lo que nos une es la persona y dentro de la persona, la persona más cascoteada digamos así.
La política es la forma más alta de la caridad, dice el Papa. La política justamente es fecunda porque la buena política trabaja con las personas, la ideología no le importa a las personas sea ideología derecha, izquierda, arriba, abajo. La ideología funciona con las multitudes, no personaliza. La política, cuando funciona bien, personaliza.
Sí escucharon, incluso me atreví a algo que salió bien, acá no necesariamente son religiosos, pero para los que son religiosos rezamos un ratito, para los que no son religiosos, son ateos, vamos a reflexionar. Les propuse hacer una experiencia que normalmente no tienen: hacer silencio. Entonces, les dije, vamos a hacer 10 minutos de silencio, para ver la resonancia de lo que hemos conversado. Les pedí que no salgamos afuera porque afuera nos va a agarrar el periodismo y nos vamos a distraer.
Después vamos a juntar a los periodistas y les vamos a decir lo mismo.
No volaba una mosca. Además, si no hay silencio también político, la palabra se vuelve palabrería. Sólo hay palabras significativas donde hay silencio significativo porque la palabra sale del silencio y vuelve al silencio.
En todos los ámbitos hemos perdido el sentido de la necesidad del silencio y el silencio es esencial porque es la otra forma de la palabra y un político, un papá con su hijo, la palabra es esencial, ni hablar de ustedes, es lo de ustedes.
El juego es gravísimo, clandestino, oficial, se ha multiplicado la fuente, se ha oficializado.
Es gravísimo porque es lucrar con la debilidad de la persona, es cuando a la persona en vez de ayudarla, la usás, porque usás su debilidad.
Esto va generando todo un mundo que ya está instalado, que es adictivo, donde de golpe el chico está en la cancha de fútbol y ni está viendo el partido, con el celular apostando. En eso soy medio duro, eso raya la miserabilidad institucional.
Córdoba es una especie de paradoja, sin meterme en las decisiones, Córdoba no tiene casinos, tiene prohibido los casinos dentro de la ciudad, pero le ha puesto un casino a cada pibe o cada persona en su celular, ¿me explico?
Lo ha personalizado cada uno, le ha regalado un casino. Vos mantenés la ley de que no hay casinos, y yo te regalo un casino,. Así que es muy grave, porque va generando adicciones, es tan grave como la otra (la droga), no perdés la cabeza, o sí, pero perdés la casa, o la embargás, o tu padre se enteró que por la apuesta perdió la casa por el hijo…
A nivel de ley, yo me acuerdo, se valieron para presentarla de un perejil, le darán alguna ayudita, y pone la cara.
No quien posiblemente la pensó, se le pone un personaje, por supuesto no la sacara de arriba, no sé, algo le llegará, pero vuelvo lo mismo, la miserabilidad.
Veo en los partidos de fútbol, la propaganda que hay en el asunto del juego.
Se avanza porque primero se va instalando la idea de lo que es la sinodalidad. En el de octubre pasado no fueron temas, sino qué significa sinodalidad, que en griego significa “caminar juntos”, que de alguna manera marca un estilo de la Iglesia.
Y l deo que tendría que ser el mundo también, en donde no cada uno en su mundo, sino en pro de hacer bien a los demás, en pro de la felicidad de la gente. Es un vamos juntos, cada uno desde su propio carisma, desde su propia función, sabiendo hacia dónde vamos.
Tratar de ser un hombre y una mujer para los demás, vamos juntos, es una especie de actitud del corazón, que puede parecer abstracta, pero que genera un estilo.
En este sentido, el Papa remarca esta necesidad de ir juntos y la necesidad a nivel de Iglesia, del mundo también, de salir. Ahora se lo dice en ese estilo muy de él, salgamos de las sacristías, salgamos de los salones VIP, vamos a la calle, vamos a la plaza, es una especie de una Iglesia en salida, ojalá también un mundo en salida.
El Papa en este tiempo está muy angustiado y muy preocupado por el tema de la guerra.
Cuando a veces en la tele veo bajar los aviones con los armamentos, todo eso es pan robado a los pobres, se dice que con el 10% del gasto, estoy hablando de hace 20 años, ahora va a ser menos, con el 10% del gasto de un armamento, se termina con el hambre en el mundo, con el 10%.
Los pactos dependen de qué cosas los fundan, qué cosas los sostienen, los pactos solo son duraderos si están (puede sonar medio espiritual hoy) gestados por el amor, si están sostenidos por el amor, sobre todo el amor hecho gesto en este caso, gesto político, gesto de servicio.
Entonces, veremos si el tiempo dirá, si el pacto es pacto en ese sentido, qué es lo que sostiene, cuál es lo que fundamenta el pacto.
Te puede Interesar
Vandalismo en la marcha
La vicepresidenta Norma Morandini y el pro-secretario Fernando Ruiz recibieron al director periodístico de Cadena 3, Sergio Suppo, y le expresaron su solidaridad por el hecho de vandalismo que sufrió el móvil de la emisora.