Aires de cambio en Sierra Grande: la oportunidad de prosperar con inversiones

En un día radiante, luego de las nevadas que cubrieron Sierra Grande, me encuentro en un lugar que, tras años de promesas incumplidas, empieza a vislumbrar un futuro esperanzador. La conversación fluye entre amigos y colegas, y el frío polar que se siente no logra opacar la calidez de las expectativas que se han comenzado a gestar en esta parte de la Patagonia Argentina.

La intendenta de la ciudad ha sido clara: hoy no hay trabajo, pero el futuro pinta diferente. La llegada de dos megainversiones, la planta de Gas Natural Licuado (GNL) y el oleoducto, promete un cambio radical en el panorama laboral. Se habla de la necesidad de entre 4.000 y 5.000 trabajadores, lo que podría llevar a un pleno empleo para los habitantes de Sierra Grande. Un cambio que muchos esperaban desde hace tiempo y que, al parecer, está más cerca de hacerse realidad que nunca.

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La gente está comenzando a regresar. Aquellos que se fueron tras el cierre de la mina de hierro en los '90 están volviendo con nuevas esperanzas. Luis, un ferretero de Playas Doradas, lo expresa con claridad: “Hoy ya ha transcurrido el camino de un par de meses de los anuncios y con la confirmación de parte del Ejecutivo Nacional como provincial, con más esperanza y con mucha fe que se logre y que sea una realidad.” Su voz resuena con la de muchos que, tras décadas de desilusiones, ven en estas inversiones una oportunidad de prosperar.

Las consultas por alquileres y terrenos no cesan. La inmobiliaria Viento Sur reporta un aumento en la demanda, algo que no sorprende dado el contexto. Sin embargo, surge la pregunta: ¿hay una planificación adecuada para recibir a todos estos nuevos habitantes? La llegada masiva de personas podría desbordar la infraestructura actual, y es crucial que se tomen medidas en cuanto a lo inmobiliario, lo comercial y lo educativo para asegurar un desarrollo ordenado y sostenible.

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Desde aquí, en la famosa Ruta 3 que atraviesa el sur argentino, me siento optimista. Hay un aire de cambio que se percibe en cada rincón, en cada conversación. Es un momento decisivo para la Patagonia, y como periodista de Cadena 3, estoy aquí para contarles lo que ocurre, para dar voz a quienes han esperado tanto tiempo por este momento. Espero que esta vez las promesas se conviertan en realidades y que la esperanza de Luis y de tantos otros se materialice en un futuro próspero para todos.